Después de la difusión de mi primer reportaje en el programa Informe Semanalde Televisión Española me sometí a la crítica, como era norma en su redacción, de los periodistas, realizadores y, por supuesto, del propio director del espacio, Pedro Erquicia. Fue a finales del año 1976, el programa llevaba en antena por entonces más de cuatro años de emisión ininterrumpida durante los fines de semana. El examen ante el equipo que componía su plantilla transcurría siempre los lunes y lo recibían todos los que hubieran participado en la producción de la edición del sábado anterior. Aquello era una novedad para mí y, desde luego, algo excepcional en la propia televisión, la única que existía entonces. Analizaron mi trabajo, entre otros, Sol Alameda, Ana Cristina Navarro, Carmen Sarmiento, Rosa María Mateo, Manu Leguineche, David Solar, Antonio Gasset, Manuel Rubio... Era evidente que Pedro Erquicia se rodeaba de los mejores profesionales del momento y, al mismo tiempo, éramos muchos los que queríamos trabajar con él porque había importado del mundo anglosajón lo mejor del periodismo audiovisual.
Erquicia valoraba el sistema de producción y el enfoque que tenían los espacios informativos de la televisión anglosajona, tanto en Reino Unido como en Estados Unidos. Eran sus referentes profesionales y le habría entusiasmado que nuestra Televisión Española, la 1 y la 2, se hubieran parecido más a la BBC.
Informe Semanal, la creación más conocida de Erquicia, es émulo del excelente programa de la CBS 60 Minutes, que fue diseñado por un maestro de la producción informativa en televisión, Don Hewitt. Son numerosas las exclusivas que ha logrado este programa a lo largo de sus 50 años de recorrido. Erquicia estudió y aplicó, en la medida de sus posibilidades, el modelo de 60 Minutes en Informe Semanal, convirtiéndolo durante la Transición en un referente esencialde la comunicación en nuestro país, información en estado puro con rigor y con calidad en todos los sentidos: tanto en los contenidos como por el tratamiento de las imágenes.
Erquicia pretendía hacer en la televisión un periodismo eminentemente audiovisual. Dar el máximo valor al poder del medio, a la potencialidad de las imágenes como exponente esencial de los hechos noticiosos. ¿Qué significaba ese planteamiento de Erquicia y cuáles son sus consecuencias para los profesionales y los telespectadores? En la televisión se informa utilizando diferentes formatos como son las entrevistas, crónicas, lectura de noticias, muchos debates, imágenes en directo con o sin contextualizar… Lo que pretendía Erquicia era que el reportaje tuviera más importancia, tanto en los propios telediarios como en los espacios específicos donde tiene cabida este formato, que tuviera más relevancia. De esta manera se ofrecen más elementos al público con imágenes y testimonios de peso que nos permiten entender mejor los sucesos que se incorporan en los contenidos de los informativos. Por ejemplo, un telediario suele construirse con unos 30 argumentos noticiosos, para Erquicia eso constituía un exceso, su propuesta era seleccionar adecuadamente los contenidos fundamentales, aquellos de verdadero interés público y producir más reportajes sobre los hechos seleccionados. En una palabra, menos canutazos, como se mencionan en el argot profesional, menos directos sin sustancia, y más profundidad y elaboración en las noticias.
Erquicia defendía el reportaje, también el documental, como el formato más televisivo, el que más lo diferenciaba de otros medios por la fuerza de las imágenes, el que reforzaba y daba sentido al periodismo audiovisual, y con el que se ofrecía una información más contrastada, analítica, y con todos los elementos necesarios para que el público obtenga la información más completa sobre cualquier hecho. Esa es la razón y no otra que ha permitido a 60 Minutes, en Estados Unidos, e Informe Semanal, en España, convertirse en programas emblemáticos en sus respectivas cadenas, indiscutibles y reconocidos por los telespectadores y que hayan perdurado como formatos excelentes a lo largo del tiempo.
