Tabakalera abrirá sus puertas en septiembre tras casi 15 años de idas y venidas, superadas tras
la llegada de Ane Rodríguez, su directora, en el verano de 2012. Las obras de rehabilitación de la antigua fábrica de tabacos, cuyo presupuesto final la dirección espera rebajar a unos 51 millones, frente a los 73 con los que se diseñó en origen, darán paso en otoño al gran proyecto cultural de San Sebastián. Un centro para el impulso de la creación artística, cuyo eje de referencia es la cultura contemporánea. En el espacio, de 30.000 metros cuadrados, convivirán junto al proyecto la Filmoteca Vasca, el Instituto Etxepare, el Festival de Cine y la obra social de la Kutxa.
Pregunta. ¿Cómo vive el equipo los últimos meses para la apertura del centro?
Respuesta. Con alegría y nervios. Dentro del equipo hay gente que lleva desde el principio y ha visto pasar a varios directores, todas las idas y venidas del proyecto... Y gente que se ha incorporado en enero. Cuando ayer [por el miércoles] nos planteábamos cosas concretas de la inauguración, entras a imaginártelo y te da un subidón.
P. Que Tabakalera vaya a abrir en septiembre no sé si se puede considerar un milagro por la crisis económica y por los altibajos que vivió el proyecto.
R. No sé si milagro es la palabra, pero es verdad que cuando miras a tu alrededor y ves un contexto donde se cierran espacios, se reducen presupuestos... Nos sentimos privilegiados. La crisis ha provocado una vuelta en el proyecto, que no se quede solo en un ámbito puramente audiovisual. Ha tenido que aterrizar y reflexionar y detectar esos vacíos dentro de un contexto artístico y de cultura contemporánea para la ciudadanía. Para nosotros ha sido clave poder programar de forma paralela a las obras del edificio, porque te da la oportunidad de afinar mejor el proyecto, convertir tus intuiciones en hechos.
P. ¿Qué va a ser Tabakalera?
R. Tabakalera va a ser ante todo un edificio que esperamos que sea habitado por todo el mundo. Va a tener unos espacios en los que se va a generar un programa, pero va a haber otros en los que esperamos que los vecinos los llenen y los utilicen. Hay espacios de tránsito, plazas generosas en las que sería maravilloso que la gente se juntase... Este es el punto básico de uso del espacio. Pero más allá, Tabakalera, sobre todo, es un proyecto cultural y un ecosistema de vecinos culturales.
P. ¿Cómo va a ser ese proyecto cultural?
R. Va a haber exposiciones que van a mirar a nuestra contemporaneidad, un programa de cine. Tabakalera va a tener una biblioteca de creación donde los ciudadanos van a poder venir a coger en préstamo una cámara para aprender a utilizarla y hacer alguna práctica. Como centro de creación tenemos que facilitar herramientas como parte de un servicio público, más allá de los archivos que tengamos. También hablamos de un proyecto que refuerce el trabajo de los artistas. Uno de los propósitos de Tabakalera es apoyar a los creadores y ser un centro donde los artistas desarrollen su trabajo. También habrá unos laboratorios, que hoy están en el edificio de San Sebastián 2016, que son de cultura digital.
P. Con estos laboratorios habéis podido testar parte de lo que será Tabakalera, ¿Qué respuesta habéis obtenido?
R. Las actividades han sido bastante generalistas porque al hacer algo relacionado con la tecnología y cultura digital tienes que hacer un esfuerzo mayor para atraer a un público que quizás piense que no está interesado en eso y hemos percibido un interés por la tecnología. Además, hemos trabajado con un público especializado para desarrollar líneas de trabajo.
P. ¿Sienten cierto vértigo por la respuesta que pueda dar el público a un centro que se escapa de lo convencional?
R.No. El vértigo viene más por las expectativas que pueda haber, las expectativas hay que gestionarlas de alguna manera y ahí entra la comunicación que hagamos del proyecto y como lo contemos. Inventar, no vamos a inventar nada, es un copy paste continuo, adaptado a un contexto y estos años los hemos empleado en conocer ese contexto al trabajar con la asociaciones, con la gente del barrio, con ikastolas, con alumnos de bachillerato...
P. ¿Cómo va a ser la convivencia con el resto de vecinos del edificio?
R. Tabakalera no es un contenedor de cajones estancos, sino que de cohabitar ese espacio van a surgir más cosas. Para poder tener un mejor entendimiento los unos de los otros va a haber una persona en el equipo de Tabakalera que se va a dedicar a cuidar de ese ecosistema, ya no solo a nivel de cámbiame una bombilla, porque por un lado está la administración de la finca, que es lo pragmático, y después está el contarnos, el comunicarnos. Esta persona tiene que conocerse al dedillo los contenidos de todo el mundo en el momento y ser la que diga al artista residente de Tabakalera que quizás le puede interesar conocer al músico que está en Kutxa.
P. La explotación de espacios debe cubrir el 25% de los gastos corrientes, ¿Cómo se va a gestionar el edificio?
R. El objetivo con todos los habitantes del edificio es que cada uno pague los gastos proporcionales que les correspondan porque va a haber una seguridad compartida, una limpieza, etc. Y luego esta el alquiler de espacios, la licitación de la cafetería, la residencia de artistas, y los espacios de oportunidad, algo imprescindible para poder sobrevivir como ecosistema. Estamos hablando con marcas pero también vamos a dar una oportunidad a pequeñas iniciativas locales, que puede ser un taller de bicis, para que estén presentes bajo un régimen de alquiler.
P. ¿Cuál va a ser el presupuesto de Tabakalera a pleno rendimiento?
R. No hay un presupuesto cerrado. Este año, por un lado sigue el presupuesto de la obra, y por otro, el de gasto corriente, que es de 4,2 millones, de los que 908.000 euros financiamos nosotros y el resto lo aportan las instituciones. El presupuesto no va a ser el doble que el de este año, pero igual un tercio más.