Se trata de un sumergible de la Armada holandesa que ha solicitado una escala técnica. Permanecerá atracado en Santurtzi hasta el próximo lunes
El submarino 'Walrus' ha llegado este viernes a las instalaciones del Puerto de Bilbao, ante la sorpresa del personal que estaba trabajando en esos momentos en los muelles. Según han confirmado fuentes de la Autoridad Portuaria, se trata de un sumergible de la Armada holandesa que ha solicitado escala por razones técnicas y para que sus marinos puedan descansar unos días. Lo harán previsiblemente hasta el próximo lunes, cuando está previsto que la embarcación zarpe.
Según ha podido saber este periódico, los servicios de prácticos estaban desconcertados al no haber recibido indicaciones de cómo resolver la entrada de la singular embarcación. Tras estudiar varias alternativas de atraque, los responsables portuarios han considerado que el más adecuado es uno de los muelles de Santurtzi. Las «complejas» maniobras de atraque se prolongaron más de lo habitual.
Incidente en el Mediterráneo
El navío holandés atracado en Bilbao da nombre a la clase 'Walrus', un tipo de sumergibles de pequeñas dimensiones que durante la 'Guerra Fría' protagonizaron diversas misiones de espionaje y vigilancia a la flota soviética en aguas del Báltico. Este tipo de embarcaciones está dotada con material de ataque y defensa pero también con sofisticados aparatos para obtener información de otros navíos y instalaciones militares navales.
En 2016, uno de los submarinos holandeses de la clase 'Walrus' protagonizó un incidente en el Mediterráneo cuando fue presuntamente detectado por la flotilla rusa que se dirigía a Siria para participar en las operaciones militares de su ejército en la región. Según las acusaciones de Moscú, el portaaviones Almirante Kuznetsov detectó que estaba siendo seguido por un submarino mientras navegaba hacia las costas de Damasco. Desde este navío -la única portaeronaves rusa y el buque insignia de la Armada - se alerto a dos buques antisubmarinos que protagonizaron una persecución por el Mediterráneo hasta que el submarino desapareció. Las autoridades rusas relacionaron la persecución con una nave holandesa, que habría actuado bajo el paraguas de la OTAN. Tanto Holanda como la Organización del Atlántico Norte guardaron silencio.