Bizkaia aparece en la historia en la Alta Edad Media, en los primeros siglos IX-XI se escribe con “b”. Hay historiadores, entre ellos Caro Baroja, Astarloa o Iturriza, que se apoyan en la imagen de la Bizkaia nuclear y en la existencia de un monte, para derivar la voz Bizkaia de “Bizkar”, lomas.
ORÍGEN DE BIZKAIA
Bizkaia era una comarca más englobada en el Sur del ducado de Baskonia, al menos durante los gobiernos de Otsoa I Lupo y su hijo Eudon I el Grande (años 670-734). Cuando el ducado de Baskonia cayó en la anarquía tras la muerte en el año 768 de su duque Waifre a manos de los francos, surgieron diferentes fuerzas regionales. La más importante fue la creada al sur de Baskonia de los llamados “nauarri”, que ya aparecen documentados en las crónicas francas sólo un año después, en el 769, entorno a ellos se creó el reino de Pamplona-Nabarra, que fue aglutinando todas las fuerzas baskonas hasta volverlas a englobar en los siglos X y XI.
La frontera entre los bizkaínos y los germánicos visigodos era Castilla Vetula o Vieja, la misma que después impondrán a los musulmanes como permanente, pese a las numerosas afeizas o ataques, siendo la Alaba primigenia “La puerta de la cristiandad”, la cual físicamente la podemos situar en las Conchas de Haro, y que hará de tapón a Bizkaia contra la huestes musulmanas.
Los reyes asturianos, nacidos del reducto de lo que fue el imperio godo, trataron de aprovechar la debilidad baskona tras la mencionada muerte de Waifre en el año 768 para incorporar las tierras baskonas que le eran fronterizas, pero sin conseguirlo. En las crónicas neogóticas de Alfonso III de Asturias, en el 886, es cuando se nombra por primera vez a Bizkaia ("Biscai" se escribe) pero en referencia al rey asturiano Alfonso II el Casto. En esa crónica se dice que Bizkaia junto a Alaba, Orduña y Alaone (¿Aiala?), eran "tierras poseídas por sus moradores", junto a las tierras de lo que ya era el núcleo de los “nauarri” o nabarros de: Berrueza, Deio y Pamplona.
Los cronistas musulmanes también nos muestra la independencia bizkaina, así el cronista Ibn Al-Athir relata textualmente (s.XII-XIII): "Alfonso II (760-854), había logrado la ayuda del rey de Vizcaya, su vecino, y de los normandos que vivían por esa zona, y de los habitantes de esas regiones". El prestigioso historiador J.M. Lacarra “Estudios de la historia de Nabarra” (1971), es de la misma opinión: “No hay testimonio alguno que acredite el dominio asturiano sobre estas tierras. En las crónicas de Alfonso III se dice que Alfonso II extendió sus dominios hasta parte de la Rioja y las localidades de las Encartaciones, Sopuerta y Carranza”.
El territorio de Bizkaia no pertenecía al reino godo ni asturiano, ni hay resto arqueológico alguno, ni aparece así en ningún documento de la época, tampoco hay texto del que se pueda deducir nada parecido, ni siquiera su inclusión en el condado de Alaba del territorio como algunos suponen y según prueba Andrés E. de Mañaricua. Así, los obispos de Alaba de los siglos IX y X firman como obispos “in Álava et in Vizcaia”, lo que no deja dudas sobre la separación de ambas y la no-pertenencia de Alaba y Bizkaia al obispado castellano de Burgos, ni a Castilla, ni tampoco a Asturias y sí hay documentos y datos suficientes para decir que Bizkaia fue independiente desde el 768 hasta su inclusión en el reino de Pamplona-Nabarra.
LOS SEÑORES DE BIZKAIA
El primer señor o conde de Bizkaia fehacientemente datado es del año 920, se trataría de Munio López o Manso López, que podría ser hijo de López Fortun (870-909), natural de algún lugar del Urdaibai, y que se casó con Belazquita (Velasquita), hija del rey nabarro Sancho I Garcés y doña Toda Aznar. Según la tradición, Munio López fue sitiado y muerto por su propio hijo, su tumba estaría en Aretxabalagane, en la iglesia nabarra del siglo X de San Martín de Morga (actual centro parroquial), cerca a su vez de la ermita juradera de San Esteban de Gerekiz. En Aretxabalagane se celebraban las primeras Juntas de Bizkaia, bajo su árbol juramental y en la ermita juradera cuando lloviese, se trata de una zona de confluencia de caminos en la misma zona montañosa y en esas lomas origen del nombre “Bizkaia”. A finales del siglo XV estas Juntas pasaron a Gernika y a la sombra de su famoso árbol cuando el tiempo acompañaba.
Es en las Genealogías de Meyá o Roda (970-992) descubiertas en la diócesis de Urgell (Santa María de Meyá, Lleida), donde aparece la primera referencia de un “Comitis Biscahiensis”, por tanto ya dentro del reino de Nabarra. Está también bien documentado la existencia del condado con Sancho el Mayor sobre el año 1040 con el que sería descendiente de Munio, Don Iñigo o Eneko López “Ezkerra” (1040-77) (“el zurdo”), que además era tenente en Nájera. Iñigo López Ezkerra, tenente de Bizkaia, se casó con Toda, hija del rey nabarro García IV de Nájera, primogénito de Sancho III el Mayor. El condado o tenencia de Bizkaia pasa a ser nombrado como señorío por primera vez en el año 1040 con el mencionado Iñigo López Ezkerra.
¿TENENTES NABARROS O ALGO MÁS?
Los condes y señores nabarros, durante los primeros siglos, eran en realidad meros tenentes: recaudadores de impuestos, impartidores de justicia y defensores del reino de Nabarra en nombre de su rey sin derecho a herencia y de manera temporal, pero en Bizkaia se observa el respeto a la línea sucesoria y una continuidad en el cargo. Existen enlaces matrimoniales entre la hija de los reyes de Nabarra y el conde o señor de Bizkaia, que lleva a pensar en un acuerdo entre éstos para incorporarse a la corona pamplonesa, sólo hay que recordar el texto en el que los reyes asturianos dejaron escrito bien claro en el 886 que aquellas eran "tierras poseídas por sus moradores".
El político y medievalista bizkaíno Anacleto Ortueta (1877-1959) que en su libro “Nabarra, el Estado político de Vasconia” comenta (Edit. Pamiela pág 66): “Parece que D. Lope Díaz, Sr. de Bizkaia (1124-1170), que siguió constantemente en la corte del rey de Castilla, no usó nunca el título de Sr. de Bizkaia, lo que induce a creer que anduvo ausente de ella por tenerla ocupada el rey de Nabarra, aunque por otra parte, el no aparecer ningún Sr. de Nabarra con el título de Sr. de Bizkaia, es argumento sólido para suponer que el rey de Nabarra no podía concederlo así o que los bizkaínos no se prestaran a ello, pues en realidad el señorío estaba vinculado de hecho en la familia que hacía poco había empezado a llamarse de Haro”. Diego López II no aparece nombrado como señor de Bizkaia hasta 1194, cuando era cabeza de familia desde 1170. Las tenencias de Bizkaia, Alaba y Gipuzkoa (entre otras), pasaron a los Bela, más conocidos como Gebara o Ladrón de Gebara:
LA DEFENSA DEL REINO NABARRO EN BIZKAIA
Muchos de los castillos bizkaínos medievales serían anteriores a su incorporación el reino de Pamplona-Nabarra. Las rutas comerciales del pescado en escabeche, salazón o fresco, de las villas bizkaínas como Ondarroa, Lekeitio o Bermeo se hacían por el puerto de Urkiola hacia los santuarios de Estibaliz (cercano a Vitoria-Gasteiz) o San Millán de la Cogolla en La Rioja desde tiempos inmemorables.
Todos estos caminos comerciales estaban jalonados por fortalezas-castillo baskones-bizkaínos y después nabarros en los pasos altos, en colinas o montañas de mediano tamaño (se ven menos afectadas por la niebla y son de más fácil acceso). El principal camino comercial era el que iba desde la capital Bermeo a Gernika y por Gerrikaitz (Munitibar) bajaba por el primer Camino de Santiago a Bolibar para ir a Durango y desde allí por Urkiola a Vitoria-Gasteiz. El otro camino principal sería el que desde Bermeo llegaría a Gernika y por Muxika seguiría el Camino de Santiago en el otro sentido y posterior Ruta Juradera, por lo que subiría a Morga para bajar a Goikolejea-Larrabetzu dirección Bilbao por Galdakano.
Estos castillos estaban en pequeños montes lo que los convertían en magníficos oteaderos del territorio, como el de Malmasín en Arrigorriaga cuya primera mención es de 1076 (cruce de las rutas Bermeo-Orduña y Castro Urdiales-Balmaseda-Bilbao-Orduña), el de Ereñozar (desde donde se divisa todo Urdaibai y la costa bizkaina), Untzueta (entre Orozko y el paso de Altube), Gaztelumendi (en el monte Bizkargi, controlaría la posterior Ruta Juradera en Larrabetzu-Txorierri), el castillo que controlaba el paso del Alto Deba a Vitoria y Alaba por Arlaban, cerca de Leintz-Gatzaga en Aitzorrotz o el castillo-alcazar de los señores de Bizkaia en la capital Bermeo, el de Zarragoitxi, castillo cercano al de Gaztelugatxe entre otros. En el duranguesado, en Astxiki, existía también un castillo que controlaba, cerca de la cima, el paso estratégico por el puerto Urkiola y el duranguesado.
En la tenencia de las Enkartaciones, el castillo De la Piedra de Zalla y el de Balmaseda, sobre un alto en el monte Kolitza, controlaban la comarca y la vía Pisorica que vendría desde Castro Urdiales, tendrían como misión la defensa de la zona de los musulmanes primero, después de asturianos y castellanos, pues estarían construidos sobre el año 735.
La defensa del reino nabarro en Bizkaia se complementaría con las villas amuralladas, como la de Durango, la más antigua, entre los años 1150-1180 bajo el reino de Pamplona-Nabarra, y seguramente otras poblaciones que ya serían villa con Nabarra.
El Sur bizkaíno estaría a salvo, pues antes las tropas castellana tendrían que sortear la defensa de castillos y casas torres del condado alabés, con los Mendoza y Gebara a la cabeza y con poderosas plazas como Vitoria-Gasteiz o el castillo de Trebiño -el cual nunca fue conquistado-.
Proclamación Garçea Ramírez como rey de Pamplona, Nájera, Alaba, Bizkaia, Tudela y Monzón en 1134:
EL ATAQUE FINAL, POR MALMASIN
Cuando alcanzó la mayoría de edad, Alfonso VIII rey de Castilla, retomó la conquista del reino de Nabarra que sus antepasados ya habían intentado ocupar. Atacó el viejo reino el 18 de septiembre de 1173 donde era tenente el conde Don Bela Ladrón de Gebara, señor de Bizkaia tras la traición al reino baskón de los López de Haro. Los López de Haro eran los anteriores señores bizkainos, traidores expulsados del reino nabarro por su venta a Castilla a cambio de tierras ocupadas a Nabarra en la zona de Haro y Nájera-La Rioja-, los cuales ya poseían una casa-torre y haciendas en Bilibio, en las Conchas de Haro.
En la versión castellana del armisticio de 1175 que intentó poner paz entre ambos reinos, Alfonso VIII de Castilla propuso a Sancho VI el Sabio de Nabarra, según recoge Tomás Urzainqui en su libro “Nabarra, sin fronteras impuestas”: “Y Yo, Don Alfonso, rey de Castilla, he dado por quito del castillo que tiene Nabarra a Leguín y Portilla, y he dado por quito del castillo que tiene de Godín. Y, además de esto, Yo, don Alfonso, rey de Castilla, doy por quito a vos, don Sancho, rey de Nabarra y de Álava, a perpetuo para vuestro Reino, conviene a saber: desde Ichiar y Durango, que quedan dentro de él, exceptuando el castillo de Malvecín (junto al puerto llamado de Bilbao)...”. Pero el rey nabarro no aceptó.
Sancho el Sabio propuso un pacto a Alfonso VIII, el sometimiento de la disputa al rey de Inglaterra. Alfonso aceptó, el laudo arbitral es del año 1177. Sancho el Sabio pidió ante el rey inglés la devolución de todos los territorios recién usurpados en 1174-75, tierras de La Rioja y Montes de Oca, así como las fortalezas conquistadas en 1167 y 1174 por los castellanos y no devueltas de: Quel (Arnedo, La Rioja), Leguín (Urroz), Portilla (Cantabria) y Malvecín (Malmasín 1174) y la restitución de las fronteras del reino tal y como eran a la muerte del gran rey nabarro Sancho III el Mayor en el siglo XI, “Señor de los vascos” y de “Wasconum nationem” según las crónicas musulmanas.
El Laudo tiró por el camino del medio, no quiso entrar en restituciones anteriores al reinado de los reyes actuales, lo que suponía en la práctica la pérdida de casi toda La Rioja, la Bureba y Castilla Vieja, territorios históricos de Nabarra y reconquistados por Sancho el Sabio. Castro Urdiales (Urdalaitz), que seguía siendo Nabarra según documentación de la época, sería de nuevo la frontera occidental reconocida, así como Bizkaia y Alaba, junto a Logroño, Belorado, Grañón o Pancorbo que seguían siendo también nabarros y frontera con Castilla.
Este Laudo vuelve a demostrar la pertenencia a Nabarra de todos los territorios occidentales reconocidos aquí internacionalmente, incluida la fortaleza Nabarra de Malmasín defendida por su tenente (gobernador) nabarro Pedro Belaz y su hijo Juan del ejército de ocupación castellano, y no devuelta pese al Tratado Internacional firmado por el rey castellano y la “fidelidad probada de sus moradores naturales” a Nabarra según consta en el laudo arbitral firmado en Londres y llamado “Division of Kingdons of Navarre and Spain”.
La Gesta "Regis Ricardi" de 1190 dice: “Se sabe que toda la tierra que está cerca del mar hasta Hispania es tierra del rey inglés; y se prolonga hasta el puerto que se llama de Oiasouna, que divide la tierra del rey de Inglaterra de la Nabarra. Y la tierra del rey de Nabarra empieza en el puerto de Oiasouna, y llega hasta las aguas de Castro (Urdiales) que divide la tierra del rey de Nabarra de la tierra de Castilla (…)
La Gesta "Regis Ricardi" de 1190 dice: “Se sabe que toda la tierra que está cerca del mar hasta Hispania es tierra del rey inglés; y se prolonga hasta el puerto que se llama de Oiasouna, que divide la tierra del rey de Inglaterra de la Nabarra. Y la tierra del rey de Nabarra empieza en el puerto de Oiasouna, y llega hasta las aguas de Castro (Urdiales) que divide la tierra del rey de Nabarra de la tierra de Castilla (…)
En primavera de 1198 Sancho VII acudió a Marruecos en busca de Aben Jacub para culminar el matrimonio o sellar un pacto con el musulmán, esto segundo es más probable, pero no se ha hallado documentación alguna. Dejó el reino en manos de su cuñado Ricardo Corazón de León, pero éste murió al poco tiempo el 6 de abril de 1199. Sancho el Fuerte fue retenido en el norte de África donde no le dejaron fletar barcos para regresar, fue obligado por el recién nombrado rey almohade Miramolín y su tío a luchar contra el gobernante de Túnez que se había rebelado contra ellos.
En esa primavera de 1198, entró Alfonso VIII de Castilla con su ejército en tierras Navarras con la ayuda de los aragoneses al mando de Pedro II de Aragón y la del despechado Diego López de Haro II. El ejército navarro paró el primer golpe y las tropas enemigas se retiraron del reino en primera instancia. El pueblo y la mayoría de las fortalezas nabarras se resistieron. El pueblo fue fiel al Reino de Nabarra y a su independencia hasta el final. Alfonso VIII retomó la conquista de Nabarra en 1199. Comenzó de nuevo la conquista de la Navarra Occidental por las armas. En 1199 Alfonso VIII atacó por Pancorbo y cercó Vitoria. No pudo tomar los castillos de Portilla (rioja alabesa), las alebesas de Trebiño, Toloño, Laguardia y cuevas de Arana o Ausa (Gipuzkoa), por lo que dirigido sus tropas hacia los castillos de San Sebastián (la Mota), Hondarribia, Aitzorrotz (Arlaban), Beloaga (Bergara), Ausa, Ataun y Mendikute (Arzorozia).
Gasteiz, que era la principal plaza armada de Navarra dentro de un entramado de fortalezas por el sur, resistió el sitio durante 9 meses hasta las Navidades al mando del veterano militar Martín Ttipia, hasta que el obispo de la Pamplona acudió en busca del rey para pedir a Sancho el Fuerte que permitiera la rendición de la ciudad y salvar así a sus habitantes. Ttipia fue recompensado por su tesón.
Por el Oeste, por Bizkaia-Enkartaciones, el ataque debió de venir aprovechando a modo de cuña el castillo de Malmasín en Arrigorriaga, tomado por los castellanos y no devuelto pese al laudo de Londres de 1177. Hay restos de lucha en varios castillos como el de Astxiki.
En el 1200 la Navarra occidental fue por tanto invadida por Castilla y sus fortificaciones fueron destruidas por miedo a un levantamiento. Conservaron sus leyes navarras (Fueros), diferentes en muchos aspectos a las castellanas, tenían también un idioma diferente al resto del reino Castellano y nada que ver en cultura, era la conquista de un Estado a otro, de una nación a otra.
La Nabarra occidental era interesante para Castilla por poseer buenos puertos, buenos marinos, ferrones, constructores de barcos, mineros, canteros y paños (Durango) de reconocido prestigio. Pero sobre todo la posibilidad de tener una gran flota naval que Castilla ansiaba. Los marinos nabarros ya navegaban por todo el mundo conocido como lo demuestran diferentes libros comerciales de Brujas de 1200 y los barcos de la Navarra marítima en el puerto egipcio de Alejandría descritos por Benjamín de Tudela en el 1170.
Las teoría "pactistas" posteriores del fuerismo, del carlismo o del nacionalismo vasco, carecen de base histórica, pues los derrotados en una guerra jamás pactan, sólo firman lo que el vencedor les impone. Sólo han llegado hasta nosotros las crónicas castellanas de Ximénez de Rada que dicen que el rey castellano “obtinuit” o “acquisivit” esas plazas nabarras, sobre las que el historiador gipuzkoano E. Garibay en el siglo XVI creó la idea del pacto entre Gizpuzkoa y Castilla, por lo que las Juntas Generales en el siglo XVII llegaron a dar una recompensa al que aportara el documento, el falsificador fue Antonio Nobis.
En su testamento de 1204, cuando se cree enfermo de muerte, Alfonso VIII promete devolver las tierras conquistadas (término que el mismo rey usa) a Nabarra injustamente, pero tras recuperarse no lo hace, y los sucesivos reyes nabarros hasta el último siempre reclamarán estas tierras como propias. Mandó escribir Alfonso VIII: “Prometo, si Dios me diere salud, restituir al rey de Navarra todo lo que tengo desde el puente de Araniello, hasta Fuenterrabia (...). Porque sé que todos los lugares reseñados deben de ser del Reino de Navarra y pertenecer a él”. La Sonsierra y las tierras de Bernedo es lo único devolvió Alfonso VIII a Sancho VII el Fuerte de todo lo conquistado.
El título de señor de Bizkaia no pasará a la corona castellana hasta 1378. El paso del título de señor de Bizkaia fue una cuestión de herencias, pero el señorío ya formaba parte de la corona castellana desde la ocupación militar de la Nabarra Occidental de 1200, pese a las continuas rebeldías de los señores de Bizkaia contra la corona de Castilla que les llevó a integrarse en Nabarra durante varios años pero de forma temporal, hasta que el ejército castellano entró en tierras bizkaínas y puso fin a la situación. Así fue como desapareció el señor de Bizkaia y empezó a ejercer como tal el rey de Castilla-España, figura lejana para el pueblo.