Nuestro segundo día de viaje es la jornada perfecta para conocer la zona más tradicional: el Casco Viejo.
Comenzamos nuestro recorrido en el Paseo del Arenal. Si es domingo, encontraremos a orillas de la ría una bonita sorpresa: un precioso mercado de flores al aire libre lleno de ambiente y donde podremos llevarnos un ramo a nuestro gusto.
Desde aquí y por la calle Fueros llegamos a la Plaza de Unamuno, muy animada a cualquier hora e ideal para tomar un café. A nuestra espalda quedan los 213 escalones de las Calzadas de Mallona. Podemos subir parte de ellos para sacar una curiosa fotografía. Si nos animamos a subirlos todos, iremos en dirección a la Basílica de Begoña. Sin embargo, supone al menos media hora de camino y alejarnos de la zona del Casco Viejo, por lo que si nos interesa conocerla, es mejor dejar este plan para después de comer.
Decidimos continuar por la zona más antigua de la ciudad. Aquí, lo mejor, es perderse por las callejuelas empedradas para percibir el carácter más tradicional de Bilbao e ir descubriendo en un paseo tranquilo bellos monumentos, plazuelas, talleres de artesanía y todo tipo de comercios. Sin embargo, la zona conocida como la de “Las 7 calles”(las vías paralelas que comienzan en Somera) es una de las más populares. A lo largo de ellas y en sus inmediaciones podemos visitar el mercado de la Ribera (el mercado cubierto más grande de Europa donde nos llamarán la atención sus coloridas vidrieras), la Iglesia de San Antón, la catedral de Santiago (la iglesia más antigua de la Villa de Bilbao) o el Edificio de la Bolsa. Justo aquí, encontraremos una curiosa señal en el suelo que nos indicará cómo colocarnos para divisar la Basílica de Begoña, pues se trata del único punto del Casco Viejo desde donde se puede ver.
Para terminar nuestro recorrido, podemos salir por la calle Bidebarrieta para llegar de nuevo hasta la preciosa plaza del Arenal y admirar el elegante Teatro Arriaga, el más emblemático de la ciudad.
Nos vamos de pintxos
Es el momento de comer, y aunque ya nos habrán tentado los múltiples locales que hay por la zona, nos queda por conocer un lugar muy especial: la Plaza Nueva. Si es domingo, podremos disfrutar del mercadillo que se organiza bajo sus 64 arcos porticados: veremos a multitud de personas comprando libros antiguos, monedas, sellos, comics… ¿Por qué no llevarnos nosotros también un recuerdo?
Y para comer, veremos que esta plaza nos ofrece multitud de bares y tabernas donde degustar los tradicionales pintxos (exquisitos bocados normalmente de productos típicos) acompañados del vino de la tierra, el Txacolí. ¿Lo mejor? Ir de local en local para probarlos todos y acabar la tarde tomando un café en una de las encantadoras terrazas de la plaza o en una pastelería de la zona.
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