ABAO-OLBE
Ya son 1.000 noches de ópera. La Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE) llega este mes a las 1.000 funciones de la mano de Fidelio, la obra maestra de Beethoven. Un millar de veladas en las que la ópera ha cautivado a los socios de una entidad que en seis décadas no ha parado de crecer y de profesionalizarse. Al volver la vista atrás son tantos los nombres míticos que han dado vida a su oferta lírica y sorprende comprobar que por la capital vizcaína pasaron los más grandes: Callas, Tebaldi, Caballé, Del Monaco, Kraus, Domingo, Carreras, Pavarotti, Aragall, Gencer, Freni, Scotto, Corelli, Olivero, Crespin, Raimondi... Nombres legendarios que se mezclan con los más importantes de las nuevas generaciones en una oferta que se ha ido ampliando y enriqueciendo con el paso de los años, incluyendo hasta estrenos absolutos por encargo. Enhorabuena.
Mil noches de ópera
Las asociaciones de amigos de la ópera en España vienen cubriendo con sus programaciones la falta de una amplia red pública de teatros líricos como las de Francia o Alemania. Entre los clubes de aficionados con programación propia destaca la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE), que este 24 de noviembre celebra con Fidelio la función número 1.000 desde que el 16 de agosto de 1953 la asociación levantara el telón por primera vez con Tosca.
Lourdes MORGADES
ÓPERA ACTUAL 218
(NOVIEMBRE 2018)
Reportaje gráfico: ABAO-OLBE
La existencia de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera, premio ÓPERA ACTUAL 2005, no es consecuencia de la falta de ópera, muy al contrario: la tradición lírica de Bilbao se remonta a finales del siglo XVII. La falta de una entidad estable que programara ópera de calidad, no obstante, llevó el 9 de abril de 1953 a cuatro aficionados insatisfechos a crear la ABAO tras el paso por la ciudad del Nervión de la compañía de Esteban Leoz, un antiguo cantante discípulo de Miguel Fleta, que representó en el marco de las fiestas de la Semana Grande de 1952 unas funciones de La Traviata, La Bohème, Pagliacci y Cavalleria rusticana que José Antonio Lipperheide, Juan Elúa, Guillermo Videgain y José Luis de la Rica coincidieron en calificar de “calamidad” y “estafa”. Si las compañías de ópera que llegaban a Bilbao no eran de calidad, decidieron que ellos mismos se encargarían de organizar funciones a la altura de sus expectativas.
Entre los cuatro suscribieron una póliza de crédito por importe de 240.000 pesetas y Lipperheide y Elúa viajaron a Milán para entrevistarse con el poderoso agente artístico Liduino Bonardi, con el que cerraron un contrato para configurar el reparto del primer festival lírico organizado por la ABAO. De regreso, pasaron por el Gran Teatre del Liceu y contrataron la orquesta del coliseo lírico barcelonés. Los cinco primeros títulos que subieron a escena fueron Tosca, Aida, Rigoletto, Il trovatore y La favorita con un cartel plagado de nombres italianos y unos pocos cantantes españoles en papeles secundarios. Las funciones, una por título, se programaron la segunda quincena de agosto de 1953, coincidiendo con la Semana Grande de Bilbao, en el Coliseo Albia. La butaca para las funciones costaba 165 pesetas. El éxito del primer festival animó a los cuatro operófilos a organizar un segundo con la misma fórmula en la Navidad del mismo año. Otros cinco títulos subieron a escena: Il barbieri di Siviglia, Madama Butterfly, La Traviata, Un ballo in maschera y Andrea Chénier, los dos últimos protagonizados por un joven Carlo Bergonzi.
Desde entonces, las buenas voces operísticas no han faltado en las citas líricas de Bilbao. Era todavía la época en la que la ópera eran las voces, seguidas a distancia por el director musical, la orquesta y coro; las puestas en escena, por lo general, no iban mucho más allá de un decorado. El Coliseo Albia, sede de los festivales, contaba con una acústica excelente y tenía un gran aforo, pero su escenario era muy limitado, y cuando a partir de la década de 1990 las puestas en escena empezaron a adquirir cada vez mayor importancia, supuso un enorme hándicap, hasta el traslado en la temporada 1999-2000 al Palacio Euskalduna.
Durante sus dos primeras décadas, por los festivales de la ABAO desfilaron las sopranos Renata Tebaldi, Régine Crespin, Magda Olivero, Renata Scotto, Mirella Freni, Leyla Gencer; los tenores Mario del Monaco, Franco Corelli, Mario Filippeschi, Gianni Raimondi, Luciano Pavarotti; las mezzos Giulietta Simionatto, Fedora Barbieri; los barítonos Ettore Bastianini, Giuseppe Taddei, Piero Cappuccilli; el bajo-barítono Ruggero Raimondi; los bajos Aldo Proti y Rolando Panerai. En 1957 debutó Alfredo Kraus, que hasta 1996 cantó 33 representaciones de 16 títulos y dos conciertos; y Maria Callas ofreció un concierto.
Maria Callas, en el Coliseo Albia en 1959, acompañada del maestro Nicola Rescigno. A pie de página, Francisco Escudero en el estreno de la versión de concierto de la ópera Zigor en 1967.
Desde el segundo festival, en diciembre de 1953, se contó en el foso con la Sinfónica de Bilbao y a partir de 1983, también con la Sinfónica de Euskadi. En 1954 se creó el Coro de ABAO, que en 1993 se convirtió en el Coro de Ópera de Bilbao.
Hasta 1989, la programación se articuló como un festival que se celebraba siempre entre finales de agosto y septiembre, con una estructura fija: una función por título; un título cada dos o tres días; repertorio romántico italiano y francés con Verdi, Puccini, Donizetti, Bellini, Bizet, Massenet y Gounod como compositores de cabecera; repartos con mayoría de cantantes italianos internacionales que solían interpretar dos o tres títulos cada festival y cantantes españoles en los papeles secundarios. En 1957 se programó el primer título ruso, Boris Gudonov, pero se cantó en italiano, al igual que el primer Wagner, Lohengrin, en 1965. Así llegó la ABAO a la función número cien el 8 de septiembre de 1966, con una novedad, la primera ópera de Mozart, Le nozze di Figaro.
Francisco Escudero en el estreno de la versión de concierto de la ópera Zigor en 1967
En 1957, ABAO encargó a Francisco Escudero la composición de una ópera vasca, Zigor, que se estrenó en versión de concierto el 4 de octubre de 1967. En 1981, Zigor volvió al Coliseo Albia ya escenificada, pero de nuevo fuera de la programación del festival. No fue hasta la temporada 2002-03 que, coincidiendo con el 50º aniversario de la asociación, se incluyó en la programación de la temporada. Desde 1960 hasta 1988, la asociación programó fuera de los festivales diversas óperas y zarzuelas de compositores vascos, como Mirentxu, Amaya y El caserío de Jesús Guridi; Mendi-Mendiyande José María Usandizaga; Oleskari Zarra de José de Olaizola, y Marina, del navarro Emilio Arrieta.
Durante las décadas de 1970 y 1980 siguen desfilando por los festivales de la ABAO algunas de las mejores voces de la época y, además de Manuel Ausensi y Alfredo Kraus, se intensificó la presencia de cantantes españoles en papeles protagonistas. En 1967 debutó Jaime Aragall, quien hasta la temporada 1991-92 cantó 20 funciones de nueve títulos. Montserrat Caballé se presentó el 7 de septiembre de 1968 con Roberto Devereux junto a su marido Bernabé Martí y cuatro días después la pareja cantó Tosca. Ambos regresaron al año siguiente con Manon Lescaut y, en 1970, con Il trovatore. Caballé también cantó Lucrezia Borgia y Martí, Madama Butterfly. La baja de Franco Corelli permitió el debut en 1971 de Pedro Lavirgen y ese mismo año se presentó Ángeles Gulín con Andrea Chénier. La soprano gallega cantó hasta 1981 un total de trece títulos. Vicente Sardinero debutó en 1973 y llegó a cantar quince funciones de trece óperas. La baja médica de Luciano Pavarotti, que había debutado en la ABAO en 1970, permitió la presentación en 1974 de Josep Carreras con Andrea Chénier, en cuyo reparto también debutó en la tesitura de bajo Juan Pons, que hasta 1977 cantó en trece títulos. En 1986 regresó como barítono para cantar el Scarpia de Tosca. Plácido Domingo se presentó el 9 de septiembre de 1977 cantando Tosca y cuatro días después cantó Andrea Chénier. Regresó el año siguiente con Cavalleria rusticana y Pagliacci.
José Antonio Lipperheide, Juan Elúa, Guillermo Videgain y José Luis de la Rica, los fundadores de ABAO-OLBE
En 1986 se llegó a la función número 250 con L’elisir d’amore, protagonizado por Alfredo Kraus. Ese mismo año la junta directiva tanteó en tres títulos aumentar el número de funciones a dos. Al año siguiente ya se programaron dos funciones de todas las óperas.Los festivales empezaban a experimentar una transformación. Los repartos ya no cantaban dos o tres títulos diferentes en cada festival como había venido sucediendo desde 1953. En 1988 se programó en el festival el primer Wagner cantado en alemán, Der fliegende Holländer, y se pusieron en marcha los coloquios de la ABAO, antecedente de las actuales sesiones de introducción a la ópera. En 1989 se presentó la primera producción propia, Andrea Chénier. Al año siguiente el festival se transformó en temporada se pasó de dos a tres funciones por título.
Las novedades se suceden temporada a temporada. El curso 1991-92 se presenta por primera vez una ópera subtitulada, La Walkiria, y el repertorio se amplía con nuevos títulos nunca antes representados en la ABAO: Tristán e Isolda (1993-94), Orfeo ed Euridice (1994-95), El rapto del serrallo, (1995-96), Don Giovanni y El matrimonio secreto (1997-98), La flauta mágica, Tannhäuser y Ariadne auf Naxos (1998-99). En el curso 1999-2000 la temporada de ABAO abandona el viejo Coliseo Albia y se traslada al recién inaugurado Palacio Euskalduna, cuyo moderno escenario permite a la asociación abordar ambiciosas puestas en escena. ABAO celebra la entrada al siglo XXI programado la primera jornada de la Tetralogía wagneriana, que se completará en los sucesivos cursos. El 23 de septiembre de 2000 se llegó con Aida a la función número 500.
La asociación celebra su 50º aniversario aumentado en el curso 2001-02 de tres a cuatro las funciones por título. En la temporada 2004-05 se pone en marcha ABAO-Txiki, una programación para los más jóvenes que complementa el proyecto didáctico de la entidad; el curso 2005-06 se presenta Tutto Verdi, el ambicioso proyecto para llevar a escena en 15 años todas las óperas de Verdi, que ya ha entrado en su recta final, y Opera Berri, una iniciativa para dar oportunidades a jóvenes talentos con la programación de una función más en determinados títulos con un reparto de jóvenes cantantes.
Temporada a temporada la ABAO incorpora nuevos títulos a su repertorio y las legendarias voces que han pasado por la programación ya están retiradas o han muerto, a excepción de Plácido Domingo, pero la asociación, que nació como reacción a unas funciones líricas de poca calidad, nunca ha dejado de apostar por las voces y festival a festival y año tras año ha ido presentando a su público a las nuevas generaciones de cantantes: Ainhoa Arteta, Deborah Voigt, Gregory Kunde, Natalie Dessay, José Bros, Violeta Urmana, Juan Diego Flórez, Carlos Álvarez, Sondra Radvanovsky, Fiorenza Cedolins, Robert Dean Smith, Piotr Beczala, Saimir Pirgu, Ludovic Tézier, Ismael Jordi, Klaus Florian Vogt, Roberto Alagna, Simon Keenlyside, Diana Damrau, Ermonela Jaho, Mariusz Kwiecien, Celso Albelo, Martina Serafin, Carmen Giannattasio, Anna Pirozzi, Marco Berti, Emily Magee, Irina Lungu... que seguirán deleitando al público en otras nuevas mil noches de ópera.
Un estímulo de futuro
La Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE) cumple mil funciones de ópera y esto, sin duda, es un hecho extraordinario. Un acontecimiento. Lo es porque la entidad lírica vasca ha sabido sacar adelante una de las mejores temporadas de ópera de España con un tesón verdaderamente admirable, sorteando dificultades tremendas y convirtiéndose, por derecho propio, en la principal institución cultural de Bilbao.
ABAO-OLBE inició su andadura como el empeño de unos valientes enamorados de la ópera con el objetivo de consolidar en Bilbao una temporada a la altura de los grandes ciclos europeos. Lo consiguieron, además, en un periodo histórico hostil en el que no era precisamente la ópera un género que provocase entusiasmo institucional. El éxito fue tal que aquella aventura fue creciendo, ganando en solvencia, generando confianza y consiguiendo, de manera efectiva, ubicarse como un polo lírico de referencia en el conjunto del país.
Desde entonces, la aportación de ABAO-OLBE ha alcanzado hitos significativos en varios frentes. Por una parte ha propiciado que el público de la capital vizcaína tuviese el privilegio de presenciar a los grandes divos de la ópera internacional –Maria Callas incluida– y también en la búsqueda de una apertura cada vez mayor en las propuestas líricas. Hay que tener en cuenta que ABAO es una entidad con miles de socios y que ha sabido en los últimos años diseñar una espectacular política de difusión de la lírica en colaboración con la Universidad y diversas instituciones: conferencias, actividades para los más pequeños, ensayos abiertos, el proyecto Opera Berri o la ópera de garaje de este año han sido esenciales para romper barreras y acercar la ópera al gran público de forma transversal.
Desde el punto de vista de la aportación cultural de la institución, un proyecto ha sido esencial: Tutto Verdi. La integral del catálogo de Giuseppe Verdi ha sido algo excepcional y único que ninguna otra temporada en España ha sido capaz de afrontar. El titánico esfuerzo ha sido recompensado con premios de la crítica por su afán totalizador y por un diseño que no se ha quedado únicamente en la representación de los títulos del compositor italiano, sino que ha gozado de una entidad mayor al arroparlo con una serie de actos culturales muy bien definidos y una serie de publicaciones que quedarán para el futuro.
Estas mil funciones de ópera son, sin duda, un motivo de fiesta, de celebración, pero estoy seguro que para ABAO-OLBE son un acicate, un estímulo para afrontar nuevos retos. ABAO-OLBE no es una entidad que se acomode en el triunfo. Por lo tanto, no tengo duda de que lo mejor aún está por llegar. ¡A por otras mil! * Cosme MARINA
Teatro de La Maestranza / Guillermo MENDO
ABAO-OLBE
FIDELIO
24, 27, 30/XI - 3/XII
Leonore: Elena Pankratova. Florestan: Peter Wedd. Rocco: Tijl Faveyts. Marzelline: Anett Fritsch. Jaquino: Mikeldi Atxalandabaso. Don Pizarro: Sebastian Holecek. Don Fernando: Egils Silins.
Bilbao Orkestra Sinfonikoa.
Coro de Ópera de Bilbao (Dir.: Boris Dujin).
Dirección: Juanjo Mena.
Dirección de escena: José Carlos Plaza.
Juan Carlos MATELLANES, presidente de ABAO-OLBE
ÓPERA ACTUAL 218
(NOVIEMBRE 2018)
Cuando Juan Elúa, Guillermo Videgain, José Luis de la Rica y José Antonio Lipperheide constituyeron en 1953 la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO-OLBE) quizá ni siquiera lograran soñar con la posibilidad de programar 1000 representaciones en Bilbao. Sí, el próximo 24 de noviembre, con la función inaugural de Fidelio, alcanzaremos este hito histórico excepcional, máxime para una entidad privada como es la nuestra.
Durante este largo período los avatares no han sido pocos, desde los inicios en el Coliseo Albia –nuestra sede salvo en una ocasión en 1958, cuando por obras tuvimos que trasladarnos al Teatro Arriaga– hasta nuestro traslado al Palacio Euskalduna, que inauguramos con Rigoletto en 1999. En esta larga trayectoria hemos tenido la fortuna de disfrutar de las más grandes figuras de la lírica, entre ellas a Maria Callas, Luciano Pavarotti, Renata Tebaldi, Plácido Domingo o la recientemente desaparecida Monserrat Caballé. Fue en el Coliseo Albia donde celebramos la representación número 100 con Le nozze di Figaro con Ruggero Raimondi, y en el nuevo Euskalduna, la 500ª con Aida ya en el marco de otro sueño que estamos prácticamente culminando, el proyecto Tutto Verdi, mediante el cual montamos en escena todas las óperas del compositor de Busseto, algo que también parecía inalcanzable.
Por fin, el 24 de noviembre, con la producción de Fidelio, dirigida desde el podio por Juanjo Mena y escénicamente por José Carlos Plaza, alcanzaremos las 1000 representaciones de ópera en ABAO; y lo que es más importante, con el orgullo de no haber tenido una sola anulación de función en toda nuestra historia. Pero ABAO va más allá de la programación de su temporada de ópera, es la asociación privada en el ámbito operístico con mayor proyección social, que desarrolla una amplia actividad de permeabilización cultural en la sociedad de su entorno con conferencias, publicaciones, etc. Un total de 450 actividades con 46.500 beneficiarios. Nuestra iniciativa Opera Berri ofrece oportunidades a los nuevos valores además de acercar nuevos públicos a la ópera, y mantenemos un esfuerzo muy especial con los espectadores más jóvenes y sus familiascon nuestro Programa Didáctico y ABAO-Txiki, que acercan anualmente a la ópera a más de 20.000 personas, o con el programa solidario Opera y + en el Hospital de Cruces. Mantendremos esta ilusión poniendo todo nuestro afán en conseguir que Bilbao se convierta, como merece, en una ciudad de ópera reconocida internacionalmente, al menos hasta las próximas 1.000 representaciones.
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