Otro premio internacional se suma ahora a la larga lista de los que acumula el Guggenheim Bilbao desde que este abriera sus puertas el 19 de octubre de 1997. Ayer sus responsables daban a conocer que el museo había obtenido el Leading Culture Destinations 2014 (Destinos líderes culturales) en la categoría de arquitectura y diseño espacial. Se trata de la primera edición de estos galardones, que distiguirán anualmente a partir de ahora a las mejores instituciones culturales internacionales en áreas como su programación artística, su arquitectura, su oferta gastronómica, su espacio comercial o su experiencia digital.
En esta ocasión, el Guggenheim Bilbao ha compartido premios con cuatro de las instituciones culturales más prestigiosas del mundo como son la Tate Modern de Londres, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Palais de Tokio y el Jumex de México.
ICONO En el caso de Bilbao, el certamen, que se organiza en la ciudad de Londres, ha valorado la importancia de la arquitectura del museo, diseñado por Frank Gehry, para convertir a la ciudad en uno de los principales destinos culturales. Hace ya casi dos décadas desde que el arquitecto norteamericano de origen canadiense aterrizó por primera vez en Sondika junto con el entonces director de la Fundación Guggenheim, Thomas Krens, para buscar un lugar donde ubicar un museo. Entonces no lo sabía, pero estaba a punto de inscribir su nombre en el olimpo de la arquitectura y de paso, lanzar a Bilbao al futuro.
Desde entonces, al museo le han llovido los premios. El Guggenheim Bilbao fue elegido por un jurado de expertos internacionales como el edificio más significativo de las últimas tres décadas en la revista Vanity fair. Lonelyplanet incluye también al museo entre los edificios más hermosos del mundo y en el 2000 fue elegido como el Museo Europeo del Año. Gehry, por su parte, con sus formas torcidas, escultóricas e inesperadas, fue proclamado “el arquitecto más importante de nuestra era”.
Además, del Guggenheim Bilbao, Gehry ha diseñado edificios tan singulares como el Frederick Weisman de Minneapolis, la Casa Danzante de Praga, la Bodega-Hotel Marqués de Riscal en Elciego o la Sala de Conciertos Walt Disney en Los Ángeles.
A sus 85 años, Gehry todavía irradia vitalidad. La semana pasada se inauguraba en París su último edificio, la sede de la Fundación Vuitton, que albergará un museo. Pero no se trata de un remake de Bilbao. Veinte años después, ni el mejor arquitecto puede repetir el mejor edificio.
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