La última cita de este año del programa La Obra Invitada presenta de forma excepcional un tríptico monumental del pintor Gustavo de Maeztu (Vitoria-Gasteiz, 1887-Lizarra-Estella, Navarra, 1947), que habitualmente puede ser contemplado en la sede de las Juntas Generales de Bizkaia en Gernika. Se trata de la convocatoria número 47de La Obra Invitada y la cuarta, y última, del año en que se cumple una década del patrocinio por Fundación Banco Santander de este programa, que pretende poner el acento en los valores artísticos de una sola obra. En este caso, el artista seleccionado es Gustavo de Maeztu, representado en la colección del museo por 9 óleos y 3 estampas.
Los tres paneles que forman el tríptico han sido, además, recientemente restaurados, por lo que esta convocatoria tiene el interés añadido de poder contemplar el colorido original que Maeztu, siempre audaz en este aspecto, dio a la obra. Ya desde el título –Tierra vasca, Lírica y Religión–, el autor reafirma el alto contenido simbólico del tríptico, que rememora un episodio histórico de especial dramatismo: la galerna conocida como la “Galerna del Sábado de Gloria”, que el 20 de abril de 1878 costó la vida a más de doscientos pescadores de la localidad vizcaína de Bermeo.
Hermano del escritor y periodista Ramiro de Maeztu y de la pedagoga feminista María de Maeztu, Gustavo nació en Vitoria pero se instaló muy joven en Bilbao, donde su familia se trasladó a la muerte de su padre. Aquí fue discípulo de los pintores Antonio María de Lecuona y Manuel Losada. En 1907 viajó a París, donde residió durante un año, asistió a clases en la célebre Academia Colarossi y conoció a los artistas vascos Durrio y Zuloaga, y al catalán Anglada-Camarasa, cuya obra le influyó poderosamente. También se interesó por la pintura de la escuela española, que conoció en sus visitas al Museo del Louvre. Las vanguardias coetáneas, por el contrario, apenas dejaron huella en su obra.
Participó en 1911 en la creación en Bilbao de la Asociación de Artistas Vascos en un momento de intensa actividad pictórica que compaginó con la escritura. A partir de 1919 viajó por diversas ciudades europeas. En la década de los años treinta se centró en la litografía y recibió importantes encargos pictóricos.
En 1937 la Guerra Civil le sorprendió en Estella y se instaló definitivamente en esa localidad navarra. Heredero de la visión noventayochista, su obra se caracteriza por un simbolismo tardío y un decorativismo basado en los ritmos sinuosos del dibujo y un vivo cromatismo. Las figuras de sus composiciones suelen formar bloques de carácter escultórico, mientras que el paisaje actúa como un fondo teatral.
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