Prensa. Paso a paso.
Respondo a lo que habéis incluido en prensa. Repetís, automáticas, respuestas de sordos y mudos. ¿Habéis leído la sentencia?. Junto a todos los materiales y pruebas que sean necesarios, podréis verla a partir de unos días en mi blog. Es obvio señalar que no coincido con ella. En nada. Pero más allá de no compartirlos, no los comprendo. Ignoro que razones han llevado a la juez a no considerar ni enjuiciar en ningún modo las pruebas pertinentes que hemos presentado, entre otras las que relatan lo señalado abajo. Os debería ser fácil –supongo- advertir las diferencias y los asociados porques de mi ignorancia leyendo subliminalmente estas líneas que os envío. De lo que señalo en ellas se han presentado pruebas. Sospecho que es problema de órbitas lejanas o cercanas; sigo, en algún momento alcanzaré el planeta Lógico.
Correo. (Iñaki Esteban)
- Señalas una composición de la exposición que resulta errónea y escasa, reflejando sin señalarla neta una información que nunca el artista ha proporcionado; presunta oferta del museo advierto en el adorno de chisme y comentarios, absurdos, sin ángulo, lateralmente inconvenientes.
- No me quejé de que la aprobación previa de los presupuestos retrasaba mis trabajos creativos (tampoco emplearía nunca término similar), sino de total y completa desatención a su obligación de atender a proveedores. Ignoro, aunque sospeche, porque no se ha publicado nunca así. En esa fecha de agosto que señalas, el museo, pese a estar obligado a responder y aprobar a proveedores como señala el contrato, había ignorado, desatendido y rechazado sin explicación alguna la aprobación de los presupuestos que le fueron enviados siete meses antes. No existía pues ningún breve retraso, simple y llanamente, el museo impidió con su actitud, comenzar e iniciar todos y cualquier trabajo.
- Tampoco el museo alquiló a iniciativa suya ningún local para trabajo. Era una necesidad prevista por el artista, consustancial a exposición, dentro y ajustada a presupuesto disponible. En diferentes palabras y relatos incluidos a continuación, puedes advertir mi absoluto control sobre la exposición en todo momento. Al tiempo puedes notar el contrario papel representado por el museo al respecto.
- Antes de ese supuesto aplazamiento que relatas erróneamente pedido por el artista, hubo dos suspensiones anteriores a la firma del Acuerdo y una posterior. Las dos primeras, alteradas por el museo sin explicación alguna y la tercera, posterior al Acuerdo, también alterada unilateralmente por el Museo, ofreciéndome única y escuetamente una simple explicación: ‘necesidades de programación’.
- Llegamos entonces al que nombras primer aplazamiento (cuarto en realidad) que señalas como petición mía. Corresponde este a un comunicado enviado por mí al museo, donde señalo que los retrasos padecidos por el artista por el comportamiento del museo ante los proveedores (relatados anteriormente -los siete meses-, única y estrictamente debidos a desatención del museo a los mismos), aconsejan retrasar la exposición. He sido yo quien siempre ha tirado del carro, el museo nunca ha sabido donde estaba. Se muestra claramente desde este momento, una actitud y maniobra constante del museo que persistirá a través de todo el desarrollo de la exposición y aun más en la demanda: la inversión y manipulación de los hechos para eludir su escasa responsabilidad y continua desatención.
-Señalas en siguiente párrafo que en Enero pedí una nueva demora para la exposición. Alguna verdad -que conviene matizar- contiene esta única petición mía. Lo solicitado fue un acortamiento de la exposición, sea retrasando la inauguración o acortando el cierre. Así se aprobó y ello en ningún momento perjudicó ni debió perjudicar los planes o programación del museo, pese a pretender este falsamente lo contrario.
- No ante ello ni inmediato como señalas, sino meses más tarde, el museo exigió la redacción de esos cambios, cambios sobre los que siempre fluidamente y en todo momento y ocasión tuvieron noticia e información continua, tanto el museo como el comisario. Este último, a cuyas labores pertenecía la redacción e información de la exposición, pese a que en todo momento y hasta el desenlace final se ofreció continuamente a describir y ordenar aquellos –todos- sobre los que el museo ya poseía información, resultó no servir al extraño propósito del museo. Debe observarse que para él no era objetivo de ningún interés conocer los contenidos de la exposición (pocos días antes les pasé un completo listado) sino que yo me encausase. Ya estaba en marcha la conspiración, como verás más abajo. Pretendía aquel, una inculpación mía directa en la responsabilidad de los cambios, a efectos que ni yo ni el comisario aun no pudimos ni supimos sospechar. (Con posterioridad a la presentación de la demanda, el escultor vitoriano Marrodan, me informó inconsciente que un entonces para mí desconocido representante del museo (el abogado), que no aparecería en escena hasta varios meses después, le había informado que yo estaba dando problemas; desde Enero. La oferta de Imanol Marrodan a fin de solucionar divergencia en base y facilidad de amistad reciproca, fue desestimada con un no rotundo por este representante).
- [Un matiz muy importante al párrafo anterior. No ha existido nunca ningún Proyecto vinculado al Acuerdo. Este es sólo un documento de dos hojas firmadas que únicamente recoge el contrato. El museo, a su conveniencia, a introducido falsamente uno de los muchos proyectos que han sido entregados a diferentes fines a lo largo del desarrollo de la exposición tanto por mí como por el comisario. Como en toda exposición (y más en una que ya arrastraba cinco años), sus características iban evolucionando; consecuentemente a esa lógica habitual y a mi propio método de trabajo, se señaló por escrito al museo que existirían cambios hasta el día anterior a la inauguración, a lo cual no puso impedimento. Pero he aquí que por el contrario, el museo basa su estrategia de defensa (hay ataques que pese a cualquier disfraz son pura defensa) en la presentación de un documento falso que adosa desgraciadamente la pretensión de negar toda evolución de la obra y de la exposición. No importan ni público, ni arte, ni sus funciones, ni siquiera el museo: se trata aquí de salvar el personal pellejo. Ninguna otra coartada o posibilidad tenía para ello, salvo decir y defender –radicalmente opuesto y contrario a su función- que el proyecto de 2002 ya no se iba a presentar en su literalidad cinco años después. Pero aun mas allá, este proyecto que el Museo presenta y vincula al Acuerdo es falso, no es mío y así se ha reconocido y demostrado, lo cual debería haber significado la consideración de fraude procesal. Es uno de los redactados por otra persona: el Comisario. Realizado meses después del Acuerdo con destino a otro objetivo, contiene numerosas erratas tanto con relación a mi currículo como a mis actividades y a diversos conceptos de aplicación a mi trabajo y obras, los cuales yo nunca hubiese mantenido o podido cometer. Se aprecia en él una interpretación personal ajena a mi persona e incluso incluye también actividades curriculares del comisario que yo nunca hubiese podido conocer. Al contrario que en las dos hojas del Acuerdo, ni mi autoría ni mi firma se muestran en él. Por ello preguntaré al Museo cuando me exige detallar los cambios (nota la diferencia: no me piden relacionar las obras), si se refiere al Proyecto de 2002 o 2003].
- El siguiente apartado, referente a cucarachas y huesos, lo muestras también completamente anómalo y distorsionado. Nada era nuevo, salvo sus aviesas intenciones. Figuraban ya las primeras, en redacciones, informes y proyectos del año 2002 o 2003. También, entre otros muchos, el falso documento subverticio posterior que el museo adosa e integra al Acuerdo firmado por ambas partes las incluía, sin que en ninguna ocasión mostrasen objeción o queja alguna; siendo como sabes, público y notorio el uso habitual por el artista de estos elementos. Iban estas encerradas en palanquines-vitrina de 5 metros de largo. Las objeciones, surgen y nacen pues para el Museo, años después, a otra intención, dado que nunca se impugnaron con anterioridad; dispuesto estaba yo, pues esa era la fingida preocupación del museo, a obsequiarlas con sopa de Royal Crable; pese a ser innecesario, pues en estas ciclópeas vitrinas de las momias se incluían, entre otras numerosas ofrendas comestibles, inmensos caramelos y semillas.
- Significante de la nula atención prestada a mis comunicados -frecuentemente desatendidos-, se muestra la especialmente extraña pero significativa pregunta que el subdirector del Museo me transmite por escrito en mismo folio acerca de unos inexistentes y desconocidos caracoles, sobre lo cual aporto acta y fe de mi ignorancia rotunda sobre sus intenciones, dirección y recorrido.
- Las tres y media toneladas de huesos, que se alojarán repartidas y asociadas a ocho diferentes esculturas-instalación con lujosas fundas de Kalashnikov, no obligaron al museo al alquiler de un nuevo estudio de trabajo. Este fue exigido por el artista con cargo estricto al interior de presupuesto. Hay que hacer notar, para exhibir con claridad las dudosas intenciones e interés del Museo en arte y artistas y el apoyo que estos pueden obtener o esperar de tal gestión, que mi comentario acerca de que la biblioteca de huesos (el proyecto para este espacio consistía en colocarla oblicua en la escalera y con cuatro metros de altura) podría ir también sobre plano horizontal a lo largo de 20 metros, ha sido utilizado estúpida y maliciosamente para intentar decir ante gente débil, desinformada o ajena al arte (juzgado), que yo pretendía montarla en diferente manera. No era el caso, pero siempre, como cualquier otro artista, montaré las obras a mi juicio e interés. Esa gran audacia en intentar controlar las obras, los contenidos e incluso su disposición, pese a que pueda ser de recibo en contextos frágiles o simples, es completamente intolerable.
- Muestras a continuación un nuevo retraso velado, léase sin adscripción precisa, que está motivado únicamente -como otro anterior no señalado- por la falta de aprobación del museo a un proveedor pendiente y necesario a la finalización de un lote amplio de esculturas, que como todas, ya finalizadas en marzo, permanecen únicamente a la espera de los materiales que el museo debía proveer por contrato para el final remate. Estos materiales, solicitados desde antiguo y aprobados y pagados desde Marzo -o Abril, escribo de memoria- nunca fueron entregados, ordenándose por el museo, pese a las continuas peticiones mías y del Comisario, su inmovilización hasta un día vecino a su suspensión unilateral. Para su entrega se me exigió la firma de unas Cláusulas que garantizasen el silencio de mi relato de sus despropósitos (estas antiguas Cláusulas-chantaje las transformarán después en una farsa-intento de solución de problemas, cuando para ellos el único problema era conseguir mi silencio pues al momento no existía otro problema que el de su inmovilización de materiales y estábamos aun muy lejos de cubrir el presupuesto. ¿Por qué no suspendieron entonces la exposición?. Por que no tenían aun ninguna justificación, siquiera la del exceso presupuestario: necesitaron retener todo para ir aumentando el gasto y aun así, calcularon mal, no lo consiguieron y meses después de la suspensión necesitaron ampliarlo con múltiples inventos). El propio Subdirector, en un breve y surrealista comunicado a escasos días antes de la suspensión respondiendo a enésima exigencia y solicitud del comisario sobre la entrega de los materiales pendientes, en tono de disculpa y encabezado por la incomprensible y cínica afirmación rotunda y expresa de no saber lo que había ocurrido (¿Cómo entender entonces que las Cláusulas eran una reunión para resolver conflictos?), nos informó que había dado orden al proveedor de levantar la inmovilización de los materiales ordenada desde antiguo por el museo. Recordemos que desde Marzo la obra estaba terminada y únicamente a la espera de que levantasen la inmovilización de los materiales que habían retenido. Creyeron que añadir tres o cuatro meses de gastos resultaría muy productivo a sus planes.
- Al hilo, en el último mes todo resultó absurdo, loco y discordante: nos inquirió reiterado y repetido en varios comunicados acerca de cuales eran los materiales que faltaban (aquellos mismos que él debía conocer, que impropiamente él mismo no había autorizado desde Enero, que posteriormente él mismo autorizó incondicionalmente en Marzo, que mas tarde él mismo retuvo e inmovilizó, y a los cuales él mismo liberó a escasos días del final). A todo ello respondíamos cual loros: los cascos y la moto, los cascos y la moto, los cascos y la moto...
- Asociado a esa fecha de octubre que describes, que emerge sobre otra anterior casi inmediata que el museo reordena y cambia nuevamente a conveniencia, señalas, no sin crueldad innecesaria y disociada, que el artista pidió 25.500 euros más para necesidades inmediatas. ¿qué son esos 25.000 euros? ¿Dónde están? ¿Quién se los ha llevado? ¿se han desviado a algún otro pago necesario? ¿Qué es ese más?, si nunca pedí ningún dinero, si nunca he cobrado nada, si nunca he pedido nada ni antes ni después y menos aun vinculado a semejante descripción salvo que el museo cumpliese las aprobaciones y pagos a proveedores a que el contrato obligaba. Exploremos este asunto que no es sino otra nueva manipulación de argumentos e intenciones. Esta definición la toman capciosamente de otra novela, resultando completamente fuera de contexto. Es mera respuesta, título y encabezamiento literal (necesidades inmediatas) del informe que a propia petición reiterada expresa y premiosa del subdirector a mí y al comisario (labor que debía haber realizado él) entregué al museo para su análisis, sólo al concreto objeto de que pudiese valorar adecuadamente todas las necesidades como nos pedía urgentemente. En absoluto en él se señalaba cantidad alguna ni se hablaba de dinero.¡Ayudarme!, nos pedía reiterado. Así, mi amplio informe acababa solicitando al final su implicación: revísalo por sí he olvidado algo. Sobre el análisis que tras nuestro informe debía elaborar el subdirector y que nunca fue realizado o al menos presentado a nosotros por él, nos comunicó que para aprobación y firma lo había enviado a Viar (faltaban unos pocos días para el fin); el director del museo, por toda y única respuesta ofreció poco después (en prensa no en correo) la suspensión. Nunca resultado alguno se comunicó al artista. Faltaba menos de una semana para la presentación de la suspensión y la única respuesta que nos cogió por sorpresa, fue la relatada, la inopinada presencia de la misma en prensa. (Este supuesto informe, que supuestamente subdirección evacuó a dirección para aprobación rauda, nació por vez primera dos meses después de la suspensión, en septiembre; surge en el peritaje que incluía su demanda, aquí si aparecen sus cantidades, esos más de 25.000 euros colocados a su conveniencia y producto de sus retrasos y cálculos).
- Incluyes también aquí otro escabroso detalle que debe ser aclarado. Esos 25.000 € inflados a capricho, corresponden única e interesadamente a estrategia multiplicada del museo, posterior a la suspensión y a exclusivo efecto de inflar el presupuesto. Josué Pena, mi antiguo ayudante a los trabajos había encontrado nave disponible por menos de 3.500 € mes, el comisario Iñigo Sarriugarte por cantidad ligeramente superior a los 2.000. De todo ello habíamos informado al subdirector. Parece ser que no cuadraba a su propósito. Teniendo en cuenta que el informe que este nos solicitó para analizar posteriormente las necesidades y gastos pendientes (el que rotulé sin pompa ni acompañamiento cínico con el que posteriormente el museo lo adorna como ... necesidades inmediatas; volvamos a recordar que eran necesidades que únicamente el propio museo había generado al retener e inmovilizar los materiales del proveedor), señalaba repetidamente y por tres veces que tras la entrega de los materiales pendientes sería necesario únicamente mes o mes y medio de trabajo (donde el perito del museo, buen lector, leyó reiterados e inflados cuatros) y señalaba también que al mes siguiente debíamos estar en Irán para evitar al menos medio mes de Ramadán (recordando al tiempo, anterior retraso del museo que había impedido viaje similar); todo ello situaba la estricta necesidad en cantidad comprendida entre los 3.000 y 5.000 €. Este presupuesto tampoco hubiese superado lo disponible. Algo añadido debía componer el Museo para lograr sus objetivos.
- Incluir en la consideración de la nave para trabajo, que sería mas útil que estuviese en zona rural al objeto de blanquear aun más los huesos al sol, parece advertirnos que hicimos bien en no especificar que tuviese retrete y lavabo; podía haberse entendido esto como ávida posibilidad de un nuevo y malicioso gasto o exceso añadido y significar esta nueva malicia ante juzgados oportunos. Tuvimos suerte en no detallarlo y darlo por hecho. Quizás gracias a ello, nos libramos de nuevo aumento en cantidad.
- Uno de los motivos de lo que extrañamente llamas ruptura, fue indudablemente la censura; comprensible a la obra aunque menos evidente: ya no posee la censura formas tan toscas como antaño. La pretensión del museo de intentar imponerme por tres veces la firma de un documento meses antes a notación y evidencia de crack les resultó fallida (tras la primera prometieron eliminación de esas abusivas cláusulas pero las repitieron dos); las Cláusulas en síntesis recogían vulgares cambios de fecha y asuntos burocráticos de almacenaje y transporte, entrega del famoso listado de obras con detalle de los cambios (a lo cual se comprometió nuevamente el comisario pese a obrar ya en poder del museo toda la información) y agazapados dos puntos conflictivos: obediencia y silencio hasta mi muerte (salvo estas dos, las otras eran aceptables por su presunta normalidad. Relleno de disculpa). Pretendían que firmase mi conversión en disciplinado trabajador del museo y además sin sueldo. Escribe Merino del miedo que se me tiene y si ello fuese cierto, los escasos motivos pertinentes serían de oportuna aplicación aquí: me empeño terca y empecinadamente en ser artista. Repudié por tanto el trabajo ofrecido; ¡que vamos a hacer!, soy incorregible, es mi carácter (Mas tarde circuló entre los empleados circular para exigencia de silencio). Pero ampliemos el dato, pues esto fue utilizado meses más tarde en forma retorcida.
La última (¿7ª?) cláusula del Acuerdo previene que en caso de conflicto las partes nombrarán letrados para resolverlo. Sería terrible considerar conflicto entre partes al intento de imposición por una de ellas de obligaciones ajenas al trabajo contratado; creo que otra debería ser la nominación correcta. Hasta el último día de la exposición (final junio) tanto el subdirector, como el comisario y yo mismo hemos estado trabajando en su finalización, decenas de correos electrónicos dan fe de ello y en todos se refleja interés compartido en su término. No cabría hablar pues de conflicto salvo de la retención de materiales por el museo, pero estos, la semana final se liberaron definitivamente. Habían incluso desestimado ya imponerme silencio y obediencia. El único conflicto existente lo tenía yo conmigo mismo: rematar la exposición para abandonar mi asco. Ya he relatado que un par de días antes de fines de junio Bakedano presuntamente evacuó a Viar su hipotético análisis al objeto de poder trabajar en la nave. Viar debía responder urgentemente. No hubo ninguna respuesta sino sorpresiva suspensión unilateral al cabo de una semana, todo lo contrario a diálogo entre partes. Pero hete aquí que nosotros consideramos que el museo con su unilateralidad había conculcado la 7ª cláusula del Acuerdo. La juez no lo entendió así. Pese a la evidencia de que el proyecto continuaba y de que los correos entre las partes no mostraban discordancias que afectasen la evolución del proyecto, interpretó el documento del museo en interés del mismo. Así aquella censura que meses atrás se trataba de imponer a través de las cláusulas de obediencia y silencio, se convirtió en intento de acuerdo (espero que no lea nunca esto otro museo).
A sentido paralelo, quedó expuesta en la vista por testigo, clara y nítidamente, la enemistad personal del señor Viar hacia mi persona (recuerda que durante los cinco años transcurridos desde el inicio de la exposición hasta la suspensión sólo ha hablado conmigo dos minutos). Queda pues dicho que frente al caos global generado por el museo, que contaminaba y colonizaba todo lo particular, intentamos hasta el último día rematar la exposición. Espero que tarde o temprano todos podamos verla. Lo intentaré hasta el último recurso, sabiendo y esperando coincidir con quien piense que el Museo no debe ser la casa del partido o territorio de caza del coyuntural jefe, sino plaza y patio de todos. Claro que hoy no poseo una visión tan limpia y limpia, como señalaré preciso en la segunda entrada de mi actualizado blog (fraude procesal). Quizás todo ello sólo pueda ser resuelto cuando todo salga de este país de mierda. Quizás siguiente actor local, en prevención de contaminación de mancha se niegue a abrillantar y pulir el jeroglífico. Mientras tanto, mientras las obras y todo mi taller y miles de materiales siguen en ese almacén que resolvimos inútil sobre el plano e incapaz total para almacenamiento y trabajo; austero y meticuloso listo daños al milímetro y aumento al disparate sonido, dirección y evidencia profunda radicalmente inevitable (siento que la incomprensión de esa forma de censura agrie el carácter de estas líneas).
- Queda repetidamente señalado que al interior de los términos hasta aquí descritos, nada excedía el presupuesto permitido, siquiera sonora calderilla. ¿Como se justificó el presunto excedente presupuestario que el museo necesitó ampliar tras la suspensión?. Aumentando cuatro veces el gasto de la nave, incluyendo otras publicaciones ajenas, multiplicando dietas por dos, añadiendo el montaje de una tercera sala para mi exposición cuando sólo afectaba a dos, incluyendo reparaciones y pintura de los techos del museo, agregando materiales de intendencia ajenos a la muestra, recuperando fraudulentamente como aun pendientes gastos de relaciones antiguas ya cumplidos innecesarios e inexistentes, amplificando comidas y viajes para días que nunca llegarían por pertenecer a reemplazo diferente, incorporando almacenamientos, labores y transportes indebidos, duplicando trabajos, añadiendo los gastos pertinentes al contrato con el comisario (ajustado, definido y pagado con anterioridad al Acuerdo por voluntad y necesidad del Museo; olvidaba señalarte que el Acuerdo, tras los repetidos retrasos iniciales, se formalizó finalmente debido a mi reiterada y pesada insistencia en exigir fecha definitiva) ...mas... Final apoteósico es la decorativa y llamativa guinda final destacada por la inclusión de unos imprevistos inexplicados e inexplicables mas allá o acá del divertimento: 4.000 € para el restante mes de trabajo –supongo en medida, tradición y hábito museístico- que se enfrentaban gloriosamente a mis justificaciones precisas que incluían cantidades en torno a los 10 €.
- ¿qué impedía al fin –incluso en caso de innecesaria e improbable necesidad- haber desviado unas decenas de euros del catálogo (60.000) a fin de completar y rematar la exposición (102.000)?. Nada, pues otro ha sido y fue siempre su objetivo. Asunto divertido ¿no le parece, don Ignacio?. De momento.
PD1: Frustrada y ruinosa no son adjetivos que cargan a mi espalda. Nunca. Antes adquiero otro frente. En reiterada trinchera o en la de enfrente.
PD2: Cambiar la foto del paraguas. Puedo asumir todos los simbolismos que subliminalmente pretendáis adosarme, pero no la vulgaridad. ¡Ya la he visto más de cinco veces!. ¡Aunque sea un flip a la izquierda! (nota que correctamente debe hacerse a la izquierda, no a la derecha aunque el resultado sea el mismo. No es difícil ¿sabréis hacerlo?).
- Suerte.
El Pais (redacción Bilbao)
- Escribe usted definiciones irreales, erróneas y absurdas. Si bien se firmó un Acuerdo es rotundamente falsa la información que exhibe o le han proporcionado (sus fechas y datos son errados; le aconsejo que cambie de informador). Ese Acuerdo fue incumplido por el Museo retrasando la exposición. Poseo una carta del propio Museo donde él mismo se reconoce y responsabiliza como causante y origen del retraso (puede leer mas arriba la evolución y fechas de los hechos).
- La descripción de contenidos que presenta es también desacertada. No existen pinturas. Respecto a la fotografía, existe sólo una de gran tamaño colgada en el aire y de incomoda visión, que soporta una relación especular con el trabajo situado bajo ella; no me interesa estrictamente como fotografía, no posee ninguna función autónoma. En general, pero sin ambición de radicalismo, podría decirle que odio la fotografía, salvo la consumida, documental y de prensa. Los colages son parte integrada en piezas más complejas y con otros elementos. Tampoco se iba a realizar ninguna performance, mis últimos trabajos al respecto fueron presentados a principios de los 80.
- Ni yo y por extensión mi trabajo poseemos la intención de provocar al espectador. Quisiera trabajar –eso deseo- en contextos sensibles o inteligentes. Respecto a esa molesta palabra (trata) que incluye ligada al error le comunico que nunca trato. Mi trabajo consiste en determinar y reflejar con exactitud mis intereses; si no consigo lo que quiero lo destruyo, si consigo lo que quiero permanece. Creo que por todo ello debería usted redactar con exactitud la circunstancia: siempre es el espectador quien en el hipotético caso de buscarlo o desearlo trata de sorprenderse.
- Miente usted o su informador al señalar que hubo problemas por mi parte en la elaboración del proyecto. El retraso inicial (inicialmente dice usted) de seis meses al que vinculado alude es el referido arriba, del que el museo -por una vez correcto- se hizo responsable por escrito.
- Ignoro el tiempo que es usted capaz de soportar dependencias y servilismos sin obtener a cambio contraprestación de ningún tipo. En mí caso esa situación duró excesivo tiempo: mas de cinco años, y la estricta responsabilidad del museo en esa larga dilación está documentada en numerosas cartas y correos desde el inicio del proyecto. Casi cinco años después (valorando que mi vida cotidiana depende de mis ingresos y que estos estaban siendo impedidos sistemáticamente por el museo a través de numerosas dificultades, retrasos y obstáculos que colocaba y ejercía frente a la exposición), sometí al museo la posibilidad de exponer una de las obras de menor formato en Madrid. Si bien el museo no puso inicialmente ningún obstáculo, fui yo mismo quien desistió de hacerlo. Pese a que por propia decisión nunca se ha expuesto ninguna obra de las proyectadas para el museo en ningún lugar, al igual que en otras numerosas ocasiones, el museo no ha perdido tiempo ni tenido obstáculo en señalarlo tendenciosamente para deteriorar mi imagen. Nunca fue este factor motivo de desavenencia y mucho menos acentuada.
Al pelo (a piel debiera decir), recuerdo otra similar maledicencia tendenciosa y sórdida del museo. Quiso este catalogarme como raro por mi intención (siempre al interior de presupuesto) de realizar una tirada especial de 10 ejemplares del catálogo encuadernados en auténtica piel de pitón; el resto, la totalidad de la tirada, llevaban el lomo forrado con una buena imitación en papel. El bulo que propagó consistió en señalarme como raro, propalando que quería realizar todos los catálogos en piel de serpiente. No alcanzo a ver yo ninguna rareza en mi intención; representa extensión de materiales que uso. Lo verdaderamente raro y asombroso es que la Conserjería correspondiente no depure del museo a personas capaces de ver rareza en comportamientos normales. Un museo no es un mentidero de zapatería.
- Dado que habla usted en primera persona, dando los hechos que relata por ciertos y no señalando si los contenidos son de su propia cosecha o provienen de otra persona, ignoro si su redacción es nuevamente errónea o intencionada. Señala en este mismo párrafo que pretendía yo exponer las piezas que había realizado para la exposición, dando a entender que iba yo a presentar la exposición en otro lugar antes de mostrarla en el museo. Craso error, craso necio y malvado sí esta información la ha recogido ajena o le ha sido ofrecida por otra persona; nunca fue así. También sería incorrecto referir algunas y también el empleo del plural. Vuelvo además a repetirle que fui yo quien por propia voluntad e iniciativa renunció a tal posibilidad. Le hago notar que por Acuerdo todas las obras eran de mi propiedad y que los plazos y fechas que señalaba el mismo, ha mucho tiempo habían transcurrido.
- No existen exigencias injustificadas como usted relata esta vez en boca del museo. En la fecha que señala, las obras hace más de tres meses que están acabadas, algunas de ellas a falta de los pequeños remates con los materiales que el museo mantiene a nuestro pesar inmovilizados en el proveedor. Es por tanto el museo quien injustificadamente no se exige a si mismo el cumplimiento de su parte del Acuerdo. La única exigencia -plenamente justificada- que indirectamente se ha solicitado al museo ha sido el cumplimiento de su compromiso contractual. Nunca ni en ninguna ocasión se le ha exigido otra cosa.
- Vuelve usted a ofrecer información incorrecta y falsa. Morquillas nunca ha pedido más dinero para finalizar el proyecto. Morquillas nunca ha pedido más dinero. Morquillas nunca ha pedido dinero. A falta de la provisión de materiales que el museo debe proporcionar, el proyecto está finalizado: las obras están acabadas ya en Marzo. Absolutamente todos los gastos vinculados a las obras realizadas y los que sumaban los materiales que aun el museo debía entregar tras levantar su inmovilización, estaban rigurosamente dentro de presupuesto, sobrando aun dinero del presupuesto disponible. El museo retuvo inexplicablemente desde Marzo los materiales lo cual aumentó innecesariamente el gasto, aunque este se mantenía todavía a interior de presupuesto. A último de Junio, el museo, tardíamente, levantó la inmovilización de los materiales pendientes, pero sabía que los alquileres de los estudios finalizaban y eran improrrogables. El museo se vio en la necesidad de alquilar un nuevo taller que pudiese alojar la totalidad de las obras para rematar el trabajo. Si el museo hubiese aceptado la propuesta de alquiler de nave que se hizo por nosotros el presupuesto apenas se hubiese situado unos pocos euros por encima de lo disponible. Puede decirse con cierta relatividad, que a este momento de la descripción todo cabía en el presupuesto inicial. Pero ocurrió algo muy diferente que confirma el nulo interés del museo en realizar la muestra. Contrario a toda lógica, se suspendió unilateralmente la misma por él mismo. Ese cálculo que usted señala que hizo el museo (de atribución falaz y falso relato de petición de dinero por mi parte) se hizo mucho después de la suspensión. Los cálculos que señalo aquí eran correctos y el museo realizó mal los suyos. Tuvo que añadir diversas invenciones, materiales y servicios ajenos y un sinnúmero de inimaginables cosas para alcanzar una desviación suficiente que justificase y ocultase con idoneidad tan absurdo proceder (vea la lista incluida en mi comunicado a Iñaki Esteban). Descontando los costes de la relación de dislates peregrinos que señalo a Esteban, el importe total de la muestra volvería a rondar en torno a poco más que el presupuesto destinado al efecto. Tan escaso, que quizás algún caballero si aun lo hubiese, no dudaría en sacarlo del bolsillo del pantalón a fin de apreciar la muestra que tantos años, gastos, molestias, esperanzas y mentiras ha significado, no para el museo, sino para el pueblo de Bilbao, su verdadero destinatario. Pero no se quiso hacer, otro era el objetivo del Museo como señalo arriba. ¿Quién mejor que el Museo para señalar esa desviación inexistente ya que es él mismo quien la crea a su propia conveniencia?
- La censura es tema que como a cualquier otro que ame la libertad, irrita aun más que la estupidez. Evito extenderme en demasía para ahorrarle resultar intempestivo. Queda extensamente tratado arriba. Pero a las dos que cita, a las obras y a los contenidos de la misma, debe usted añadir la mas grave, a la persona. La exigencia de obediencia, tras repudiarla, puedo entender que exista como garantía de orden en espacios dictatoriales que utilicen la autoridad frente a la razón, pero la del silencio hasta la muerte, me remite directamente a sociedades esclavistas.
- La negociación para encontrar una solución extrajudicial nunca ha existido. Así lo he manifestado y señalado ante el juzgado. No entiendo porque un juez otorga entidad tal a un intento de imposición de censura. Le recuerdo que esa reunión tuvo lugar meses atrás y que posteriormente se continuó con la exposición. Si el museo no alcanzó ningún acuerdo, fuese al menos consigo mismo ¿por qué no suspendió en aquel instante la exposición?. Respondiéndose esta pregunta podrá usted encontrar el verdadero significado de las acciones del museo.
- Finalmente, repetido, vuelvo a señalar que la denominación correcta de la muestra es “L´Air du Temps”. Cuando finalmente se realice entenderá el porqué del rechazo a la vinculación de mi nombre al título. Las cosas se llaman como se llaman, no como se quiera; salvo que uno pretenda ser creativo y asuma los riesgos que ello conlleva. Además resulta añadidamente odiosa y especialmente irritante, pues el museo la toma del anómalo documento que incorpora falsamente a fin de que permita la presentación de su demanda. Fraude Procesal creo se llama eso en corrección.
- Suerte.
Final. Notas.
Museo o subdirector son aquí sinónimos de José Julián Bakedano. Con Viar sólo he hablado durante un par de minutos, al inicio, en ocasión muy anterior a la firma del Acuerdo.
Percibo ahora otros motivos en el Museo para la retirada de la declaración en juicio de la totalidad de sus testigos. Hace tiempo, entre diversas causas, ironizando, apuntaba una posible estrategia. No fue propiamente estrategia, aunque la acción estaba integrada en otra.
Todo lo narrado está incluido implícitamente en los diversos documentos y pruebas aportadas por ambas partes. La práctica totalidad, expresa y nítidamente. Así, comunicaba osadamente al lehendakari Ibarretxe que incluso la documentación aportada en la demanda podría ser suficiente a mi defensa. Cuento para ella con uno de los mejores abogados disponibles, ninguna responsabilidad debe examinarse en tal camino. Quien esté interesado en búsquedas, debe recorrer el diferente.
Este asunto posee además otros diversos flecos importantes y añadidos, que como el actual habrá que resolver. Entre los más significativos, destaca la destrucción de varias obras pertenecientes al artista por un valor mínimo de 520.000 euros. De la documentación aportada por el Museo en su demanda puede desprenderse esa destrucción con nitidez meridiana. Si ello no fuese así, quedaría demostrada automáticamente la inclusión de una nueva prueba falsa a efectos de aumentar interesadamente el presupuesto. Si fuese así resultaría también nuevo gasto improcedente a efectos de aumentar interesada y falsamente el presupuesto Debo presumir que su presencia obedece a hecho y acción auténtica y que las obras están destruidas. En todo caso el artista nunca ha autorizado manipulación alguna sobre sus obras y mucho menos su destrucción. El museo no entregó los materiales para rematar las obras (acabadas desde Marzo y pendientes únicamente de los remates asociados a los materiales que debía proveer y retuvo). Acabado el plazo de alquiler de los estudios y no habiendo aprobado ni dispuesto otro para continuar los trabajos, dispuso en tránsito al nuevo taller-nave, como así nos fue comunicado, su traslado a un almacén vinculado al museo que ya habíamos desechado por su demostrada inutilidad para el trabajo. El proceso lógico quedó interrumpido con la suspensión unilateral. Allí en ese almacén, deben estar las obras y el taller con todos sus materiales, herramientas y enseres (conteniendo cientos de miles de materiales fotográficos recogidos y trabajados a lo largo de más de 30 años, muchos de ellos elaborados), incluyendo las obras hipotéticamente dañadas. Se ha requerido al museo información sobre el estado de las obras y de su manipulación y estado y esta nunca ha sido ofrecida.
Os ruego (ordeno o similar, debo decir) que la exposición en toda referencia futura sea nominada por su correcto nombre: L´Air du Temps. Quitar el Morquillas que el museo ha adosado. L´Air du Temps refiere concepto negativo y la inclusión de mi nombre adscrito al adosado prueba que nunca se ha leído ni entendido el proyecto. Os informo al caso, que este nombre equivocado que el museo divulga, está tomado literalmente de un documento ajeno de cínica atribución; el mismo que el museo ha necesitado incluir falsa y simuladamente para dar inicio a su demanda. Sin esa imprescindible y adulterada presentación no hubiesen podido iniciar nada. De ello se ocupará la entrada Fraude Procesal de mi blog. Todas las pruebas y originales y resto de materiales que sean necesarios o pedidos estarán a disposición pública en el blog.
Perdonad la extensión de esta carta integrada. Ambos ganáis al disponer de las diversas y variadas respuestas, permitiendo además selecciones de mayor comodidad, amplias o adecuadas: desde la mera conjunción al párrafo o al folio.
Quien esté interesado en información, sea público o periodista, puede ampliarla en mi blog. Espero no encontréis obstáculo en la divulgación de su dirección, la información original podrá circular así sin mayores cortapisas.
Morquillas
vastasextensionesdenada.blogspot.com
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