domingo, 10 de julio de 2016

La rebeldía de Courtney Barnett agita el Bilbao BBK Live







No la llaman la ‘Kurt Cobain australiana’ por nada. Si el de Nirvana fuera mujer y viviese en nuestro siglo, seguramente sería algo así como Courtney Barnett. Quien aún crea que el rock es cosa de hombres, es que no han visto a esta pequeña fiera sobre el escenario.
Lo de su característico e inexpresivo tono de voz ya lo compensa ella con mucho rasgueo y las descaradas letras de su único álbum, ‘Sometimes I Sit And Think, And Sometimes I Just Sit’ (‘a veces me siento y pienso y a veces solo me siento’). Si las campas que rodean el escenario estaban ya llenas de festivaleros sobre la hierba, en el corazón de la zona baja del escenario los presentes han respondido ante un directo potente, de los de agitar la melena (chicos y chicas) y levantar polvareda.
Barnett es guerrera y su banda le hace juego, con Bones Sloanes al bajo y agitando su melena al viento, y David Mudie a la batería haciendo lo propio. Abajo, los presentes respondían con cabeceos y pogos, como ese masivo que se ha montado durante ‘Pedestrian at Best’, que ha desatado la euforia entre los fans, y que sirve como la mejor y mayor muestra de la cara que le echa la de Sídney a la hora de componer: “ponme en un pedestal y solo te decepcionaré. Dime que soy excepcional y te prometo que te explotaré”. La misma que en ‘Nobody Really Cares If You Don’t Go To The Party’ (‘a nadie le importa realmente si no vas a la fiesta’), otra delicia rebelde para los presentes.
La australiana, con un ‘look’ como recién sacado de los 90, ha acabado retorciéndose frente a los altavoces al compás de un público también agitado. Casi hasta sensual en ‘Kim’Caravan’, rasgándose la voz en otros como ‘Elevator Operator’. Sin apenas despedirse, como la rebelde que es, ha abandonado su guitarra en el suelo cuando aún sonaban sus últimos acordes, solapados con los aplausos de un público deleitados con su descaro.
En el escenario secundario, Father John Misty le recogía el testigo entregándose literalmente a su público… Porque en el foso ha acabado. De tanto bailar y agitarse al borde de las tablas, Joshua Tillman ha acabado por los suelos. Con mucha elegancia, eso sí, se ha repuesto y ha continuado con un show incombustible capaz de levantar los ánimos hasta al más agotado de los asistentes tras tres días de festival.
A él le seguirá la psicodelia de Tame Impala, uno de los nombres más esperados de la noche junto con Foals, con interludio del post-punk de Editors.

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