sábado, 11 de octubre de 2014

Bilbao Art District abre la temporada con 12 presentaciones





Doce espacios dedicados al arte - galerías, salas de exposiciones y museos integrados en el Bilbao Art District, la zona centro de la capital vizcaína - organizarán el 17 y 18 de octubre un programa de actividades para inaugurar la nueva temporada. Las visitas a las exposiciones y las rutas guiadas se animarán con encuentros con artistas, conciertos y talleres en un intento de estimular la vida cultural y animar el mercado del arte.
La distintas exposiciones permitirán conocer de primera mano obras de más de una veintena de artistas. Entre ellos, Chillida, Durrio o Ibarrola, junto a nombres de creadores emergentes.Los organizadores destacan la confluencia de disciplinas y estilos diferentes para "atraer a las nuevas generaciones al mundo del arte, despertar el interés por el coleccionismo y consolidar un circuito cultural que sea un referente urbano de creatividad".
A las nueve galerías que el año pasado pusieron en marcha esta iniciativa de inauguración conjunta de exposiciones (Michel MejutoCarreras MúgicaWindsor KulturgintzaRembrandtKalaoEdertiJuan Manuel LumbrerasVanguardia y Aritza) se han sumado en esta edición SC GalleryEspacio Marzana y La Taller, ubicadas en Bilbao La Vieja y Santutxu.
También participarán estudios de arquitectura, decoración y diseño, restauradores, establecimientos de arte, y la Facultad de Bellas Artes de la UPV, que expondrá una selección de obras en un contenedor instalado en la Gran Vía.

viernes, 10 de octubre de 2014

De los merenderos del monte Artxanda a las tascas de las Siete Calles, la tradición culinaria de Bilbao queda reflejada en sus ‘pintxos’



Bilbao lleva casi dos décadas abierto al mundo y todavía no se ha desequilibrado por los efectos del turismo, lo que le da autenticidad. La arquitectura guía al viajero con coherencia: lo nuevo es nuevo; lo viejo, viejo. Sin embargo, con su gastronomía no sucede lo mismo. Las tabernas de pintxos, sin tener en cuenta su apariencia, encierran en un solo bocado lo mejor de la gastronomía vasca y la mejor manera de vivir lo vasco. Acudimos al cocinero Josean Alija, responsable del Nerua (una estrella en la guía Michelin), en el interior del Museo Guggenheim, para que nos oriente el paladar y más allá de las láminas de titanio descubramos con cada ronda la identidad de una villa vertebrada por la ría, entre montañas, y habitada por grandes embajadores de lo suyo, los bilbaínos. “A mí lo que me gusta es descubrir detrás de un plato a una persona, una cultura, una ciudad”. Pues a eso vamos, Josean.

La ría es un buen punto de partida para arrancar la ruta gastronómica de Bilbao, por ser también la línea sobre la que se ha vertebrado la villa y la que ha aportado buena parte de sus materias primas. De la ría al monte Artxanda en funicular. “Aquí nos encontramos con la tradición, la historia de nuestra cocina, los merenderos”. El Txakolí Simón (Camino San Roque, 89) ofrece la paz, la tranquilidad y “la mejor manera de fusionar la vida con la naturaleza”. En sus chuletones a la piedra está sintetizada la primera pauta de la gastronomía del lugar: el compartir. Qué mejor que una buena mesa para conseguirlo. Pero antes de comer, Bilbao obliga a potear (ir de un bar a otro tomando vasos o potes de vino).
Regresamos a la ría. Guillermo Fernández nos tienta en el Baita Gaminiz (Alameda Mazarredo, 30) con una revisión refinada de la cocina. A la carta, grandes básicos como la carne, el pescado y las verduras, “con unas vistas privilegiadas a la ría y Artxanda”.

Avanzamos con paso decidido e insistimos en que queremos descubrir Bilbao con los ojos cerrados y a golpe de bocado, encontrar los sabores, hábitos y la esencia de lo que supone para los habitantes de esta tierra nacer donde uno quiere. En el Casco Viejo vamos a la raíz, “un pequeño pueblo dentro de una gran villa”. En sus calles se ve lo que ha sido Bilbao y lo que va a ser. “En pocas ciudades está tan presente una parte vieja con hábitos tan anclados en el tiempo”. Tal vez por eso no hayan perdido su identidad ni el Frontón de la Esperanza, ni el teatro Arriaga, ni el mercado de la Rivera o el espacio del Arenal, donde jóvenes y mayores aprovechan los esperados rayos de luz.

Casco Viejo

En las Siete Calles, donde surgió todo, encontramos el corazón del Casco y descubrimos la manera de socializar: el poteo. “Los pintxos ayudan a la bebida y la bebida ayuda a los pintxos”. Lo que para los de Bilbao es una manera de compartir tiempo con su gente, se convierte para el visitante en una manera informal de almorzar. Y Josean tiene muy claro cuáles son los imprescindibles.

El Rotterdam (calle del Perro, 6) ofrece la cocina de cazuelas, sukalkis, a un precio razonable y con el buen vino como protagonista. “Las cazuelas mantienen las cuatro salsas vascas: roja, verde, negra y pilpil. Son la raíz y la señal que ayuda a identificar la cocina vasca en el mundo”. En Xukela (calle del Perro, 2) encontramos uno de los primeros establecimientos que apostaron por los pintxos, y el primero, según Josean Alija, en hacerlos evolucionar con nuevos productos y presentaciones sencillas en un ambiente carismático y acogedor. ¿Qué ofrecen? Por ejemplo, champiñón a la plancha con bacalao ahumado y crema de manzana.
En la calle de Santa María, el Gatz (en el número 10) ofrece más bocados sabrosos con innovación y tradición. “El pan siempre sujetando el pintxo, y el bacalao, en su punto”. Quizás nos dejemos seducir aquí por la seta a la plancha con bacalao al pilpil. La Bodega Joserra (Artekale, 35) es otro clásico de la zona, “por sus pintxos de siempre, por el ambiente del bar y por su ubicación”. En la calle de la Pelota número 2, la bodeguilla Basaras “es de las más antiguas de todo Bilbao, con su tortilla, antxoas y cualquier propuesta que ofrezca en la barra”. Un lugar en el que se respira el carácter de Bilbao en sus pintxos. “Viajo mucho por trabajo y tradición y me gustan estos lugares en los que con los ojos cerrados descubres dónde estás”. Josean Alija experimenta en sus fogones, y viene al Casco a disfrutar “de la improvisación, que te permite salir y entrar en cada bar para beber y degustar”.

Si la noche ha caído encima, Josean Alija también tiene claro a qué lugar acudir: el Umore Ona de la calle de la Esperanza, y el Katu Zaharra en Barrenkale. “En ambos encuentras el sonido del Casco con buen rock, conciertos en directo, más copas y más carisma de lo que ha sido siempre Bilbao”. Mientras tanto, la gente joven seguirá en la calle de Somera su poteo con la mirada puesta en el reloj para acudir a tres discotecas que sirven para pulsar la noche bilbaína: Antzoki, Azkena y Memorial.
En paralelo a las Siete Calles, la plaza Nueva protege de la lluvia con sus pórticos al viajero. El bar Plaza Nuevase viste en función de la época del año: Semana Grande, Carnavales o Semana Santa. “Jon, el Culebra, no deja que se marche nadie sin haber sido bien atendido y haber probado una de sus gildas”. Una gilda combina productos básicos de gran calidad; la versión clásica lleva aceituna, anchoa y piparra (guindilla verde). A estas alturas de la ruta habrá quedado claro que el pintxo es más que un trozo de carne y Bilbao más que el propio Guggenheim. El Gure Toki y el Zuga, ambos en la plaza Nueva, son otras dos buenas tabernas de línea más joven e informal. Los fines de semana, en Zuga preparan cada día unos mil pintxos de 40 tipos diferentes. Entre ellos, el llamado Carolina de roquefort (un pastel de arroz suflé de dos quesos, mousse de roquefort con yema de mango y vinagre de Módena). A Josean le gustan aquí las ancas de rana rebozadas con salsa de bloody mary y licuado de pepino. Los precios de cada pintxovarían entre 1,80 y 2,50 euros la pieza.

Ensanche

Si subimos al centro por la calle de Navarra, dejaremos a un lado La Bilbaína, club de la burguesía, para encontrar tiendas de firma y más espacios de encuentro. La Viña del Ensanche (Diputación, 10) se ha convertido en el icono del gourmet: “Por su jamón Joselito, la simplicidad de las raciones y la exquisitez de los platos”. Siempre concurrido, con una agradable terraza y una carta actualizada.
Por la Gran Vía avanzamos hacia la catedral del fútbol, San Mamés, otro punto neurálgico de Bilbao. En la calle del Licenciado Poza, Pozas para los habituales, ya se ve el campo y volvemos a empaparnos del alma de la gastronomía: el hecho de compartir el ocio, de ver a la gente, de acompañar el encuentro de las cuadrillas con vino y más pintxos. El Mugi (Pozas, 55) es “un gran clásico que sabe recibir a los amantes del buen vino con raciones reflexionadas”. El Cork mantiene vivo su trabajo de domesticar el paladar y ofrecer vinos del mundo a un precio razonable. “Jonathan, su dueño, quiere romper las fronteras del vino y no duda en compartir lo que sabe con el que le visita”.
En la calle de García Rivero, el Indusi es un histórico asador donde los platos rebosan los gustos de siempre a carne, pescado y verduras. Ahora sí, Josean Alija regresa a su laboratorio, el Nerua, en el Museo Guggenheim, donde realiza una propuesta vanguardista de todo lo que nos ha mostrado en cada pintxo. Un cocinero, según el crítico José Carlos Capel, que destaca por “su apabullante despliegue de recursos técnicos y la sutileza extrema de sus recetas”.
La noche
Y para aquellos que necesiten ayuda para reposar y asentar tanto pintxo, Josean Alija lanza también recomendaciones para poner en valor la noche bilbaína más allá de lo nuevo y lo moderno, “porque a los de Bilbao les han gustado de siempre las buenas copas”, y hay lugares auténticos en los que replegar los sentidos y dejar que la noche caiga. Corto Maltés (María Díaz de Haro, 20) es uno de ellos por “su gran sensibilidad para las cosas sencillas”, capaz de seducir al mejor gourmet con las marcas más exclusivas y, a la vez, devolver la ilusión a aquel que busca sólo una buena copa sin pretensiones y sin tensiones.
La Gallina Ciega (Máximo Aguirre, 2), con un ambiente elegante y una decoración ecléctica, reúne también a los que buscan espacios agradables. No muy lejos de él, Jigger (Máximo Aguirre, 12) te tienta con las últimas propuestas dentro de un local que mantiene la decoración de un antiguo bar de hace medio siglo, con opción a reservar las mesas y dejar que los responsables jueguen con las botellas hasta romper la sobriedad de la madera, el cuero y la moqueta con un eléctrico cóctel. Entonces, ya con la copa en la mano y tras una intensa ruta de pintxos, fundiremos a negro la imagen de Bilbao, esa ciudad que hemos descubierto a golpe de bocado. Y es que Bilbao no es lo mismo recorrerlo a que te guíen, y tampoco verlo a degustarlo.

jueves, 9 de octubre de 2014

La novela de Kirmen Uribe 'Bilbao-New York-Bilbao', publicada en inglés




El próximo viernes 20 de octubre sale a la venta la edición en inglés de la novela "Bilbao-New York-Bilbao" del ondarrés Kirmen Uribe, con la que obtuvo en el 2009 el Premio Nacional de Narrativa.
La obra ha sido traducida directamente del euskera por la escritora neoyorquina Elizabeth Macklin y publicada bajo el sello Seren Books.
Aprovechando la presentación del libro, que será el viernes 17 de octubre en el Centro Cultural Free Word de Londres junto a su editor Mick Felton, el escritor aprovechará su paso por Inglaterra para impartir conferencias en las universidades de Oxford y la londinense King's College el 15 y 16 de octubre.
Además, durante la Feria Language Show Live en el Olympia de la capital británica, llevará a cabo un recital de poesía y proyectará el cortometraje del realizador Jon Garaño "Urrezko eraztuna" (El anillo de oro), creado a partir del poema homónimo de Uribe.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Bilbao se entregará al ritmo de la danza y el teatro durante el BAD



La nueva creación vasca y una mayor presencia de compañías internacionales marcarán la nueva edición de BAD, que ocupará los escenarios de la villa del 22 de octubre al 2 de noviembre.
El festival podrá verse concretamente en los escenarios habituales de BilbaoArte, La Merced, Sala Rekalde, La Fundición, Muelle 3, auditorio del Museo Guggenheim, Bilborock, Polideportivo de Deusto, Teatro Arriaga y, como novedad, la plaza de Arriaga acogerá una pieza inaugural al aire libre de la compañía vasca de danza Cielo Raso.
En total, la programación incluye 14 estrenos -las piezas internacionales serán estreno en Euskadi y el resto estrenos absolutos - y tres coproducciones del festival con Olatz de Andrés, Claudia Dias y Laurentzi Producciones.
Pippo Delbono y Jerôme Bel
En la programación internacional BAD ha programado dos de las piezas más importantes del teatro documental europeo: “Racconti di Giugno” del italiano Pippo Delbono, una de las mayores figuras del teatro contemporáneo italiano –Auditorio del Museo Guggenheim, día 28, 19:00 horas– y “Cedric Andrieux”, del bailarín y coreógrafo Jérôme Bel –La Merced, día 25, 21:30 horas–, uno de los representantes más destacados e influyentes de la renovación de la danza.
Creación vasca
La programación de BAD se caracteriza este año también por la importante presencia de compañías que se pueden enmarcar dentro de la nueva creación vasca y que presentarán al público sus últimos trabajos.
Así, serán estrenos absolutos “Salto” de Metrokoadroka & J.B. Pedradas (en euskera), “Magia Sinpatikoa” de Horman Poster, danza - performance multilingüe (euskera); “Not (never on time)” de Khea Ziater y “Bi – hots” de Naiara Mendioroz & Javier Murugarren.
Entradas
Todos los espectáculos tendrán un precio en taquilla de 10 euros y de 8 euros en venta anticipada. Al igual que en ediciones anteriores, existe la posibilidad de adquirir el Bonobad, a un precio de 20 euros (para 3 espectáculos) y 50 euros (para 10 espectáculos). Toda la información sobre precios, venta anticipada y reservas se puede obtener en la web oficial del festival.

lunes, 6 de octubre de 2014

El hiperrealismo llega mañana al Bellas Artes de Bilbao



El Museo de Bellas Artes de Bilbao presentará mañana una gran muestra de hiperrealismo, con 68 obras procedentes de diversos museos y colecciones particulares. Organizada por el Institut für Kulturaustausch (Instituto para el Intercambio Cultural de Alemania) y comisariada por su director, Otto Letze, esta retrospectiva se ha podido ver ya en algunos de las principales museos europeos como la Kunsthalle de Tubinga (Alemania), el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid y el Birmingham Museum & Art Gallery (Reino Unido), donde se presentó con éxito el pasado año. 
Se podrán contemplar obras desde la primera generación de grandes maestros norteamericanos, como Richard Estes, John Baeder, Tom Blackwell, Don Eddy, Ralph Goings o Chuck Close, hasta su continuidad en Europa y el impacto en diversos pintores actuales.

domingo, 5 de octubre de 2014

"La tecnología va a gobernar el mundo y necesita del arte para conectar con el hombre"




La calle se le quedó pequeña. Si uno escribe su nombre a quemarropa, Yoon Hyup, habrá quien se quede como si tal en estos lares. Pero estos lares no lo son todo. No en vano, su arte, que nació en la calle, puede contemplarse hoy en la decoración de las tablas de surf Tommy Hilfiger o en las tiendas Nike, allá en Nueva York, donde reside. El artista, natural de Seocho (Corea del Sur) ha pasado por Bilbao de la mano de All, una empresa instalada en San Francisco (Bilbao). Trabajan con el arte y el diseño, espolvoreándolo a su alrededor y tratando de convertir al barrio en un centro de interés para los visitantes y los propios ciudadanos de la villa. Yoon ha pintado un mural en la calle Cortes. Allí empezamos. 
Usted, que comenzó en la calle, ¿aspira a llegar a un museo?
-Por supuesto, pero no es ahora la prioridad. Lo que persigo es experimentar con las artes de vanguardia y emparentarlas con lo tradicional de la cultura de mi país .
¿Qué siente cuando tachan de delincuentes a los artistas callejeros y sus grafitis?
-Yo ya no estoy en esa etapa. Y, por supuesto, no apoyo ningún tipo de vandalismo contra la propiedad, pero es verdad que en ocasiones la calle es el único lugar que encuentra el artista para expresar su arte. 
¿Entienden en su cultura oriental el arte que practica?
-Cuando hacía arte gráfico les costaba. Pero el público coreano ha desarrollado un conocimiento más profundo y usa estas técnicas para tener una imagen más fresca. Ahora ya los considera artistas. 
Y allá donde vive, en Nueva York, ¿entienden Corea?
-Falta información. Es uno de los leit motivs de mi trabajo, explicarlo. Antes los artistas no podían exportar su forma de expresarse fuera, pero ahora han cambiado las cosas. 
¿Cuándo y dónde le nació la chispa?
-Desde pequeño. Mi abuelo tenía sensibilidad para el arte y me la transmitió. 

¿Qué dice hoy su abuelo de lo que transmite?
-Le cuesta entenderlo, pero se siente muy orgulloso sobre cómo y dónde he encontrado mi sitio en el mundo. Es muy feliz cuando ve mi trabajo en las tiendas, en las tablas de surf...
Un lenguaje artístico, el suyo, que conecta con la juventud...
-Yo pinto para la gente más adulta, más compleja. Pero creo que en el futuro no habrá edad para el arte, es una evolución que va a llegar porque la gente va formándose. Es bueno romper esas barreras.
¿Sobre qué no pintaría jamás?
-Las drogas, tal vez. Pero nunca había pensado sobre ello. Sí tengo más claro hacia dónde quiero ir. 
¡Ponga rumbo!
-Quiero trabajar con científicos.
¿Arte y ciencia no son enemigos: el corazón versus la cabeza?
-La tecnología va a gobernar el mundo y necesita del arte para conectar con el hombre. Me gusta esa mezcla. Respeto mucho a Nam Jun Paik, un artista que utiliza la televisión como lienzos. 
Su obra estalla en colores...
-Me gusta. Pero no quiero límites a mi arte. Usaré el negro, seguro.