Los análisis de Salud confirman que siete calas están afectadas por la escherichia coli y el enterococo. No se recomienda el baño
Las Arenas, Ereaga, Armintza, Plentzia, Gorliz, Bakio y Laida. Esas son las siete playas vizcaínas donde el Departamento de Salud no recomienda el baño por la elevada presencia de bacterias fecales, según los últimos análisis. El hallazgo de escherichia coli y enterococos en sus aguas ha obligado a ondear la bandera roja, que en arenales como Gorliz no se ha podido arriar desde hace diez días.
Los análisis son semanales, pero cuando se detectan valores excesivos de «contaminación microbiológica» el Gobierno vasco los repite a diario. Los realizados ayer elevaron de cinco a siete el número de calas afectadas. Sólo Arrigunaga ha logrado salir de esta lista negra. Nadie se atreve a hacer pronósticos sobre una crisis que se atribuye a las tormentas y al desbordamiento de las aguas fecales de las redes de saneamiento.
El lunes, un grupo de 50 escolares de Barakaldo que celebraba la excursión de fin de curso practicaron deportes acuáticos, como surf y kayak, en Plentzia. Cabobillano, la empresa de deportes de aventura que contrató el colegio de El Regato, mantuvo la actividad después de comunicarles «los socorristas» que la contaminación había bajado y que esperaban colocar la bandera amarilla. «Estamos muy enfadados», censuró en EL CORREO una madre. «No entendemos cómo los monitores y los docentes mandan a los críos al agua, habiendo bandera roja». El director del colegio, Víctor Manuel García, recalcó que nadie les informó «ni desde estamentos públicos ni desde la firma contratada».
La alerta ante el posible riesgo para la salud de los bañistas ha caído como una losa en los negocios locales. Según Jabier Fuertes Udaondo, gerente de Troka Abentura, «desde el día 5 hemos suspendido en Gorliz todas nuestras actividades de surf y body board». Han sufrido anulaciones por valor de «3.000 euros».
La anterior voz de alarma saltó en septiembre del año pasado en Mundaka, Laida, Gorliz y Plentzia. Contaban entonces en la Agencia Vasca del Agua que es natural «cierta turbidez» en los ríos y en las desembocaduras cuando llueve con fuerza. Un extra de desechos que desaparece al mezclarse con el mar. Pero admitían que era «inusual» que el Departamento de Salud Ambiental del Gobierno vasco activase el pasado verano seis alertas en diez playas vizcaínas por una excesiva presencia de bacterias fecales. Como referencia: el triple que en 2015. Los expertos no dudan de que la causa está en las redes municipales de saneamiento donde «se mezclan en la misma tubería fecales y pluviales». Cuando llega la tormenta, los conductos se saturan «y el agua sale por donde puede, llegando a la costa sin depurar». URA admitía cierta «generalización» de este problema por la costa vizcaína.
¿Quién controla?
Ante una crisis de este tipo, los actores principales tienden a parcelar las responsabilidades. Sucedió cuando apareció leptospira en la ría: URA, el Ayuntamiento, el área foral de Medio Natural, la Consejería de Medio Ambiente y Costas se lanzaron la pelota entre sí.
La Diputación, que hace un balance anual del estado de las playas, realiza encuestas de satisfacción a pie de cala y dirige a los socorristas que cuelgan la bandera correspondiente, se mostró ayer ajena al problema. «Los análisis son competencia de Salud», según una portavoz de Sostenibilidad. La institución foral no conserva registros que permitan saber si una alerta de diez días, como la de Gorliz, ha sucedido antes en el territorio histórico. Los técnicos forales se centran en la limpieza de la arena. Hoy mismo, el PP presentará una batería de propuestas para aclarar la situación y buscar responsabilidades.