Tienen su propio Ikea, no les importa gastarse dinero en utensilios de cocina y nada de comprar vasos de tubo, siempre vaso ancho. Estos seis puntos definen tu vida si la compartes con un vasco.
1. Tienen su propio Ikea (y su propio Vitra)
Aunque Ikea podría ser una palabra euskera por su sonoridad, los vascos son muy de lo suyo y por eso han creado su propio gigante sueco. Se llama Muebles Lufe y ofrece muebles económicos pero sólidos. Todas sus piezas están diseñadas y hechas en el País Vasco con certificado incluido. Faltaría más. Pero no solo tienen un Ikea “a lo vasco”, también podríamos encontrar similitudes en su microcosmos con firmas de alto diseño. Así, a bote pronto, se nos ocurren nombres tan apetecibles como Ondarreta, Stua o Bois et Fer.
2. Invierten en la cocina
Los vascos tienen sus 22 restaurantes con Estrella Michelin totalmente interiorizados. Pueden enumerarlos de memoria como un padrenuestro y si de algo están convencidos es de que la cocina vasca es “la mejor” (algo que no dudamos). Por eso, por mucho que el vasco con el que vives no sepa mucho más que hacer un huevo frito, se negará a tener utensilios de cocina baratos y de mala calidad. La cocina de un vasco está llena de buenas “herramientas” de madera (a poder ser autóctona) porque sin ellas no se consigue el mismo resultado. Sin olvidar nunca tampoco las cacuelitas de barro, hay platos que solo se pueden hacer en ellas y lo contrario es sacrilegio. SA CRI LE GIO.
3. Que quede claro que aquí vive un vasco
Tu procedencia importa, sí. Vale, tú también tienes tus costumbres y tus cositas propias de tu tierra. Pero a ver, vives con un vasco o una vasca, ¿vale? Y esto tiene que saberse desde la puerta de entrada, por eso un felpudo que dé la bienvenida con un flamante ONGI ETORRI no puede faltar.
4. Oteiza o Chillida
Aunque hace poco hemos hablado de la rivalidad de las dos principales figuras totémicas del arte vasco, ambos artistas han supuesto dos referentes claros para todo vasco (digamos que en igualdad de condiciones para no echar más leña al fuego). Por eso es muy probable que en tu casa tengas, bien enmarcada por supuesto, una reproducción de una lámina de Oteiza o de Chillida. ¿Cuál de los dos gana en la tuya?
5. No le hables de vasos de tubo
No lo entienden. No les entra en la cabeza beber copas en un vaso tan estrecho. Y es que los vascos no solo nacen donde les da la gana, también beben donde quieren. Si vives con uno de ellos habrás escuchado en más de una ocasión la frase que más les caracteriza: “en vaso ancho”. No importa el bar, siempre lo pedirán así. Y por tanto en tu casa tampoco podrán faltar. Ah y si es bilbaíno, también tendrá txikitos para el vino. Aunque solo sea por pura nostalgia.
6. ¿De Bilbao, de Donostia o de Vitoria?
Esta pregunta tiene fácil solución. Basta con echar un vistazo general a su casa y localizar algo de la Tamborrada de Donostia (véase un gorro de cocinero o un tambor, por ejemplo), una figura de Celedón de Vitoria, o un pañuelo de las fiestas Aste Nagusi de Bilbao. Pero como el pañuelo es posible que esté guardado, si es bilbaíno busca una reproducción de las baldosas de las calles de Bilbao porque será una pista más evidente.
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