domingo, 22 de mayo de 2016

México en el cielo de Bilbao






El arquitecto argentino César Pelli es el autor del primer rascacielos de la capital andaluza, la Torre Sevilla, la enhiesta edificación de 180 metros rebautizada localmente por el apellido de su autor, y de la Torre Iberdrola de Bilbao, que se eleva con sus 165 metros de altura cerca del icónico Museo Guggenheim de Frank Gehry. Sede de una de las grandes corporaciones del país, la Torre Iberdrola se abre ahora al arte hasta el 30 de junio gracias a la labor del artista sevillano Guillermo Paneque, que ha planteado en su planta 25 una exposición de autor donde se cruzan épocas, estilos, dinámicas, medios y soportes. El resultado es un viaje laberíntico y sensual por los muchos méxicos que cohabitan en el país donde falleció el escritor sevillano Luis Cernuda, del que Paneque parte en este proyecto titulado como uno de sus libros de poemas en prosa: Variaciones sobre tema mexicano, publicado en 1952 por el también autor de Ocnos. Monedas y vasijas del Virreinato de la Nueva España o pinturas de los principales museos nacionales de México y de España conviven aquí con vídeos de Francis Alÿs, el cotizado artista belga afincado en la capital mexicana, o con fotografías tomadas allí por Tina Modotti y los gallegos Hermanos Mayo. Paneque desarrolla en esta exposición una idea de México como mito y como ficción dentro de la ficción, un empeño que acentúa el catálogo o libro de artista editado por María Virginia Jaua. 

Abarcando desde lo precolombino a lo contemporáneo, Paneque invita al espectador a buscar la esencia de un país "que es un crisol de culturas en el que coexisten simultáneamente distintos tiempos históricos pertenecientes a diversos grupos humanos", explica el comisario, que entre las múltiples lecturas y referencias estéticas que ha logrado encajar en el proyecto incluye los escritos de Octavio Paz. "No sabemos en qué consiste la mexicanidad ni por qué camino llegaremos a ella; sabemos, oscuramente, que aún no se ha revelado", escribió el Nobel mexicano, una cita que informa plenamente de las intenciones de este proyecto accesible ahora al público general tras unas primeras semanas limitado a los directivos, trabajadores y accionistas de Iberdrola. 

La muestra se abre con un cruce de miradas. El que trazan los protagonistas de tres retratos pintados por José Clemente Orozco, Diego Domínguez Sanabria e Ignacio Zuloaga. Muy cerca de estas piezas, un espejo azteca y un bloque de obsidiana invitan a reflexionar sobre los estereotipos e imaginarios mexicanos que manejamos. "La exposición no es cronológica ni histórica; tampoco es una muestra de arte mexicano contemporáneo que aborde los temas más candentes, como la emergencia de la violencia. He pretendido articular una narración constituida por capítulos caprichosos, por variaciones sobre temas diversos que me permiten acercar además a artistas actuales muy interesantes", recalca. Los vídeos de Chantal Peñalosa y Mario García Torres, los ready made de Fernando Ortega, las esculturas de Tania Pérez Cordova, el cine del director Carlos Reygadas, las instalaciones de Daniel Aguilar Ruvalcaba o las fantasmáticas proyecciones de Teresa Margolles ilustran la pujanza de la nueva escena mexicana. 

En algunas secciones las asociaciones sorprenden como un fogonazo, sobre todo cuando Paneque se sirve de la indagación reflexiva propia de la poesía. Así ocurre, por ejemplo, con la sala IV del recorrido, Ritos fósiles, donde dos figuras precolombinas de Jalisco y Colima presiden un conjunto integrado por fotografías de Cy Twombly de la colección Iberdrola, por varios dibujos de Alan Glass y una pintura de César Manrique. Este diálogo visual sobre texturas, erosión y paso del tiempo se enriquece con la película en 16 mm. de Joachim Koester que sumerge al espectador en una experiencia entre la consciencia y la inconsciencia. 


Paneque, pintor y videoartista, director de la mítica revista sevillana Figura y comisario residente en Madrid, regresó a Andalucía en los dos últimos años para revisar su propia obra en el CAAC y ofrecer una novedosa lectura de los fondos de la colección Meana Larrucea en Cádiz. En Bilbao, como en la capital gaditana, apabulla su capacidad para crear conexiones entre las diversas obras y aprovechar el complicado espacio circular de la Torre Iberdrola para tensar esta oda a la mexicanidad que tiene en el chapulín de Fernando Ortega, inserto en el tapón de una botella de champagne a punto de estallar, una inmejorable tarjeta de visita.

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