sábado, 14 de junio de 2014

Braque, el patrón del arte moderno, atraca en el Guggenheim de Bilbao




Tuvo la mala suerte de rivalizar con Picasso. Y de esa batalla no hay quien salga vivo. Tampoco ayudó mucho que fuera el pintor oficial del régimen de la Francia gaullista, lo que le valió el desprecio y le sumió en un cierto olvido. Pese a ser despedido con honores de Estado a su muerte, no hay un Museo Braque en Francia. Y sí dos de Picasso: en París y en Antibes. Sin embargo, Georges Braque tiene en su currículum más que méritos suficientes para estar entre los grandes artistas del siglo XX.
¿Quién puede presumir de ser uno de los precursores del cubismo,inventar el collage, ser un excelente músico, codearse con lo más granado de la intelectualidad de la época, ilustrar la obra de una treintena de poetas en más de 200 grabados y hacer decorados paralos Ballets Rusos de Diaghilev? Coincidiendo con el 50 aniversario de su muerte, el Grand Palais de París le dedicó el año pasado una gran antológica. El Museo Guggenheim de Bilbao, con el patrocinio de laFundación BBVA, se sumó muy inteligentemente al proyecto y la exposición, con claras diferencias respecto a la que se vio en París, abre sus puertas hasta el 21 de septiembre [Vea aquí las mejores imágenes de la muestra].

Prolífica producción

A través de 250 obrasla mayor retrospectiva del artista en España revisa todas las facetas y etapas de la carrera del artista francés. Desde que le sacaron los colores a su pintura coqueteando con los fauvistas (Matisse, Derain y compañía), hasta ese emocionante cuadro final que cierra la exposición y que aún estaba en el caballete cuando murió en 1963. Muy conocidas son las obras cubistas de Braque -y en esta exposición hay un derroche de ellas, piezas maestras codiciadísimas y cotizadísimas tanto del cubismo analítico, como delsintético-, pero Braque («El patrón», como lo llamaba Jean Paulhan en un libro que aportó una nueva visión de su obra y de su figura) fue mucho más que un pintor cubista que revolucionó los cimientos del arte moderno. Que ya es bastante.
La exposición aborda su intensa y prolífica producción y lo hace conimportantes préstamos. Muchos, cedidos por el Pompidou, que atesora una impresionante colección. Uno de los más llamativos es eldecorado original que hizo para el ballet «Salade». Desde su estreno en 1924 en el teatro de La Cigale de París no había vuelto a verse en público. Sus enormes dimensiones no permitían su exhibición en ningún museo. Las salas de Gehry sí lo admiten y muy holgadamente. Junto a esta espectacular obra, otros proyectos escenográficos para ballets de Diaghilev y Massine: «Les Fâcheux», «Zéphire et Flore»...

Piezas inéditas

Pero hay muchos más sorprendentes Braques en el Guggenheim. Procedente de una colección particular, se muestra una exquisita selección inédita de yesos pintados y grabados. También,bellísimas esculturas y abundante e interesante documentación, que incluye fotografías de Braque boxeando, tocando la flauta y el acordeón... Amigo de Erik Satie, sentía devoción porDebussy. Nunca se autorretrató, aunque la comisaria tiene una interesante teoría: los instrumentos que aparecen en sus cuadros son verdaderos autorretratos. También vemos a Braque en una fotografía con la cabeza vendada en el estudio de Henri Laurens. Fue llamado a filas en la I Guerra Mundial y en 1915 le hirieron de gravedad. Hay retratos del artista firmados por Man RayBrassaïCartier-Bresson... Además de cartas, postales, libros de artista o una película en la que se le ve dibujando.

«Cézanne fue su modelo pictórico y ético», explica Brigitte Leal, directora adjunta del Pompidou y comisaria de la exposición. Pinta, como él, paisajes geometrizados de L’Estaquee impregna de primitivismo sus figuras. Pero fue Picasso una de sus grandes obsesiones. Desde aquel día de 1907 en que Guillaume Apollinaire le llevó al estudio del Bateau-Lavoir en Montmartre para ver unas «Señoritas de Aviñón» muy ligeras de ropa que cambiaron el rumbo de la Historia del Arte. Por sus biografías fueron pasando casi los mismos protagonistas: Vollard, Kahnweiler, Maeght, Paul Rosenberg, Diaghilev..., pero, como advierte la comisaria, fueron muy distintos: «Braque no fue un pintor comprometido como Picasso, no se adhirió a ningún partido político, y fue muy solitario. Picasso no». El español acabó llevándose la chica (todas las chicas)... y la fama, dejando al pobre Braque compuesto y con una sola mujer: Marcelle, su esposa.
La exposición ilustra, con estupendos préstamos, cómo pasó Braque del cubismo al clasicismo. Tras la I Guerra Mundial, y después de tres años de parón artístico debido a sus heridas de guerra, su trabajoretorna al orden del pasado. Braque mira a Corot, a Chardin... y la figuración se cuela en sus lienzos: mujeres en el taller, desnudos, sus célebres Canéforas, naturalezas muertas, talleres, billares... Todo un catálogo de experimentación artística, de idas y vueltas. Pero estalla la II Guerra Mundial Braque huye del París ocupado: se refugia en Varengeville-sur-Mer. Allí pinta Vanitas, crucifijos, peces... Una iconografía religiosa que evoca la guerra, el hambre, la soledad, la melancolía... La exposición se cierra con sus paisajes finales (1955-1963), vistas panorámicas con Van Gogh al fondo.

viernes, 13 de junio de 2014

La revista de los millonarios dedica una guía turística a Bilbao








Forbes es famosa por publicar cada año el ranking de los multimillonarios de todo el mundo. Es también la revista de la buena vida y de las mejores direcciones en moda, gastronomía y decoración de las metrópolis más cosmopolitas. En definitiva, la embajadora de un estilo 'cool' al que aspiran la inmensa mayoría de ciudadanos. Por eso, a casi nadie le ha sorprendido que la empresa periodística norteamericana haya elegido Bilbao como la primera ciudad española para su nueva aventura editorial.
Esta guía turística pretende ayudar a los visitantes a conocer «a fondo el lujo y los secretos» de las calles de la capital vizcaína. Si Forbes España ha decidido editar su propia versión de las populares City Guide y arrancar por Bilbao es porque la considera un emblema «a nivel cultural, arquitectónico, gastronómico y económico».
La modernista portada deja entrever las intenciones de la publicación. Sobre los tejados de unos vanguardistas rascacielos emergen los iconos del Bilbao más 'trendy' -el museo Guggenheim, la araña 'Mamá' de la artista Louise Bourgeois, además de pelotas de golf y veleros- junto a referentes que siempre han estado ligados a la vida bilbaína: la buena mesa y el 'shopping'.
En la Forbes City Guide se podrán encontrar recomendaciones sobre gastronomía, cultura, comercios, cafés, pastelerías y, por supuesto, locales de la noche bilbaína. También recogerá los mejores establecimientos de pintxos y los «hitos arquitectónicos» repartidos por todos los rincones de la villa, e incluirá reportajes sobre el 'Slow Food', movimiento que aboga por la defensa de las tradiciones gastronómicas autóctonas con productos y métodos de cultivación locales y que ha convertido a Bilbao en la urbe con más restaurantes adscritos a esta filosofía en España.
Forbes eligió anoche un elenco de lujo para la presentación de su lanzamiento. La soprano Ainhoa Arteta, Kepa Junkera, el top model Jon Kortajarena, el 'triestrellado michelin' Eneko Atxa, la diseñadora Miriam Ocariz, la presidenta de AlhóndigaBilbao, Lourdes Fernández, y el director del recién clausurado festival publicitario de El Sol, Jordi Palomar, desgranaron sus particulares reflexiones sobre una ciudad a la que cada cierto tiempo tientan las editoriales de lujo. No hace muchos años, Louis Vuitton la incluyó en su grupo de capitales 'viajeras', junto a Venecia o Nueva York. La de Forbes recorre las calles bilbaínas en busca de las «propuestas más apasionantes», según el director y editor Andrés Rodríguez, responsable también de la revista 'Esquire'.

jueves, 12 de junio de 2014

El preciosismo del arte japonés, en el Bellas Artes de Bilbao








El preciosismo técnico y la exquisita sensibilidad del arte tradicional japonés protagonizan el verano en el Museo de Bellas Artes de Bilbao mediante la exposición "Arte japonés y japonesismo", que alberga la pinacoteca bilbaína hasta el 15 de septiembre.
La muestra se ha confeccionado con las 221 piezas atesoradas entre 1925 y 1932 por el coleccionista de origen uruguayo afincado en Bilbao, José Palacio (Montevideo 1875-Bilbao 1952), y donadas al museo entre 1953 y 1954.
Palacio, uno de los pocos especialistas en arte japonés de su época, logró reunir, en las subasta de objetos del arte nipón celebradas en el París de la época, una de las mejores colecciones de estampas, cerámicas, lacas y objetos ornamentales de la cultura japonesa, especialmente de los siglos XVII al XIX.
La muestra, comisariada por el especialista español en arte japonés Fernando García Gutiérrez, muestra el público, por primera vez, la colección completa reunida por Palacio, ya que hasta la fecha se había exhibido, tanto temporal como de forma permanente, tan sólo de forma parcial.
En concreto, la exposición presentada a los medios muestra una de las mejores colecciones que existen en Europa de "tsuba", una pieza metálica redonda de pequeño tamaño que separaba la empuñadura de la hoja del sable japonés, y que protegía la mano del guerrero durante el combate.

Otros de los objetos destacados de la colección que podrán contemplar los visitantes son las tazas y recipientes propios de la ceremonia del té, los estuches que colgaban de los kimonos para guardar objetos ante la ausencia de bolsillos en la prenda ceremonial japonesa o las cajas que servían para guardar el papel y la pluma, y la tinta de la escritura japonesa.En estas pequeñas, pero primorosamente labradas y decoradas piezas, el samurai acostumbraba a reflejar los ideales y principios que le impulsaban, ha explicado García Gutiérrez en la conferencia de prensa en la que se ha presentado la muestra a los medios.
Una parte sustancial y relevante de la muestra la configuran las estampas con grabados del periodo Edo de la cultura japonesa, del siglo XVII al XIX, cuando Japón aún permanecía herméticamente cerrado a toda influencia del mundo occidental.
Entre ellas, figuran estampas con motivos de inspiración popular que reflejan actividades y personajes de la vida cotidiana de Japón, de los más representativos artistas del género como Utamaro, Toyokuni, Kunisada, Hokusai, Eizan e Hiroshige, entre otros.
Las cajas de madera lacada exquisitamente trabajadas no podían faltar en una exposición como ésta donde se muestra un escritorio, un arca, una mesa y 38 cajitas de este tipo.
La exposición también confronta las obras de arte japonesas con otras del arte occidental, también pertenecientes a los fondos propios del museo bilbaíno, en las que el espectador podrá observar la influencia del arte nipón en el que se hizo a finales del XIX y principios del XX en Europa.
El profesor de arte oriental en la Universidad de Zaragoza David Almazán, quien ha colaborado con el comisario García Gutiérrez en la elaboración de la muestra, ha mantenido que los fundamentos de la pintura abstracta y del informalismo europeo de la segunda mitad del siglo XX se hallaban ya en las decoraciones de las tazas utilizadas para la ceremonia del té en el siglo XVIII.
La muestra pone de manifiesto también la sensibilidad del arte japonés capaz de apreciar ya en el siglo XVII la belleza de lo imperfecto, lo irregular o lo inacabado, así como de la sencillez en la ejecución de la obra, que a finales del siglo XX dominó la cultura europea bajo la etiqueta del minimalismo.

miércoles, 11 de junio de 2014

Gaztelugatxe se alza como ganador de las 7 maravillas españolas




    San Juan  de Gaztelugatxe ha logrado la primera posición en la votación para elegir las siete maravillas naturales de España, por delante de otros imponentes paisajes como el Parque Natural de Somiedo, en Asturias, y Las Médulas, en León. El concurso, organizado por Allianz Global Assistance, llegó a su última semana con un resultado muy apretado en la cabeza de la clasificación, pero el peñasco se desmarcó del resto durante los últimos dos días.


    Otros finalistas como la Selva de Irati, el Parque Natural de Cabo de Gata en Almería, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas o el Parque Nacional de Timanfaya en Lanzarote; también ocuparon puestos privilegiados, pero finalmente no consiguieron entrar en el exclusivo club de las '7 maravillas' a pesar de su belleza.En el concurso, que finalizó ayer, cada votante pudo decantarse por un máximo de tres lugares. El islote vizcaíno comenzó situado en la séptima plaza y fue escalando posiciones hasta situarse en la primera, manteniendo el liderazgo hasta la finalización de la votación. En los siguientes puestos se encuentran: el Parque Natural de Somiedo, la antigua explotación minera de oro de Las Médulas, el municipio cántabro de Fuente Dé, A Praia das Catedrais en Ribadeo y el Parque Natural de las lagunas de Ruidera.
    La iniciativa de Allianz Global Assistance ha sido novedosa, ya que era la primera vez que se elegían los siete paraísos naturales más representativos de España, y además de tratarse de una votación libre donde cualquiera podía participar, también se incluyeron facilidades como el voto a través de Twitter.

    domingo, 8 de junio de 2014

    La Primera Guerra Mundial en Bilbao









    Los espías de Berlín, Viena, Londres y París se vigilaron unos a otros por toda la costa cantábrica; pero el servicio secreto francés descubrió que en la capital vizcaína había un equipo de informantes enemigos "grandioso". El presidente de la Diputación, Ramón de la Sota, un reconocido simpatizante de la causa aliada, tuvo que organizar una red de agentes para contrarrestarlo. La existencia de esa organización fue confirmada a un visitante francés a través de Manuel Aznar Zubigaray (abuelo del presidente del Gobierno del PP). Manuel Aznar era entonces corresponsal militar del periódico 'Euzkadi' (PNV) y llevó al huésped del país vecino a su redacción para presentarle a un político local. Éste le contó que había una red de contraespionaje y que el cónsul británico estaba al corriente.
    El País Vasco era un hervidero. Los aliados tenían puestos de 'escucha' en Eibar, donde había fábricas de armas; en Gernika-Amorebieta, Las Arenas-Plentzia, Bermeo y San Sebastián-Irún. Se decía que el faro de Pasaia hacía señales extrañas y por ese motivo se alertó a los mercantes aliados y se les recomendó disimularan su artillería cuando entraran en los puertos del norte de España.
    En la capital vizcaína también hubo luces sospechosas en 1917. Se creía que los alemanes tenían equipos de radiotelegrafía en la Universidad Comercial de Deusto, en Plentzia, en los alrededores de Algorta, en la playa de Ereaga y hasta en la casa del carlista Manuel Lezama y Leguizamón en Neguri.



    En Bizkaia residía una colonia alemana cercana a los carlistas que organizó una poderosa estructura logística. El cónsul Wilhem Eickhoff y Benito Lewin, hermano del cónsul en San Sebastián y ejecutivo de la Compañía de Alcoholes de Bilbao, utilizaron la empresa bilbaína Amann y Gana para suministrar combustible a los submarinos alemanes mediante operaciones clandestinas que se efectuaban desde el puerto de Plentzia.
    Los aliados tampoco quitaron ojo a un ingeniero radicado en Bilbao, Wilhem Wakonigg, cónsul honorario de Austria-Hungría. Su misión era procurar minerales a las industrias germanas. "Por estas actividades -relatan González Calleja y Aubert-, Wakonigg mantuvo una fuerte rivalidad con el cónsul Eikhoff".
    Este último protagonizó una curiosa historia en 1915 al comprar un vapor por 80.000 pesetas. El barco, llamado 'Marcela', zarpaba de Bizkaia para transportar suministros (aceite y alquitrán) a los sumergibles alemanes que merodeaban por la costa gallega. La operación era posible porque el director de Aduanas de Bilbao hacía la vista gorda. Cuando los aliados descubrieron lo que ocurría, Eikhoff vendió el 'Marcela' a un cura de Zumaia "antiguo capitán de barco y feroz carlista". Sin embargo, los buques de guerra franceses estaban sobre aviso e intimidaron al vapor, levantando bastante polvareda en la prensa.
    En el País Vasco se concentraron durante la guerra muchos soldados alemanes que huían de los campos de prisioneros de Francia. González Calleja y Aubert relatan que entre 500 y 600 de ellos se agruparon en Portugalete, donde la población no debía de simpatizar con los franceses. Esperaban ser repatriados en el barco alemán 'Frankenwald', que estaba atracado en la dársena de Axpe junto a otras naves de la misma nacionalidad.
    "Los prisioneros alemanes evadidos de Francia y refugiados en España -recuerda el libro 'Nido de espías'- eran tan numerosos que el cónsul alemán en Bilbao hubo de suprimirles la subvención de dos pesetas diarias en septiembre de 1918". No tuvo que ser tan terrible, ya que Alemania se rindió apenas dos meses después.