Los amantes de la naturaleza saben muy bien dónde está el monte Avril. Situado a pocos kilómetros del corazón de Bilbao, esta zona verde es un lugar ideal para sentir el silencio, apenas interrumpido por el viento que agita los árboles. Sin embargo, hubo un tiempo en el que esta paz fue sustituida por gritos y disparos. Las víctimas de aquellas dramáticas escenas luchaban por la libertad, y murieron por ella. Eran gudaris. 79 años después, sus restos podrían seguir escondidos bajo la tierra de este encantador paraje. Olvidados e inaccesibles, tal como querían los franquistas.
Sin embargo, la historia puede cambiar. La plataforma municipal Udalberri-Bilbao en Común ha impulsado una moción para intentar que se realicen excavaciones en aquellos sitios donde podrían permanecer enterrados un número no determinado de combatientes–se habla de decenas-. “Queremos devolver y preservar la dignidad de las personas asesinadas”, explica Amaia Arenal, concejal de esta agrupación en el consistorio bilbaíno. “Lo que estamos pidiendo –continúa- es que se cumplan tanto la Ley de Memoria Histórica como los estándares internacionales de derechos humanos”.
Sin embargo, la historia puede cambiar. La plataforma municipal Udalberri-Bilbao en Común ha impulsado una moción para intentar que se realicen excavaciones en aquellos sitios donde podrían permanecer enterrados un número no determinado de combatientes–se habla de decenas-. “Queremos devolver y preservar la dignidad de las personas asesinadas”, explica Amaia Arenal, concejal de esta agrupación en el consistorio bilbaíno. “Lo que estamos pidiendo –continúa- es que se cumplan tanto la Ley de Memoria Histórica como los estándares internacionales de derechos humanos”.
Con ese objetivo, Udalberri ha informado sobre la presentación de esta moción a todos los grupos con representación municipal, con el objetivo de que sea respaldada por unanimidad. “Todos los grupos nos han dado su aprobación”, indica Arenal. Ese “todos” incluiría a los cuatro concejales del PP, un partido bastante reacio a la apertura de fosas comunes. El PNV -que gobierna en esta ciudad con el respaldo del PSE- también votará a favor, al igual que socialistas, EH Bildu y Goazen Bilbao –otra plataforma local de izquierdas-
Mediante esta iniciativa, el ayuntamiento instará al Gobierno Vasco y a la Diputación Foral de Bizkaia a dar los pasos necesarios para iniciar las excavaciones en la zona donde se encontrarían los restos de los gudaris. Todos ellos pertenecían al Batallón Rebelión de la Sal del Euzko Gudarostea, compuesto por militantes nacionalistas. En junio de 1937, sus miembros pelearon desde los montes que rodean Bilbao para tratar de impedir el avance de los franquistas. El día 13 de ese mes cayeron en manos de los sublevados, que no dudarían en asesinarlos.
De acuerdo a diversos testimonios, los dueños de los caseríos existentes en esa zona enterraron a los milicianos en fosas comunes. El silencio en torno a este asunto se mantuvo hasta 2012, cuando los familiares de Gumersindo Jauregi Abrisketa, capitán del Rebelión de la Sal, recurrieron a la Sociedad de Ciencias Aranzadi, una institución que cuenta con uno de los principales equipos de antropólogos del país y que para entonces ya había trabajado en varias exhumaciones.
En un informe preliminar, los expertos confirmaron la verosimilitud de los testimonios sobre los posibles emplazamientos de fosas comunes en el monte Avril. Tras visitar esta zona, la Sociedad de Ciencias Aranzadi recordaba que “durante los días previos a la entrada de las tropas franquistas en Bilbao (19 de junio de 1937), el cordón montañoso que discurre entre los montes Avril y Ganguren se vio sometido a una gran actividad bélica”. “Tanto los bombardeos como los combates dejaron más de un centenar de muertos y muchos de sus cadáveres fueron enterrados en improvisadas fosas”, señalaba.
Entre restos prehistóricos
De acuerdo a este documento, uno de los posibles enterramientos estaría ubicado en “una zona próxima a un merendero, sin que en la actualidad exista marca o señal de las inhumaciones”. La otra fosa habría sido cavada a menos de 200 metros de ese lugar, en un sitio donde también se encuentran algunos restos arqueológicos. “Esta coincidencia dificulta las excavaciones, pero no lo imposibilita”, destaca Arenal.
En cualquier caso, Aranzadi ya adelantó en 2012 que “es necesaria y de obligatorio cumplimiento la petición de autorización para cualquier intervención, bien sea utilizando detectores de metales, excavadora o bien mediante catas manuales”. Si la moción de Udalberri prosperase, por primera vez existiría una solicitud formal de una institución –en este caso, el ayuntamiento de Bilbao, que además es el propietario de los terrenos- para que se realicen las excavaciones.
“En otras localidades de la Comunidad Autónoma Vasca y de la Comunidad Foral Navarra se ha podido actuar, cumpliendo todos los estándares científicos e internacionales de los derechos humanos y de la protección del patrimonio histórico”, subraya el texto promovido por Udalberri, en el que también indica que se deberá actuar de forma coordinada “con el Servicio de Patrimonio Histórico de la Diputación Foral de Bizkaia, que es quien ostenta la competencia a estos efectos”. Hasta que eso ocurra, los familiares del capitán Gumersindo y de otras tantas víctimas seguirán preguntándose si allí están sus seres queridos. Los del Rebelión de la Sal. Los que murieron por la libertad.
“En otras localidades de la Comunidad Autónoma Vasca y de la Comunidad Foral Navarra se ha podido actuar, cumpliendo todos los estándares científicos e internacionales de los derechos humanos y de la protección del patrimonio histórico”, subraya el texto promovido por Udalberri, en el que también indica que se deberá actuar de forma coordinada “con el Servicio de Patrimonio Histórico de la Diputación Foral de Bizkaia, que es quien ostenta la competencia a estos efectos”. Hasta que eso ocurra, los familiares del capitán Gumersindo y de otras tantas víctimas seguirán preguntándose si allí están sus seres queridos. Los del Rebelión de la Sal. Los que murieron por la libertad.
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