"Solo nos faltaba la estrella, y nos ha sentado de maravilla", ha dicho. Olazabalaga, que es el chef del Aizian, ubicado en el Hotel Meliá desde hace once años, ha considerado que, una vez conseguida la distinción, el reto es "mantener el nivel" tanto en la cocina como en la sala y en el trato con el cliente.
"Ahora no hay que bajar la guardia; estas cosas te dan subidón, te hacen pensar que haces las cosas bien y, además, se dan cuenta", ha comentado, y ha añadido que dentro de unos años buscará "la segunda" estrella.
Ha destacado la labor de equipo -doce personas- en el restaurante, que ostenta los distintivos slow food y kilómetro 0, y que ofrece una comida basada en productos de temporada, con una base tradicional y aderezada con "toques modernos y técnicas nuevas" como el vacío o las cocciones a baja temperatura.
José Miguel Olazabalaga comenzó su carrera profesional hace más de veinte años en el restaurante Goizeko Kabi, de Bilbao, que en su momento fue de los mejores de Bizkaia. Abrió un Goizeko Kabi en Madrid, y después trabajó en el restaurante Zalacaín, también en la capital de España, cuando disfrutaba de tres estrellas Michelín. De regreso a Bizkaia, trabajó en el Baserri Maitea, en Forua, y posteriormente en el restaurante Andra Mari, de Galdakao, que también tiene una estrella Michelín y donde fue jefe de cocina durante diez años.
En ese local coincidió con Eneko Atxa, cuyo restaurante Azurmendi, en Larrabetxu (Bizkaia), posee tres estrellas Michelín. Hace once años montó el restaurante Aizian, del que también es socio el dueño del Andra Mari.