Según ha informado el museo, tras la exposición de paisajes monumentales que Guggenheim Bilbao ofreció en 2012, Hockney se alejó de la pintura y de su Yorkshire natal para regresar a Los Ángeles. Poco a poco retomó la realización de retratos y durante los meses siguientes se sumergió totalmente en este género. Ese vigor creativo le llevó a invitar a personas de diversas esferas de su vida a posar para él en su taller. Los cuadros, de idénticas dimensiones, muestran a todos los modelos en una misma silla y ante un mismo fondo azul brillante; cada uno fue pintado en el transcurso de tres días. "No obstante, la maestría de Hockney permite que la personalidad del retratado surja del lienzo con una cálida inmediatez", ha destacado. La muestra se exhibe actualmente en la Royal Academy of Arts de Londres y posteriormente viajará a la National Gallery of Victoria, Melbourne, antes de recalar en Bilbao el 10 de noviembre de 2017.
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