NI el Ayuntamiento de Bilbao, ni la Diputación de Bizkaia, ni tan siquiera el Athletic Club. El Puerto de Bilbao es la institución pública vizcaina con el archivo fotográfico más antiguo y prolijo que se conoce. Una entidad que desde que la fotografía llegó al territorio en el siglo XIX se subió al carro de esa nueva tecnología de entonces para inmortalizar su actividad y crecimiento. Sumergiéndonos en los fondos fotográficos que el puerto guarda en su sede de Santurtzi se puede hacer un seguimiento preciso de cómo se ha desarrollado la principal infraestructura del territorio a lo largo de más de siglo y medio.
“La foto más antigua que tenemos es de 1863 y muestra la llegada de unas locomotoras, aunque a decir verdad no son muy reconocibles y tampoco sabemos si fue obtenida para el puerto”, explican fuentes de la Autoridad Portuaria de Bilbao (APB).
La siguiente instantánea más vetusta se obtuvo en el año 1867 y muestra cómo era entonces la ribera de Olabeaga, aunque también se desconoce si es propiedad del puerto, es una reproducción de otra foto o simplemente una postal. De la que si se tiene certeza de su encargo es de una imagen de 1874 en la que se muestra una vista de Santurtzi, la localidad que entonces apenas tenía actividad portuaria y que en el siglo XXI es el municipio donde más muelles activos existen. Desde la APB relatan que “es a partir de 1900 cuando ya se puede contar la historia del puerto en imágenes”.
Desde entonces el archivo fue creciendo cada década y con cada presidente del puerto. Desde la dirección actual consideran que “siempre ha habido una sensibilidad especial de poder contar con testimonios gráficos la historia del puerto que, por extensión, es la de Bilbao y su cambio a lo largo de los años”.
Las imágenes de gabarras cargadas de mineral surcando la ría, los mercantes varados en Olabeaga con marea baja, la construcción del muelle de hierro de Portugalete, la actividad de estibadores y gruístas, la extensión de la actividad a lo largo de todo el cauce hasta llegar al Abra, el último barco que atracó en el Canal de Deusto a punto de desaparecer... Las imágenes se suceden en blanco y negro primero, después en color y ahora en formato digital.
CAMBIO CONSTANTE Fuentes del APB precisan como “las fotos muestran el puerto en un momento determinado, pero también cómo se trabajaba, qué mercancía se descargaba, con qué material se contaba... Y así se pueden apreciar grandes diferencias entre la vida y el trabajo de antes y los de ahora”.
Una evolución que destaca también en los distintos formatos de las imágenes y sus diferentes fórmulas de obtención. Están casi todos los que han existido. Desde las iniciales placas de cristal, los clichés de tamaño de nueve por doce centímetros, el formato medio de 6x6, los negativos de 35 milímetros que se utilizaban en los años 60 del pasado siglo... Una variedad para extasiar al estudioso más gourmet de la fotografía.
Una riqueza histórica y de archivo de instantáneas que, afortunadamente, ya se ha digitalizado en su mayoría con el fin de preservarla adecuadamente para las nuevas generaciones.
A lo largo de la historia, el Puerto de Bilbao se ha ido embarcando en todas las novedades con las que evolucionaba la industria fotográfica. Así fue una de las primeras instituciones que encargó tomas áreas de sus muelles. “El primer reportaje desde una avioneta se encargó en 1968 y aunque durante la década de los 70 los vuelos fueron esporádicos fue a partir de los 80 cuando se generalizaron”, indican fuentes de la APB.
También se pasó de la imagen fija a la que se mueve. El fondo alberga vídeos promocionales destinados a los distintos tráficos del puerto, tanto de mercancías como de pasajeros, e incluso medioambientales que muestran la flora y la fauna existente bajo las aguas portuarias.
Y es que, a pesar del interés manifiesto por plasmar la memoria visual con más salitre de Bizkaia, el Puerto no ha tenido un encargado específico de su espectacular archivo, ni ahora, ni antes. Tampoco se han contratado reportajes a fotógrafos de firma. “Ha habido un poco de todo y se encargaban en función del destino de las imágenes”, concretan. Por ejemplo, Foat, la única empresa dedicada hasta hace unos pocos años a la fotografía aérea en Bizkaia, ha sido proveedor habitual del Puerto de Bilbao. La sucesión de instantáneas año tras año permite ver como ha evolucionado a positivo la metrópoli bilbaina. Para nuestra sociedad de reglas y limpieza sorprende cómo hace apenas unas décadas se descargaba mercancías en pleno Arenal y la gente, los perros, incluso los niños pasaban alrededor acercándose a la línea de atraque sin problemas. Nada que ver con las imágenes actuales del puerto en el Abra Exterior, donde para acceder, hace falta un permiso concreto y todo está más acotado. Eso sí, también es más limpio, más seguro y con mayor controles sanitarios y laborales.
Desde el Puerto ponen el acento en la “otra evolución que recoge el archivo, la tecnológica. Se pueden comparar las viejas grúas con las actuales o ver la revolución que supuso el que las mujeres realizaran labores de descarga en el puerto”. Son interesantes las placas que muestran hechos históricos, inauguraciones e, incluso, desgracias como el bombardeo sobre Bilbao durante la tercera guerra carlista, la imagen más antigua que se recoge arriba.
Desafortunadamente, el archivo fotográfico del Puerto de Bilbao es de uso propio y solo se abre para estudiosos o investigadores, no para el público en general. Eso sí, siempre se puede acudir a los dos libros publicados por la entidad. El primero, ‘Puerto de Bilbao, una memoria visual’, obra del profesor de fotografía de la UPV, Ramón Esparza, y que en 260 páginas recoge 169 imágenes que reflejan la estrecha relación entre la ciudad y el puerto.
La segunda publicación es ‘Bilboko Portua. Ayer Hoy’, un ejercicio muy interesante realizado por el fotógrafo José Luis Ramírez en el que muestra un recorrido fotográfico entre el puente San Antón y el puerto exterior, en Santurtzi. Tomando como base 61 fotos antiguas, realizó otras tantas instantáneas, en el punto exacto desde el que fueron tomadas las primeras con el mismo encuadre, la misma luz e incluso la misma óptica. Las comparaciones son espectaculares.
Y si no siempre queda el tradicional calendario que cada año edita la APB. Un catálogo en doce capítulos que durante los últimos ejercicios han hecho especial hincapié en los tesoros de su archivo. “Hay gente que los colecciona”, concluyen desde el Puerto de Bilbao.