INAUGURACIÓN VIERNES 23 DE NOVIEMBRE A LAS 19:30h
KEPA GARRAZA:
KEPA GARRAZA
El arte como economía de la atención
Hay una manera clara de trazar la diferencia entre la buena y la mala ficción: sólo la segunda miente. La mala ficción se limita a confundir arbitrariamente los hechos, sustituyendo la lealtad profunda del autor a su intención por un torpe afán de divertimento. La buena ficción, en cambio, es una forma de verdad antes que una fuente de engaño. Poco importa que altere los datos empíricos o queinvente de cero, porque sus contenidos alcanzan su propia certeza e informan de la realidad con mayor consistencia que la mera descripción.
Conviene ser consciente de esta diferencia para acercarse a la obra de Kepa Garraza que aquí se presenta. Su contenido es ficticio, desde luego. Kepa Garraza no conoció a Andy Warhol ni a Jean-Michel Basquiat. De hecho, no pudo fotografiarse junto a ellos con unos treinta años en 1983, como quiere una de las obras expuestas, porque había nacido apenas cuatro años antes en Berango, Vizcaya. Más aún, lo que vemos tampoco es una fotografía, sino una pintura que toma como base un montaje fotográfico. Kepa Garraza no es la estrella artística internacional que retrata esta serie, ni ha ocupado todavía las portadas de Vanity Fair o Artforum. Toda esta estrategia de ficción, sin embargo, se pone en funcionamiento con rigor y eficacia, logrando para sus contenidos una consistencia propia que desprende verdad. Puede parecer que Kepa Garraza seembarca aquí en un divertimento escapista a mayor gloria de su ego; en realidad informa de las condiciones de su trabajo con mayor crudeza y honestidad quequienes practican con orgullo el arte como confesión.
“Kepa Garraza, Debbie Harry. Nueva York, 1980”. 2010
Óleo/ lienzo. 60x81 cm.
Todas las piezas de la serie simulan ser bien instantáneas, bien portadas de revista. Esta imitación de un medio ajeno no es casual, desde luego. La presencia insidiosa (aunque simulada) del fotógrafo convierte cada imagen en una escenificación para la galería: tanto si los protagonistas parecen buscarla, como si no. Es fácil caer en la tentación de ver aquí un mensaje moralizante. La serie pretendería reflejar el carácter teatral, ilusorio, del mundo del arte en la actualidad. La documentación de la carrera del Kepa Garraza ficticio (de quien no vemos una sola obra) denunciaría que el éxito de un artista depende hoy de circunstancias ajenas a su trabajo y máspropias de la prensa rosa. Pero esta lectura ignora la ironía que Kepa Garraza suele añadir (sanamente) a sus propuestas. Más que empeñarse en una condenamoral del mundo del arte contemporáneo, la serie expone algunas de las tensiones inevitables a las que se encuentra sometido el trabajo de cualquier artista en la actualidad. Kepa Garraza no se retrata con Warhol o con Immendorff en sus estudios, viéndoles trabajar, sino en eventos públicos. Los artistas que aquí aparecen no son voces de una tradición pictórica que influyan en su obra, sino personajes favorecidos por el reconocimiento social que leapadrinan o compiten con él: agentes de una economía de la atención.
Antes de indignarse por la trivialización del arte que esto supondría, debe meditarse si esta situación no es algo obligado para el artista moderno. Los artistassiempre se han ocupado de concitar la atención del público por medios estéticos. El esfuerzo por lograr una voz inconfundible no ha sido sino un medio más al servicio de este propósito. Durante mucho tiempo, los artistasvendieron al mejor postor ese capital de atención, pero desde que el sistema de mecenazgo se derrumbara en el siglo XIX no les quedó otra opción que aprovecharlo para su promoción propia. Fue esta necesidad la que dio un ímpetu desconocido al esfuerzo por labrarse una voz inconfundible, lo que acabaríacausando la experimentación de las vanguardias. La competencia por la atención pública, desde luego, se malogra a largo plazo si no se ve acompañada de una voz propia y original, pero esta ni siquiera se buscaría de no estar subordinada a la primera. Hoy el artista puede protestar con indignación ante las trivialidades de la esfera mediática, pero se ve más necesitado que nunca de su favor. En vez de empeñarse en una condena hipócrita y maniquea del mundo del arte actual, Kepa Garraza saca a la luz esa economía de la atención, soterrada e inevitable, que lo anima. La serie encuentra así la manera de encarnar su propia verdad. Como toda buena ficción.
Jaime Cuenca
EXPOSICIÓN:
KEPA GARRAZA: KEPA GARRAZA
INAUGURACIÓN: VIERNES 23 DE NOVIEMBRE A LAS 19:30H.
DEL 23 DE NOVIEMBRE AL 10 DE ENERO
De Lunes a Viernes de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30
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