sábado, 25 de marzo de 2017

El Bellas Artes de Bilbao expondrá la colección de arte de Alicia Koplowitz




El Museo de Bellas Artes de Bilbao acogerá el próximo mes de julio la primera exposición que se hace en España con obras de la colección de la empresaria y coleccionista española Alicia Koplowitz.
 La muestra, que podrá comenzar a verse en la última quincena del mes de julio, estará formada por una amplia selección de cerca de 90 piezas de dicha colección, que había permanecido inédita hasta la actual exhibición de 53 obras en el Musée Jacquemart-André de París, informa la pinacoteca bilbaína en un comunicado.
La empresaria y coleccionista Alicia Koplowitz ha formado a lo largo de las últimas décadas una de las colecciones artísticas europeas más relevantes, con obras de arte tanto antiguas como contemporáneas.
La exposición de Bilbao reunirá cerca de 90 pinturas fechadas desde el siglo XVI hasta el XX y esculturas de la Antigüedad clásica y contemporáneas, además de dibujos de diversas épocas.
"Es precisamente esa doble atención de Koplowitz al pasado y al presente, que se concreta en una mayor densidad de obras de los siglos XVIII al XX, una de las principales singularidades de la colección de la empresaria española", según el Museo Bilbao.
Otra singularidad de la colección es "su carácter cosmopolita por la atención que presta tanto a los artistas españoles tanto como a los extranjeros".
"Esto se materializa en una impresionante nómina de artistas, algunos de ellos excepcionales en una colección privada española" como los maestros de la escuela española de los siglos XVI y XVII Pantoja de la Cruz, Morales, Zurbarán y Arellano.
El XVIII en la colección de Alicia Koplowitz está protagonizado por obras del genio de Goya y sus coetáneos como Camarón, Esteve o Paret.
En ese mismo siglo están también representadas las escuelas italiana (con Guardi, Canaletto y los Tiepolo, entre otros) y francesa (Hubert Robert).
Del siglo XIX español se mostrará obra de Raimundo de Madrazo y el posimpresionismo francés estará representado con obras de Van Gogh, Gauguin y Toulouse-Lautrec.
Del periodo del siglo XX se podrán ver pinturas de Picasso, Juan Gris, Antonio López, Millares, Tápies y Barceló, entre los artistas españoles más destacados, y de Mondrian, Modigliani, Schiele, Van Dongen, Willem de Kooning, Mark Rothko, Cy Twombly, Lucian Freud, Lucio Fontana o Anselm Kiefer, del panorama internacional.
El capítulo contemporáneo de la exposición se completará con esculturas de Gargallo, Julio González, Miró, Oteiza, Chillida, Calder, David Smith, Giacometti, Louise Bourgeois o Donald Judd.

jueves, 23 de marzo de 2017

IGOR LEGARRETA GRABA EN EUSKADI SU ÓPERA PRIMA, ‘CUANDO DEJES DE QUERERME’, QUE VERÁ LA LUZ EL PRÓXIMO OTOÑO

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El actor Miki Esparbé, junto al director de la película, Igor Legarreta, durante el rodaje en la Estación de                                 Abando.
El actor Miki Esparbé, junto al director de la película, Igor Legarreta, durante el rodaje en la Estación de Abando. (Borja Guerrero)

CUANDO Laura tan solo era una niña, tuvo que dejar Euskadi junto a su madre y cambiar de vida en Argentina tras ser, supuestamente, abandonada por su padre. Décadas después, recibe una llamada para informarle de que el cuerpo de su padre acaba de ser encontrado bajo tierra en un bosque cercano. Las pruebas forenses eran claras: Félix Careaga murió hace más de treinta años asesinado de un disparo en la nuca. Es entonces cuando Laura regresa a su tierra, Euskadi, para reencontrarse con su pasado y averiguar qué le pasó a su padre. 
Esta es la historia elegida por Igor Legarreta para su ópera prima, un largometraje que rueda durante estas semanas en municipios como Bilbao, Oñati, Donostia, Irun, Durango, Oiartzun, Deba, Zumaia y Amarita; así como en los bosques de Aldatz y Urkiola y también al otro lado del charco, en Buenos Aires. Se trata, en palabras del propio director, “de una ambiciosa producción” llevada a cabo por Centuria Films (España), Cuando Dejes de Quererme AIE (España) y CEPA Audiovisual (Argentina), con la participación de Televisión Española, y el apoyo del ICAA, protagonizada por el actor catalán Miki Esparbé y los argentinos Flor Torrente y Eduardo Blanco. 
Por ello, el gris y lluvioso Bilbao volvió a convertirse en un plató de rodaje, concretamente en la Estación de Abando, donde se instalaron equipos de cámaras, iluminación, sonido, para grabar escenas en las que los protagonistas estuvieron acompañados de más de cien figurantes. “Quería hacer un homenaje al cine clásico grabando una historia con una trama potente, atractiva y con personajes con conflictos interesantes”, aseguró Legarreta sobre este filme, para el que cuenta con el guion de otros tres vascos: Ion Iriarte, Javier Echániz y Asier Guerricaechebarría. 
Conquistado por un libreto en el que la protagonista regresa en busca de su pasado, “una mujer que ha vivido y crecido deslocalizada”, Legarreta comenzó hace seis años a dar forma al proyecto. 
Como actores, los elegidos fueron la argentina Flor Torrente y el catalán Miki Esparbé. “Me fascinó el guion desde que lo leí, porque creo que más allá de tener el esqueleto de un thriller, es un libreto que se nutre de otros géneros, y eso es muy importante”, señala el intérprete. “Es fácil empatizar con esta historia, porque estamos hablando de las raíces, de la familia y de la amistad”, agrega. 
Flor Torrente es quien da vida a Laura, la pieza fundamental de una trama a la que todavía le quedan tres semanas de rodaje en Euskadi y una más en Buenos Aires para estar finalizada. “Cuando leí las primeras escenas en las que participaba mi personaje, sentí que ella tenía que ver conmigo, y que yo iba a estar aquí formando parte del equipo. Está siendo una labor de mucho aprendizaje pero también de mucho disfrute”, explicó la actriz. 
Junto a ellos, el tercer protagonista es el actor Eduardo Blanco, quien también se encuentra en la capital vizcaina rodando. El intérprete, que da vida al padre adoptivo de Laura, explicó que el proyecto llegó a sus manos hace cuatro años, “pero esta, como todas las aventuras, ha tenido un complejo recorrido”. 
El toque final lo pondrá una banda sonora compuesta por Lucio Godoy. “Creo que la música, tanto por presencia como por ausencia, es una parte fundamental en el cine. Y en este caso lo es, pero no por ser un thriller, sino porque también tiene una carga emocional importante. Donde hay emoción, como en esta película, la música suele venir de su mano”, concluyó Legarreta.

miércoles, 22 de marzo de 2017

¿Qué hace una vajilla sucia gigante en la ría de Bilbao?







La escultura está situada frente al Euskalduna. Foto: EFE

Una enorme escultura que simula una vajilla sucia ha flotado este martes en la ría de Bilbao como parte de una campaña del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia y la empresa Acciona para concienciar a la ciudadanía sobre la necesidad de hacer un consumo más racional del agua.
Con motivo del Día Mundial del Agua y como parte de la campaña "Cierra el grifo", Acciona y el Consorcio han dejado fondeada en la ría, amarrada a unas boyas a la altura del palacio Euskalduna, una enorme figura de 9x9 metros (equivalente a un edificio de tres plantas), que reproduce una vajilla sucia, con platos, tazas y cubiertos.





lunes, 20 de marzo de 2017

Cuando Bilbao escogió el arte

Una de las salas de exposición del Museo de Bellas Artes en 1930.
Una de las salas de exposición del Museo de Bellas Artes en 1930. (Museo Bellas Artes de Bilbao)

ERA el año 1914 cuando el Museo de Bellas Artes de Bilbao abría sus puertas en el antiguo Hospital Civil de Atxuri. Lo hizo con 137 obras, 77 correspondientes a la sección de arte antiguo y 60 a la sección de arte moderno. 
Una década más tarde, se unía a esta sala el Museo de Arte Moderno. Ambos convivieron en el centro de la ciudad hasta que llegó la Guerra Civil, un conflicto que dio paso a una nueva etapa en la que los dos edificios se fusionaron constituyendo el actual museo. En aquel tiempo, del que hoy hace más de cien años, la villa vivía un ambiente de prosperidad económica gracias al desarrollo industrial experimentado a finales del siglo XIX, el cual trajo consigo el nacimiento de una nueva clase social con recursos económicos y el interés de la ciudadanía por la cultura. Era el nacimiento y los primeros pasos de un espíritu artístico que hoy constituye una de las señas de identidad de Bilbao. Al frente de tales retos tomaron el mando dos artistas vascos: Manuel Losada en el Bellas Artes y Aurelio Arteta en el Museo de Arte Moderno. 
La creación de este emblemático centro ha sido la línea escogida por Mikel Onandia para realizar una profunda investigación que ha tenido como resultado una tesis titulada Las colecciones del Museo de Bellas Artes y del Museo de Arte Moderno de Bilbao entre los años 1908 y 1936, en la que narra los inicios de esta pinacoteca que hoy cuenta en sus fondos con más de 10.000 piezas. 
En concreto, “la puesta en marcha del Museo de Bellas Artes supuso la institucionalización del ambiente artístico que se venía gestando durante las dos décadas anteriores. Además, respondía a la demanda existente de una colección de arte pública”, explica Onandia. Así, la sala se convirtió en un punto de referencia para los artistas y coleccionistas de la época. Lo que hacía especial a este centro, según apunta Onandia, es que “tanto el Museo de Bellas Artes como el Museo de Arte Moderno contaban con la iniciativa popular, algo que determinó la fructífera colaboración entre las instituciones y la sociedad, así como la apuesta por la contemporaneidad, en consonancia con los valores defendidos por la Asociación de Artistas Vascos o el principal crítico del momento, Juan de la Encina. Esto erigió a Bilbao como uno de los tres principales focos artísticos, junto a Madrid y Barcelona”. 
La inauguración del Bellas Artes se llevó a cabo con 137 obras, una colección de la que cerca de la mitad llevaba la firma de autores contemporáneos -Arteta, Regoyos, Mogrobejo, los Zubiaurre, Guinea, Sorolla, etc.-, procedentes de depósitos institucionales y donaciones de particulares. “Pero enseguida comenzó a adquirir obras en exposiciones y también ingresaron piezas de artistas modernos por suscripciones populares. Son especialmente significativas las creaciones que llegaron de la I Exposición Internacional de Pintura y Escultura de 1919, entre ellas piezas de Gauguin, Serusier o Cassat”, relata. 
De este modo, la inauguración de ambas pinacotecas trajo muchas ventajas a los artistas de la época, puesto que tanto el Museo de Bellas Artes como el Museo de Arte Moderno adquirieron obras de los artistas consagrados en ese momento, por lo que ambos centros “se afianzaron como referentes para las generaciones más jóvenes”. 
El artista Manuel Losada fue el escogido para ser el primer director del Bellas Artes. Mikel Onandia lo define como “una persona muy preparada, con contactos entre coleccionistas y artistas en Bilbao, Madrid y París”. “Fue sin duda un hombre muy capacitado para la gestión museística y llegó a sobrevivir hasta cuatro regímenes políticos distintos”, apostilla. La dirección del Museo de Arte Moderno, por su parte, corrió a cargo de otro pintor, Aurelio Arteta. En aquel tiempo, las figuras del artista, coleccionista y marchante se entremezclaban y era habitual que los creadores ocupasen las direcciones de los museos. Arteta fue un autor comprometido y quien “puso las bases de la orientación del recién creado Museo de Arte Moderno. Mostró en él una implicación que iba mucho más allá de la mera gerencia, y apostó por los valores del arte en los que creía hasta tal punto que tuvo que dimitir en 1927 por desavenencias con el Ayuntamiento”, recuerda Onandia. 
COLECCIONISMO La creación de estos museos discurría paralela al coleccionismo privado existente en la capital vizcaina. A este respecto, Onandia señala que el coleccionismo particular, “de tipo burgués que de manera soterrada mostraba ya síntomas de asentamiento a finales del XIX y los primeros XX”, resultó clave para impulsar los fondos públicos. Esto se debe a que esos amantes del arte aportaron una notable cantidad de obras de sus adquisiciones personales a ambas salas: “Entre los mismos destacan, especialmente, Antonio Plasencia y Laureano de Jado. Este último legó al Museo de Bellas Artes todas sus piezas en 1927”. Precisamente, esas donaciones particulares que recibió el museo en sus primeros años de actividad determinaron las futuras líneas de crecimiento de la colección, que siempre tuvo la voluntad de convertir Bilbao en un referente cultural. 
El trabajo de Onandia finaliza en el año 1936, fecha de inicio de la Guerra Civil española, “un conflicto que quebró la efervescencia cultural y artística de la ciudad y supuso una crisis sustancial para el Museo de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno”. Sin embargo, el autor afirma que, a pesar de las dificultades que trajo la guerra, “el museo pudo continuar apostando por una orientación que se identifica desde su nacimiento, fijando su interés tanto en pintores antiguos de categoría como en artistas contemporáneos, nacionales e internacionales y, especialmente, vascos”