El otoño es época de setas y en Bilbao brotan a tiro de piedra. Basta con asomarse por los montes del anillo verde para volver con una cesta llena a casa. Pero el jefe de sección de Inspección Alimentaria del Ayuntamiento, Álvaro Chirapozu, recordó ayer que «es mejor centrarse en la calidad que en la cantidad». Señaló que una cuarta parte de los ejemplares que llegan al servicio municipal de identificación de setas son tóxicas. La concejala de Salud y Consumo, Yolanda Díez, recordó que para evitar el envenenamiento alimentario, el Consistorio ofrece asistencia para reconocer los hongos -desde la semana pasada- todos los lunes y miércoles de 9.00 a 11.00 horas, hasta el 2 de diciembre, en la calle Ugalde 7.
EL SERVICIOAndoni es uno de los casi 20 aficionados a la micología que se acercaron ayer a la sede del área para identificar sus ejemplares. Tuvo que tirar la mayoría, porque los especialistas la calificaron de ‘no apta’. «Siempre se aprende algo nuevo y es una forma de evitar sustos innecesarios», comentaba sin perder la sonrisa. En todo 2014, el servicio municipal recibió a 219 personas, mientras que este año, en apenas una semana desde que arrancó el servicio, Álvaro Chirapozu y su equipo han atendido a más de 70 recolectores. La gente que acaba de empezar con esta actividad es la que más acude al centro de asistencia, sostiene el experto. «Tiene menos conocimientos y acaba recogiendo más especies de las que debería. Es mejor coger seis buenas, en lugar de varios kilos para luego tirarlo todo», explicó. La frecuencia de consultas depende de la meteorología. Cuando hace buen tiempo, aumenta la recogida y más gente recurre al servicio.
El responsable de Inspección Alimentaria dice haber visto «bastantes barbaridades» en sus 30 años de trayectoria profesional. «Hemos recibido a gente que colecciona especies muy peligrosas y se basan en ideas erróneas». En este marco, recomendó a los recién iniciados ir siempre acompañados por alguien que sepa distinguir los hongos comestibles de los peligrosos. Si la seta es tóxica, sabe mal, tiene una textura demasiado dura o tiene un aspecto muy desagradable, Chirapozu insta a dejarla en su sitio. Subrayó la importancia de empezar a buscar especies «fáciles de reconocer y que no den lugar a la confusión», como los níscalos o los Boletus Edules Aéreos. También aconsejó ignorar los consejos de los desconocidos. «En el monte siempre hay alguien que intenta lucirse», subrayó. El experto recordó que la seta más peligrosa es la Amanita Phalloides. «Es fácil de confundir con otras y las consecuencias son muy graves. Afecta al hígado y, si no se aplica el tratamiento, requiere un transplante del órgano o puede provocar la muerte
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