Con el Guggenheim como símbolo de la transformación, Bilbao ha utilizado la cultura como elemento central en su proceso de revitalización. Y ha sido la razón por la que la capital vizcaina fue elegida sede de la primera cumbre de la cultura de la Red de Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) que se celebra este mes. La cita reunirá a más de 250 expertos internacionales que compartirán experiencias y prácticas de cómo utilizar la cultura como un elemento de desarrollo sostenible y cohesión social de las ciudades, analizando cómo será la cultura en el futuro. “Sois un ejemplo de cómo rehacer una ciudad utilizando la cultura”, reconoció Catherine Culler, presidenta de la comisión de Cultura de CGLU.
Del 18 al 20 de este mes, Bilbao se convertirá en la capital del mundo de la cultura. Ciudades, sociedad civil y organizaciones internacionales se darán cita en la capital vizcaina para compartir las experiencias que se han desarrollado en diferentes zonas del mundo, promover el trabajo conjunto y elaborar una nueva agenda que sirva de guía a las administraciones locales a la hora de promover la cultura. “Se trata de uno de los acontecimientos internacionales más importantes de los últimos años para Bilbao”, admitió la concejala de Cultura y Educación, Ibone Bengoetxea. La elección de la capital vizcaina como sede de esta primera cumbre, que reunirá a representantes de 80 ciudades de 50 países, no ha sido casual. “Se debe a la importancia que hemos dado a la cultura como elemento tractor de la transformación urbana. Esta ha sido una apuesta por la cultura no solo como herramienta de oferta de producto cultural, sino también como una industria y un motor de la transformación social”, incidió Bengoetxea. Será precisamente la Alhóndiga, sede hace dos años de la Cumbre Mundial de Alcaldes, donde se desarrollarán los encuentros. El evento supone, según Bengoetxea, “el colofón a muchos años de esfuerzo por situar a Bilbao en la vanguardia internacional de las grandes ciudades y a un esfuerzo colectivo de pasar de ser una ciudad industrial a una ciudad que busca el valor de los procesos”.
Los expertos compartirán sus experiencias en relación a diversas cuestiones para las realidades metropolitanas, como ciudades sostenibles y cultura, derechos culturales o el papel de la cultura en el desarrollo sostenible.
Pero, además, en estos cuatro días se elaborará un documento,Cultura 21: Acciones, en el que se establecerán nueve compromisos, con diferentes iniciativas concretas, seguidos de una decena de puntos de evaluación, que cada ciudad podrá utilizar para analizar su situación y adaptar los compromisos a su contexto socioeconómico. “Ninguna ciudad tiene un punto de partida cero, pero no siempre lo sabe ni es consciente de ello y la idea es ir más allá y hacerlo mejor”, planteó Catherine Culler. Esa nueva forma de hacer cultura, afirmó, “no se limita ya solo a las grandes infraestructuras, sino que incluye también otros modelos participativos y más abiertos”.
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