sábado, 8 de noviembre de 2014
viernes, 7 de noviembre de 2014
Bilbao expone fotografías de los gigantes de Pamplona en Nueva York
El Centro de Arte y Cultura Alhóndiga Bilbao acogerá hasta el 8 de febrero una muestra de fotografías de un desfile de los gigantes de Pamplona por la Quinta Avenida de Nueva York.
El Archivo Municipal de Pamplona ha autorizado la reproducción y el uso de siete imágenes de la Colección Fotográfica de José Joaquín Arazuri en la muestra 'Black is Beltza', una exposición que es parte del proyecto del músico y cineasta Fermín Muguruza en tono a la novela gráfica del mismo nombre que ha creado con el escritor Harkaitz Cano y el Ilustrador Jorge Alderete.
Muguruza descubrió en la prensa una imagen tomada en Nueva York a mediados de los años 60 en la que aparecían seis de los ocho gigantes de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos de Pamplona, según ha informado el Consistorio pamplonés en una nota.
El pie de foto explicaba que las dos creaciones de Tadeo Amorena no presentes, la pareja de gigantes negros, había sido excluida del desfile "debido a los disturbios raciales". La investigación sobre aquellos hechos le llevó hasta Pamplona.
El Archivo Municipal custodia un reportaje de 12 imágenes de aquella fecha, el 10 de octubre de 1965, en el que tuvo lugar el desfile por el Día de la Hispanidad. El reportaje está atribuido a José Luis Larrión Arguiñano, que entonces ejercía su labor profesional en el rotativo 'El Pensamiento Navarro'. Son las copias fotográficas de ese trabajo, positivado en Foto Mena, las que están depositadas en el Archivo Municipal.
Las imágenes de 'Gigantes comparsa de Pamplona, New York 1965' se podrán ver en el Centro de Actividades Complementarias del céntrico edificio Alhóndiga. Los gigantes se encontraban en Estados Unidos como parte de la representación española en la Exposición Universal de Nueva York.
La novela gráfica 'Black is Beltza' está protagonizada por el personaje de Manex Unanue, un joven de origen vasco francés que analiza los acontecimientos que marcaron la convulsa sociedad de mediados de los sesenta.
La muestra estará abierta hasta el 8 de febrero, de martes a domingo. Los horarios de visita son de 11 a 20 horas de martes a jueves y los domingos, y de 11 a 21 horas los viernes, sábados, festivos y vísperas.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
POPULISMO PONTIFICIO, GEHRY
El pasado sábado 25 de octubre ha sido el 75 aniversario de la inauguración del monumento a Evaristo de
Churruca en Getxo junto a la desembocadura de la Ría. Concebido como una torre-faro por el escultor Miguel Garcia Salazar y el arquitecto Ignacio Mª Smith autor de la urbanización. Representa el diálogo Bilbao-Neptuno, El esfuerzo de Bilbao para la conquista del mar.
También el mismo día se procedió a la apertura de la reconstrucción del Puente de Deustua. Proyectado por el ingeniero de caminos, canales y puertos Ignacio de Rotaeche, el ingeniero industrial José Ortíz de Artiñano y el arquitecto municipal Ricardo Bastida, fue inaugurado discretamente en tiempo de la sublevación, “sin ninguna clase de ceremonia oficial”, a las diez de la mañana del domingo 13 de diciembre 1936 por el alcalde republicano. Ernesto Ercoreca. Poco después es dinamitado con precisión en sus apoyos para inutilizarlo por orden del Comité de Defensa del Gobierno de Euskadi la noche del 18 al 19 de junio de 1937. Bastida, como funcionario municipal recibe la orden de reconstrucción por el alcalde impuesto por los fascistas José Mª de Areilza, que se iniciará un año después sin la participación de Rotaeche, excluido por represión política y sin ser invitado y que desafortunadamente no tiene el reconocimiento social ni institucional que su notable y amplia actividad merece. Apenas una placa poco visible en el puente. Fue puesto en servicio el 25 de octubre de 1939, con el infame nombre de Puente del Generalísimo siendo alcalde el franquista José Mª Oriol y Urquijo.
Populismo y errores
No es admisible que ciertas instituciones se equivoquen en asuntos relativos a la autoría y propiedad intelectual de proyectos de gran relevancia por su rango urbano. Hace un mes la Junta de la Delegación en Bizkaia del Colegio de Arquitectos cometía, por criterios de protagonismo, el gravísimo error de dar un trofeo al reputado arquitecto Norman Foster en la creencia de que era el autor del metro de Bilbao. Cuando dudosamente lo es de sus estaciones y de los accesos popularmente conocidos como Fosteritos. En realidad fueron proyectados por el prestigioso arquitecto y diseñador australiano Rodney Uren (autor de las magníficas Canary Wharf station en Londres 1999 y Olimpic Park Station en Sydney para los Juegos Olímpicos de 2000) fallecido en 2012 en plena vitalidad creativa a los 63 años y encargado de este proyecto en el seno de la enorme empresa Foster&Associates. No se puede engañar a la sociedad por una frivolidad que tiene objetivos personalistas.
Deia relataba el pasado miércoles 15, que el sábado 25 de octubre, en desafortunada coincidencia con lo antes descrito, lo que anticipaba ya el 19 de agosto: ”El alcalde de Bilbao, Ibon Areso, anunció ayer que invitará al arquitecto Frank Gehry a estar presente en la puesta de la primera piedra del puente que se construirá en Zorrotzaurre y que llevará su nombre”. Este despropósito, precipitadamente propuesto por el anterior alcalde, es un lamentable error impropio de una administración pública y de un alcalde que además es arquitecto. Habitualmente los puentes se designan por el topónimo del lugar donde se sitúan o la referencia de una edificación significativa próxima y en algunas ocasiones con el nombre de un insigne personaje o hecho vinculado a la historia local. De los actuales 13 puentes de Bilbao solo las pasarelas Santa Isabel, Zubi Zuri (rídiculo nombre) y Arrupe alteran este criterio.
Asimismo, tampoco ninguno de los notables técnicos que los proyectaron, ya fallecidos tiene su reconocimiento: Alejo de Miranda, Hoffmeyer, Goycoechea, Uhagón, Alzola, Arzadun, Orueta, Gil de Santibañez, Ibarreta, Entrecanales, Petit, Ruiz de Velasco, Rotaeche, Ortiz de Artiñano, Bastida, Batanero, Fernández Ordoñez, y por supuesto nadie de los que viven, Arenas, Calatrava, Manterola. Quizá el nombre más adecuado del puente por relativa proximidad sería Sarriko. E incluso Rotaeche como homenaje o el de quien sugirió la idea, el anterior alcalde Azkuna.
Esta intención es otro inconcebible e inadmisible agravio. En primer lugar constituye una ofensa que la autoría del proyecto del puente, los ingenieros Guillermo Capellán y Héctor Beade del prestigioso estudio Arenas &Asociados, Ingeniería de Diseño, se ignore para que aparezca el de otro técnico que nada tiene que ver, Frank O. Gehry.
En segunda consideración se crea un enorme despiste ya que un visitante o estudioso atraído por dicho nombre encontraría un puente con un lenguaje diferente del habitual espectáculo constructivo de Gehry. Se trata de un puente estudiado elegido tras un concurso previo resuelto por un jurado que además de la propuesta económica, últimamente excesivamente apreciada, ha valorado su respuesta técnica. Contenido en su escala, con un ritmo adecuado, exento de manierismo, concebido como un fragmento de calle sobre el agua con las aceras separadas físicamente de la calzada concebidas como espacios longitudinales de contemplación y estancia.
Si se quiere tributar un homenaje y perpetuar su nombre es suficiente con que el tramo curvilíneo en vuelo sobre la ría frente al Guggenheim Bilbao Museoa se le denomine Tribuna Gehry, (término bilingüe euskera español). Y si se pretende que en Bilbao haya un puente proyectado por este genial arquitecto, que se le encargue directamente, el procedimiento “más democrático” que se utiliza actual y habitualmente.
Alguien debe dirigirse, el más adecuado el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, a Gehry y respetuosamente pedirle que prescinda de este honor que en realidad es un ofensivo error. Simplemente, aprovechando la anglofilia imperante en la villa, que diga: no, thank you very much! Yo no soy autor del puente. Este célebre artista ya ha sido sobradamente reconocido y homenajeado en Bilbao y en Euskal Herria, (Hotel de las Bodegas Marqués de Riscal en Eltziego)
Con estas irreflexivas actuaciones de banal inspiración política y nula sensibilidad cultural se está desvirtuando la seriedad y rigor que ha caracterizado al pueblo vasco sustituidos por la frivolidad del famoseo, ¡qué tristeza de dirigentes más propios de revista banal! Ha sido vergonzosa la manipulación del acto por Areso y demás candidatos del PNV Aburto, Rementería y la Consejera Oregi manipulando al grosero Ghery en un festejo de electoralismo populista y sobre todo no se equivoquen ni usurpen los derechos de los autores del puente a los que han despreciado e insultado no invitándoles. Dado que el vecindario ha sido ignorado una vez más en este asunto, invito a la ciudadanía a rechazar esta imposición solicitando al Ayuntamiento la inmediata retirada de tan injusto nombre, proponiendo y buscando otro apelativo más coherente, con el lugar, la memoria y la tradición.
martes, 4 de noviembre de 2014
Chillida, Oteiza, Barceló, Saura o Matisse viajarán por toda Bizkaia
Reconocidos artistas internacionales de la talla de Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Antonio Saura, Miquel Barceló o Henri Matisse confluirán en las salas de exposiciones de numerosos municipios vizcainos con jóvenes artistas vascos emergentes a través de las exposiciones itinerantes impulsadas por la Obra Social de BBK. La entidad rescata de forma anual y desde hace 23 años una cuidada selección de obras pertenecientes a su patrimonio cultural y ofrece su exposición de forma gratuita a las aulas de cultura con el fin de acercar al gran público este rico conjunto artístico de pintura, obra gráfica y fotografía.
El director de la Obra Social, Gorka Martínez, destacaba ayer en la presentación del programa que a pesar de su larga trayectoria, la labor de las exposiciones itinerantes “se desconocía hasta ahora porque era algo que nunca se había contado”. Actualmente, parte de ese extenso patrimonio propio se encuentra englobado en más de cuarenta muestras diferentes conformadas por dibujos, fotografías, pinturas y obras gráficas de más de un centenar de artistas, lo que permitirá que 320 exposiciones puedan viajar por los diferentes municipios del territorio vizcaino en los próximos meses.
El comisario de las mencionadas muestras Alejandro Zugaza, por su parte, explicó que el funcionamiento de las mismas es continuo, con una media de 30 obras en cada una, y que ya se encuentran presentes en municipios como Plentzia, Durango, Ermua o Mungia, “complementando la oferta propia de las casas de cultura”. “Yo soy de Durango, por lo que o me desplazo a Bilbao para ver una exposición de calidad o no veo nada, a no ser que disponga de esta posibilidad”, opinaba Zugaza, que ha destacado la “gran calidad” de las obras y autores que componen las selecciones.
EXTENSO CATÁLOGO Entre las múltiples muestras que podrá visitar el público vizcaino destaca un conjunto de estampas que bajo el título Obra Gráfica en los años 70 ofrece una completa imagen de la modernidad artística contemporánea, más concretamente la realizada en torno a finales de esa década por artistas vascos como Eduardo Chillida, Jorge Oteiza o José Luis Zumeta.
Una docena de autores contemporáneos como Eduardo Arroyo, Miquel Barceló o Antonio Saura, entre otros, ofrecen su propia visión del Museo del Prado en grabados en los que invitan al espectador a reflexionar sobre “lo vivo en el arte” y en los que buscan demostrar que las pinturas conservadas allí son “objeto de un renovado diálogo entre espectadores y artistas”.
El pintor francés Henri Matisse, máximo representante del fauvismo, es el protagonista de la exposición que lleva como título Henri Matisse Jazz y que está conformada por imágenes inspiradas en el circo, los viajes y los cuentos populares, adornadas con la caligrafía del propio autor.
La categoría de pintura incluye dibujos y obras gráficas de Alberto Palomera, Inés Medina, Ismael Iglesia o Koldo Etxebarria, entre otros. Finalmente, el programa se completa con el que constituye su tercer eje principal: la fotografía. Este apartado, el más amplio de todos ellos, reúne diferentes géneros y temáticas como los viajes, la manipulación del negativo, la mujer en el deporte o el trabajo o el deporte rural.
ARTE Y LITERATURA, UNIDOS Con el objetivo de lograr una mayor divulgación de las citadas exposiciones se edita un catálogo gratuito en el que participan escritores vascos como Kirmen Uribe, Harkaitz Cano o Bernardo Atxaga, lo que propicia, en palabras de Zugaza, ofrecer “un reflejo de nuestra literatura actual, que complementa la calidad del patrimonio artístico”.
El director de la Obra Social y el comisario del programa detallaron el proceso de preparación que requiere cada muestra, el cual comienza con la oferta gratuita por parte de BBK a los municipios. Posteriormente, el ayuntamiento procede a la elección de la temática o la muestra específica que ocupará el aula de cultura, a la que sigue el acondicionamiento y montaje de la misma, recayendo estas últimas funciones en la entidad promotora del programa. Todo ello para llegar a ser “un vehículo que difunda la cultura” en el territorio vizcaino.
lunes, 3 de noviembre de 2014
Elton John en Bilbao
Probablemente desde que a Bernie Taupin y a Elton John, aquel amigo ciego llamado Daniel —sí, el de su famosa canción— les dijera que España era el lugar más maravilloso que conocía, el músico y su letrista poeta de cabecera le cogieron gusto al sitio y no han dejado de venir. Ayer, concretamente en Madrid, iniciaba gira John, con parada hoy en Bilbao y el 6 de diciembre en Barcelona.
Sobria pero contundentemente, durante dos horas y media, puntual, quiso recordar con sus seguidores el 40 aniversario de su glorioso disco Goodbye Yellow Brick Road, un hito al que da John nuevos bríos, animado por su capacidad para la reinvención.
Con la cuenta de su creatividad pagada de sobra en los setenta y un pico más en los ochenta, Elton John sabe que goza de capital y bagaje para refrescar viejos temas y hacerles parecer nuevos sin perder un aroma bien ganado de inmortales. Pero no crean que el músico se decanta por el lado blandengue. Si al artista se le puede achacar sobreexposición en revistas del corazón corriendo el riesgo de hacerle parecer almibarado, sobre el escenario, con la compañía de cinco músicos excepcionales, el inglés endurece su patrimonio hasta acercarse más al metal y al rythm & blues, con la excepción de algún pecado como la pedorrilla Sacrifice.
Sus versiones de Tiny dancer, sin embargo, una canción que podía fácilmente caer en la insoportable domesticación de concursos como La voz, gira de manera tan natural como sorprendente hacia el terreno del hard rock. Lo mismo que la ahora hipnótica Rocket man,ejemplo de inagotables posibilidades para su buen gusto. O Benny and the Jets, o Levon, muestras de eficacia y virtuosismo, lo mismo que I’m still standing, Saturday’s night al right for fighting o Burn down the mission.
Una de las ventajas de creerse grande es que a lo mejor te da por ceder protagonismo. Esa fue otra de las virtudes que nos dejó Elton John —recién operado de rodilla la pasada semana y pidiendo perdón por su movilidad parcial— ayer en un Palacio de los Deportes abarrotado. De azul con lentejuelas, su generosidad con los miembros de la banda fue proverbial. Desde el piano, entabló diálogos fascinantes con la descomunal guitarra de Davey Johnston al tiempo que animaba a que le siguieran el embalado ritmo de sus manos sobre el piano.
Aunque se agradeció que, antes de la chispeante y roquera recta final, brillara el músico junto a su aristocrático teclado de cola. Podríamos otorgar a Elton John haber elevado las posibilidades de un instrumento total en el campo del rock and roll, donde muchos han arrinconado sus inagotables posibilidades. John ennoblece con altura el piano. Tuvo que ser el chico que a los 11 años consiguiera una beca en la Royal Academy of Music quien lo entronizara a lo más alto de la nueva cultura musical pop acompañando su voz de contundente barítono —y hoy a pleno rendimiento— con obras maestras que no faltaron ayer como Your song o Don’t let the sun go down on me.Uno puede retirarse tranquilamente después de parir eso. Menos mal que no le dio por ahí y podemos aún disfrutarle a los 67 en su intensa, explosiva y lírica vitalidad.
domingo, 2 de noviembre de 2014
Teatro Arriaga de Bilbao retoma desde este domingo y hasta el 20 de diciembre las visitas guiadas y teatralizadas
A partir de este domingo, 2 de noviembre, hasta el 20 de diciembre, el Teatro Arriaga se abrirá de nuevo completamente al público para ofrecer sus visitas guiadas teatralizadas. El coste de las entradas es de 5 euros para las personas adultas y 2 euros para niños.
Una serie de disparatados personajes, entre bromas y canciones, son quienes enseñan y cuentan la historia de un viejo teatro que, sin embargo, se conservará "siempre joven y vivo mientras el público siga acudiendo a disfrutar de los espectáculos que en él se representan", han explicado desde el teatro bilbaíno.
Esos personajes son interpretados en cada visita por las actrices Gurutze Beitia (la pescadera) y Maribel Salas (la sardina), la soprano Itziar de Unda (la taquillera), el actor y tenor Alberto Núñez (el jarrón del foyer) y el pianista y actor Iñaki Maruri (el pelotari), todos ellos bajo la dirección de escena del tenor, director y creador escénico Enrique Viana. La coreografía es de Natxo Montero. Entre todos han creado un espectáculo fresco y humorístico que convierte cada visita en un motivo de diversión.
En cuanto a las visitas, los pases de noviembre se ofrecerán los domingos 2, 9 y 16, y los sábados 22 y 29, por lo tanto un día por semana, si bien cada jornada habrá dos visitas guiadas teatralizadas, una a las 11.00 y otra a las 12.30 horas. En diciembre, en cambio, los dos primeros fines de semana habrá funciones tanto los sábados como los domingos (días 6, 7, 13 y 14) y se añadirá una jornada el lunes día 8 por ser festivo. El último día programado será el sábado 20 de diciembre. Al igual que en noviembre, todos los días se ofrecerán dos posibilidades al público para acudir, una a las 11.00 y otra a las 12.30 horas.
“El Guggenheim ha sido pionero en un modelo que han seguido museos como el Louvre o el Pompidou”
2014 está siendo un año muy especial para el Guggenheim Bilbao. “Es un año importante para el museo porque supone la finalización del primer periodo de vigencia del acuerdo de gestión, uno de los dos acuerdos que regula la relación entre el Guggenheim Bilbao y la Fundación Guggenheim de Nueva York. Y también es un año estratégico porque marca el ecuador de la visión que definimos en 2009 con el horizonte de 2020. Ahora debemos hacer un análisis de lo que hemos hecho estos años y ver lo que tenemos que hacer en los próximos”, asegura su director general, Juan Ignacio Vidarte, que ha estado en contacto con el proyecto desde el inicio de las negociaciones para crear en Bilbao un museo en colaboración con la Fundación Guggenheim de Nueva York.
Se cumplen 17 años desde que el Guggenheim Bilbao abrió sus puertas. Se podría decir que ha dejado de ser un adolescente para convertirse en adulto. ¿Objetivos cumplidos?
-Afortunadamente, el museo ha cumplido sus objetivos con creces. Es un dato positivo para nosotros y también para Euskadi, porque el Guggenheim fue una apuesta de País. Que los datos sean buenos nos da una gran satisfacción, pero también refuerza la apuesta que realizaron las administraciones vascas entonces. El Guggenheim no es solo un edificio extraordinario, o una colección de arte, aunque tengamos una colección y una programación extraordinaria; tampoco es solo un modelo de gestión innovador, que ha demostrado que es sostenible. Es el conjunto de todo eso, de ese conjunto de variables que evidencian que funciona no solo un año, ni dos, sino 17. Eso nos da tranquilidad para afrontar el futuro con garantías.
¿Cree que ha dejado de ser ya una marca foránea? Alguien ha dicho que ‘Guggenheim’ ya es una palabra vasca...
-Es verdad que el museo se siente muy respaldado, tiene más de 16.000 amigos que viven -en su mayor parte- en el entorno más cercano, cuenta con de 100 empresas que le dan un apoyo permanente porque lo consideran suyo. Guggenheim Bilbao es un elemento y factor de identidad de este País en el mundo. Precisamente, esta semana he visto en ETB un documental muy bueno sobre la presencia vasca en Estados Unidos. Entre las personas que aparecían estaba Joseba Zulaika, que tuvo al principio una posición muy crítica frente al museo. En el documental, Zulaika contaba que los vascos que viven allí, cuando miran a Euskadi y piensan en su casa, piensan en el Guggenheim Bilbao. Y eso me tocó la fibra.
Precisamente, la semana pasada, el Patronato ratificaba los principios del acuerdo entre el Guggenheim Bilbao y la Fundación Solomon R. Guggenheim. Bilbao tendrá Guggenheim hasta el año 2034, por lo menos.
-Esto es una buena noticia. Se han ratificado unos principios que ya se habían presentado en el Patronato de Nueva York hace unas semanas, que deben formar la esencia que se debe articular en un texto, que se firmará antes del 21 de diciembre. El acuerdo no está firmado pero sí las bases que le van a dar soporte. De momento, tenemos el traje cortado y el patrón definido y ahora hay que coserlo.
¿Ha habido buena sintonía entre ambos socios?
-Hay una gran sintonía entre las dos partes, que a lo largo de este año han estado hablando sobre la renovación. Hay consenso y las dos partes comparten la valoración enormemente positiva de lo que ha supuesto la relación en estos más de 20 años.
Se va a firmar por veinte años y no por diez, como preveía en principio el actual acuerdo de gestión.
-Creo que es bueno para Bilbao, para Euskadi y para Nueva York, pero, por otro lado, es natural. Cuando las relaciones son a largo plazo, como ésta, el tiempo las debilita o las refuerza. En este caso se ha ido tejiendo esa relación, esa confianza y eso ha hecho que sea más intensa.
Un acuerdo que en algunos momentos ha peligrado. En la legislatura anterior, incluso hubo algunas voces que cuestionaron la marca Guggenheim.
-Pues sí, no fue una relación especialmente cálida, pero afortunadamente no es ese el espíritu que hoy se respira. El hecho de que la Diputación de Bizkaia mantuviera la apuesta por el Museo y una buena relación con la Fundación neoyorquina ha ayudado mucho.
¿Qué balance haría del acuerdo actual? ¿En qué ha salido beneficiado Bilbao?
-Quien analice el estudio de viabilidad que se hizo en 1991 y el plan operativo que se elaboró en 1994 se dará cuenta de que se ha cumplido con todo lo previsto, incluso con más intensidad. Se hablaba de que iba a aportar una infraestructura con proyección internacional que ayudara a tener una presencia en el mundo, que ayudara a reconocer a Euskadi con un proyecto asociado a la cultura contemporánea... El año pasado hubo, por ejemplo, 20.000 noticias del museo en medios de comunicación internacionales, que llegaron a más de 3.500 millones de personas. El hecho de que del millón de visitantes anuales dos terceras partes sean extranjeros quiere decir que no es solo un elemento de orgullo y de apoyo económico, sino que también continúa teniendo un gran tirón internacional. Se pretendía que el Museo ayudara a Bilbao en su proceso de transformación urbana, que tiene un reflejo muy concreto en esta zona de Abandoibarra. Y el impacto económico es evidente; hasta el año pasado el museo había contribuido a generar un impacto de más de 3.500 millones de euros, lo que significa más de 40 veces el coste inicial, demostrando que la cultura puede ser un importante motor económico.
¿Y en qué ha beneficiado a Nueva York?
-Le ha aportado muchísimo. Ha demostrado que la estrategia de internacionalización que se empezó entonces era visionaria, que apostaba por un modelo que iba a ser viable y referencial en el futuro. Muchos de los que eran muy críticos entonces están haciendo exactamente eso ahora. Ese es el caso, por ejemplo, del Louvre, que tiene una expansión en Francia y en Abu Dhabi, el del Pompidou en Francia y en Asia... El museo bilbaino ha creado las pautas de funcionamiento de una institución cultural que trabaja en red con otras instituciones. La relación ha cambiado el paisaje cultural del mundo.
El acuerdo actual se firmó en 1994, tres años antes de inaugurarse el museo. Desde entonces han cambiado muchas cosas. ¿El nuevo acuerdo tendrá que adaptarse a la nueva situación?
-Una de las pautas es precisamente dar carta de naturaleza al papel y al nivel de autonomía de funcionamiento que el museo ha ido adquiriendo en estos años. Pero, a la vez, sin que eso implique que la relación del Museo con Nueva york se debilite. Durante este tiempo, se ha intensificado la relación, se ha generado confianza y uno de los elementos en los que se manifiesta esa confianza es que Bilbao ha sido capaz de ir asumiendo mayores cotas de autonomía en cuanto a funcionamiento. Esto hace que, 20 años después, la consecuencia normal sea darle cota de naturaleza a ese funcionamiento.
Hay quien ha acusado al Guggenheim Bilbao de mantener una relación de inferioridad con respecto a Nueva York.
-Hay personas que, cuando se habla de este funcionamiento en red, lo visualizan como un sistema planetario, donde hay un sol único, que es Nueva York, y unos planetas, que no tienen luz. Nosotros y Nueva York siempre lo hemos planteado como una constelación en la que hay diferentes estrellas con su luz. No se pretende que una deslumbre a otra. Que Bilbao haya sido capaz de asumir con éxito esa responsabilidad, esa autonomía, no va en contra de Nueva York. Al contrario, le refuerza la idea de que éste es un modelo sostenible, que funciona.
En el futuro acuerdo se establece la colaboración del staff bilbaino en el funcionamiento con Nueva York y, en especial, en el ámbito artístico.
-Hay una relación saludable y horizontal entre los staffs del personal de Nueva York y de Bilbao, fundamentalmente en determinadas áreas que son las que comparten más proyectos. Como la curatorial, que tiene una relación permanente y fluida con sus colegas de Nueva York, y lo mismo pasa con la educativa, y se pretende que, de cara al futuro, se intensifique. Hay otros departamentos que tienen menos conexión porque funcionan con coordenadas diferentes.
¿Está suficientemente representado Bilbao en la cúpula de la Fundación de Nueva York?
-Jon Azua forma parte del Patronato de la Solomon R. Guggenheim, es representante de las instituciones vascas en Nueva York y uno de los patronos más veteranos y respetados tanto allí como en el museo de Bilbao. Y hace seis años me nombraron director general de Estrategia Global de la Fundación neoyorquina, para encargarme de la puesta en marcha y desarrollo de las nuevas iniciativas estratégicas de la Fundación, como el proyecto en Abu Dhabi. Es una clara manifestación del peso y el papel que el museo ha ido adquiriendo en el funcionamiento de la Fundación neoyorquina.
¿Sigue repartiendo su tiempo entre Bilbao, Abu Dhabi y Nueva York?
-Así es, pero, afortunadamente, estoy asumiéndolo bien. Tengo el lujo de contar con un equipo extraordinario en Bilbao, que me ha facilitado mucho que lo pueda hacer.
En el acuerdo se plantea además “un nivel adecuado de financiación de las instituciones públicas para la adquisición de obras.
-Creo que es fundamental para el futuro del museo, es entendible que en momentos de situaciones difíciles como éstos, con recortes importantes en los presupuestos públicos, y en los que hay que atender otras prioridades, se disminuyan o incluso se supriman las adquisiciones de obras. Pero es verdad que mirando al futuro sería peligroso que eso se consolidara. Si se quiere que el museo dentro de 20 años pueda seguir en las mismas condiciones de salud y optimismo, es necesario que cuente con una importante colección propia.
Acaban de cerrar el cuarto mejor verano de la historia en cuanto a visitas. ¿Piensan alcanzar este año el millón de visitantes?
-El verano fue estupendo en cuanto a visitas y, en general, el año va muy bien. Estamos un 6 o un 7% por encima de 2013; vamos a ver cómo acaba el año. Tengo ilusión, pero es pronto para decir si vamos a llegar al millón.
¿Qué papel ha jugado la programación artística?
-Este año, en concreto, ha sido muy importante. Llevábamos cuatro años en los que las reducciones en las aportaciones públicas se habían hecho notar. Entre 2009 y 2013, se produjo una reducción de más del 50% de las aportaciones públicas. Afortunadamente, tenemos un nivel de autofinanciación cercano al 70%, lo que implica que con los recursos generados por los propios visitantes y el apoyo a través de los Amigos y el patrocinio, nos permite afrontar mejor este tipo de situaciones. Ahora, cuatro años con menos aportaciones se empiezan a notar en la programación, por eso en 2014 hemos tenido la suerte de contar con un apoyo extraordinario de dos millones más de la Diputación de Bizkaia, que se han dedicado a reforzar la programación. Esto nos ha permitido mantener y recuperar unos niveles presupuestarios similares a los de 2009 y no tener que prescindir de exposiciones que considerábamos importantes, como la dedicada al artista francés Georges Braque.
¿Está contemplado el proyecto del Guggenheim de Urdaibai en el Plan Estratégico con horizonte en 2020?
Sigue estando vigente una ampliación, pero no en términos de aumentar los metros cuadrados, sino para ampliar la posibilidad del Museo de propiciar experiencias complementarias a sus visitantes. Y por eso se pensó en este proyecto en Urdaibai, pero somos conscientes de la realidad y de las restricciones presupuestarias en las que las instituciones se tienen que mover. Éste es un proyecto que aquí y hoy por hoy solo se puede hacer si hay una apuesta pública; y si no la hay, también lo entendemos. No obstante, desde nuestro punto de vista sigue siendo un proyecto ilusionante y un sueño. Para el Museo y para Euskadi creemos que sería una buena apuesta, pero entendemos las limitaciones con las que nos encontramos.
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